jueves, 25 de octubre de 2018

"Las doncellas de las flores" obra de Mariano Fortuny y Madrazo del año 1896 y con unas dimensiones de 123,5 x 127 cm. Actualmente se encuentra en Museo di Palazzo Fortuny en Venecia _ Italia.


Mariano Fortuny y Madrazo (1871–1949), pintor, grabador, fotógrafo, diseñador textil, diseñador de moda y escenógrafo. Fue comisario vitalicio de la Bienal de Venecia y académico de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Hijo del también pintor Mariano Fortuny Marsal, durante su niñez vivió en Roma y Venecia.


No cabe la menor duda de que la mas que singular capacidad artística de Mariano Fortuny   Madrazo se la debe a la genética, pues, su padre, como ya hemos indicado, fue Mariano Fortuny i Marsal, que falleció, prontamente, cuando nuestro protagonista tenía tan solo tres años; mas para Mariano Fortuny y Madrazo, su madre Cecilia de Madrazo también tenía en sus venas el arte, en letras mayúsculas, pues era miembro de una de las mas conocidas estirpes familiares de la escena artística española. 


La primera vez que sus cuadros fueron expuestos al público lo fue en Londres en 1894 y tres años mas tarde conoce en París a Henriette Negrín, con la que contraería matrimonio. Su obra sigue alcanzando gran éxito de público en las sucesivas exposiciones que tienen lugar en Paris (1899), Milán (1900) y Barcelona (1922).


Mariano Fortuny y Madrazo fue un hombre polifacético, cuyas obras están marcadas por un mas que delicado modernismo y un talante ecléctico. Su gusto por el diseño le llevó a colaborar en los vestuarios y en las escenografías del teatro Scala de Milán.


La obra artística de Mariano Fortnuy y Madrazo estuvo, durante un cierto tiempo, aparcada por la historia, mas fue gracias a la exposición que sobre su personalidad y obra tuvo lugar en Lyon, en 1980, su primera antológica, que viajó al Reino Unido, Nueva York y Chicago, cómo la categoría de su producción volvió a ocupar un primer plano.


Fortuny reflejó en sus obras el estilo del modernismo y su espíritu ecléctico. El palacio veneciano donde se asentó Mariano Fortuny y Madrazo a finales del siglo XIX venía a ser una suntuosa mezcla de atelier de pintor, taller de alquimista, biblioteca y almacén de objetos de arte y telas variadas. Un periodista de la época motejó sumariamente el recinto como la "casa del mago".


Las guerras mundiales supusieron serios varapalos económicos para el negocio de Fortuny, que llegó a ser boyante, y su incipiente red comercial. En los peores momentos se vio forzado a comercializar sus queridas pinturas de tempera, celosamente cocinadas durante años, aunque su popularidad en EEUU y la colaboración de Elsie McNeill al otro lado del Atlántico hicieron mucho por mantenerlo a flote.

Autorretrato en el Museo del Prado 

A lo largo de la historia han sido incontables las personalidades que no solo han destacado en una única disciplina artística, sino que han sido auténticos genios para los que el arte, en general, era toda una profesión, y que se manifestaba en distintos ámbitos. 


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Bibiliografía: https://purakastiga.blogspot.com
                     https://www.elmundo.es

lunes, 22 de octubre de 2018

La Galeria Sciarra en Roma _ Italia

La Galeria Sciarra, un pasaje cubierto en el pleno centro de Roma _ Italia, que da a dos calles en el interior del palacio Sciarra. La galeria presenta una gran decoración, sobre todo con las pinturas de Giuseppe Cellini que realizó entre los años 1885 y 1888.


Giuseppe Cellini, elabora en la fachada una técnica de pigmentos mezclados con cera púnica (se prepara hirviendo cera de abeja en agua de mar con nitrum (no está claro si se trata de bicarbonato o carbonato sódico, sosa o potasa) sucesivas veces. Se va recogiendo cada vez la parte que no se mezcla con agua y finalmente se seca al sol. De este modo se obtiene una cera más blanca y pura que los artistas de la época podían mezclar con el pigmento sin alterar su color). 


La decoración fue cualificada por un proyecto iconográfico del crítico literario Giulio Salvadori y se expresa con motivos modernistas, entre reminiscencias etruscas y romanas. El tema dominante es la celebración de la mujer en las funciones de ángel del hogar, como esposa y madre en la visión burguesa de la sociedad post-unitaria. 


A partir del año 1882, todo el complejo del siglo XVII situado entre via del Corso, via Minghetti y via delle Vergini fue objeto de una profunda reforma. Las obras, encargadas por el príncipe Maffeo Sciarra, fueron realizadas por Giulio De Angelis, el arquitecto romano más singular e inquieto de la época. 


A la galería, una estructura de hierro y cristal, se accede por pasos marcados por columnas de fundición. Es una de las pocas galerías peatonales de Roma, a pocos metros de la Fontana di Trevi. Forma parte de las obras urbanísticas creadas por la alta burguesía romana. 


