"Descanso" obra del pintor danes Wilhelm Hammershøi del año 1905 y con unas dimensiones de 46 x 49 cm. Actualmente se encuentra en Musée d'Orsay, en París _ Francia.
Hammershøi (Copenhague 1864-1916) es en sí mismo un reflejo de la historia de Dinamarca, cuyo predominio se vino abajo el mismo año en que nació el pintor: tras haber perdido Noruega 50 años antes, pierde también el territorio de Schleswig-Holstein cayendo en una depresión de carácter nacional que forjó la identidad de sus ciudadanos.
Comenzó a pintar siendo muy joven y pronto frecuentó ámbitos artísticos que, curiosamente, no influyeron en su obra. En el despertar del arte moderno, él no reaccionó ni al impresionismo ni a sus ecos en otros movimientos, y mantuvo un conservadurismo propio con cuadros intimistas y en ocasiones casi marcianos, en gamas de blancos y grises y con un dominio de la luz que pareció heredar el estadounidense Edward Hopper años más tarde.
"Hammershøi apenas habló o escribió sobre su arte. La mayoría de sus cartas han desaparecido, por lo que no sabemos lo que pensaba". Tan solo dio una entrevista a principios del siglo XX, cuyo redactor encabezó con una descripción de su taller: "Cuando uno entra en el taller de Hammershøi tiene la impresión de entrar en uno de sus cuadros".
Este único referente ha permitido la concepción de la muestra, en un ambiente frío y apagado donde solo los cuadros son protagonistas. Algunos dejan constancia de que la visión del danés era mucho más avanzada y particular que la de sus correligionarios Carl Horsøe o Peter Ilsted, amigos íntimos cuya forma de retratar espacios interiores vacíos con mujeres de espalda ha llevado a muchos a confundir sus técnicas y obras.
"Para conocer a Hammershøi, que nunca habló, hay que ir al lugar en el que nació. Fue educado en una familia burguesa y su madre reconoció enseguida su talento. A la edad de 7 u 8 años ya dibujaba y continuó las clases hasta llegar a las mejores academias de la ciudad".
Copenhague era para el norte de Europa el equivalente de París; todos los artistas de Noruega, Suecia, Finlandia o Alemania pasaron por la capital danesa, que permanecía al tanto de las mejores críticas literarias y artísticas.
"Interior con mujer de pie", "Interior, Strandgade 30" -la dirección de su casa- (1901) o "Interior con mujer colocando las flores" (1900) son algunos de sus más reconocidas pinturas expuestas en la muestra, cuya perturbadora contemplación podría hacer pensar a más de uno que el artista nunca salió de su casa.
"No es cierto, pero él encontró su propio lenguaje siendo muy muy joven y nunca lo abandonó. Como suele pasar en otros artistas, no hay evolución en su obra, los principios éticos de sus lienzos son los mismos a los que hizo con 18 años. Viajó mucho, vivió en Inglaterra, Francia o Italia, pero nunca cedió", cuenta.
Sus escasos desnudos, con cuerpos que parecen no tener vida, y sus paisajes, de los que solía eliminar cualquier elemento decorativo que molestara su vista, obviando los animales, casas o personas que pudieran encontrarse.
La prueba de su particular visión del mundo la reflejó su hermano, Svend Hammershøi, también pintor, que tras viajar junto a él a una zona campestre escribió a su familia: "Estamos en un bosque extraordinario, hay dólmenes y numerosos detalles pintorescos que estoy pintando, pero sé que Vilhelm lo borrará todo. Solo dejará los árboles"
Bibliografía : https://www.lavanguardia.com/
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