La decoración hace referencia al estilo de la “Cronaca Bizantina”, revista cultural propiedad del príncipe Maffeo Sciarra. En la parte alta aparecen "La Púdica, La Sobria, La Fuerte, La Humilde, La Prudente y La Paciente; en el lado contrario, La Benigna, La Señora, La Amable, La Fiel y La Misericordiosa".



En la franja inferior: se puede observar por un lado, el cuidado del jardín, la conversación, la comida doméstica, el entretenimiento musical y la exhortación de la caridad; por otro lado, la conversación galante, el aseo y la boda. 


La galería tiene una cúpula central de vidrio con una estructura de hierro, material que se encuentra en ventanas, balcones, y barandas, obra de Cellini. 




Esta galería tiene un alma doble, por una parte acorde con el uso en su tiempo es un centro comercial con sus vitrinas y elementos de hierro, por otra parte, más nostálgica y clásica en su rico aparato decorativo y en sus formas arquitectónicas.

Un estilo armonioso inspirado en la naturaleza, con motivos animales y vegetales y a todos los objetos de la vida cotidiana. En un ambiente primaveral, y siempre haciendo uso de las líneas curvas y las formas elásticas, se representaban motivos florales, nervaduras forestales, zarcillos y molduras. 







jueves, 18 de octubre de 2018

Cesto con frutas, obra de Michelangelo Merisi da Caravaggio


Cesto con frutas, obra de Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610), hacia 1596 y con unas dimensiones de 46 cm × 64 cm. Actalmente se conserva actualmente en la Pinacoteca Ambrosiana de Milán _ Italia.


Este cesto de frutas se considera tradicionalmente la primera naturaleza muerta de la pintura occidental. La naturaleza muerta es un género que se inaugura a finales del siglo XVI y principios del XVII en las "botteghe" o talleres de pintura centroitalianos, lo que ha llevado a denominarla como "bodegón". 


Caravaggio fue uno de los primeros, si no el primero, en emplear este género para simbolizar alegorías cristianas o morales. Esta significación profunda en lo que aparenta ser un simple cesto con frutas de temporada se puede rastrear analizando las frutas y hojas que aparecen pintadas, por cierto, con extraordinaria maestría: manzanas, peras, higos, membrillos y uvas, todas ellas son frutas del final del verano, antes de que se detenga la vida con la llegada del invierno; son un símbolo de las fiestas de recolección y la dulzura obtenida tras el largo año de trabajo.


Además, el pintor combina con habilidad frutas lozanas, maduras, que se anuncian dulces como la miel, junto con otras frutas marchitas, llenas de manchas, que preludian la podredumbre y la muerte. Lo mismo ocurre con las hojas, entre las que encontramos verdes y acharoladas junto a otras arrugadas, amarillentas y llenas de agujeros de parásitos. El lienzo posee un fondo amarillo brillante, muy claro, lo cual sólo realiza su autor en los primeros años de su producción.


La "Caravaggiomanía" causó furor en las primeras décadas del siglo XVII cuandoacaudalados mecenas compitieron para comprar sus cuadros y otros artistas emularon o simplemente plagiaron su inconfundible estilo.


Sin embargo Caravaggio en su obra "Niño con un cesto de frutas", un cuadro de datado en 1593, que se exhibe en la Galería Borghese de Roma, muestra a un joven sosteniendo un cesto de frutas, en medio de un panorama tenebrista y desolado. El muchacho es sensual y con unos ojos negros vivos y penetrantes. Este cuadro fue alabado en su tiempo por su viveza y más tarde fue precursor de otros genios universales como Francisco de Zurbarán.

Baco enfermo, Se conserva en la Galería Borghese 
Pocos autores han gritado tan fuerte con los pinceles su propio conflicto personal. Aunque no haya dejado más que una cuarentena de pinturas, cada una de ellas revela una visión muy personal del arte, una lucha interior, un debate entre luz y oscuridad, y un espíritu innovador capaz de mezclar en una misma escena santidad divina y miseria humana. 

"Baco"en la Galería de los Uffizi de Florencia, Italia.
Hacia mediados de 1592, Caravaggio llegó por vez primera a la ciudad, “desnudo y extremadamente necesitado, sin una dirección fija, sin provisiones... y además corto de dinero”, cuentan sus biógrafos. Pronto encontró trabajo como “pintor de flores y frutos” en el taller de Giuseppe Cesari, artista de cámara del Papa Clemente VIII, pero dos años más tarde –cansado de no poder pintar rostros– abandonó el taller decidido a abrirse paso por su propia mano. 


En Los discípulos de Emaús, el cesto parece tambalearse en el borde del espacio pictórico, con riesgo de caerse fuera de la pintura avanzando hacia el espacio del espectador. En Los discípulos de Emaús este es un recurso dramático, parte de la manera en la que Caravaggio crea la tensión de la escena; aquí, trampantojo parece ser casi todo el propósito de la pintura, si eliminamos un posible elemento didáctico. 

Pero el elemento único que sin duda alguna atrajo a su propietario original, y aún capta la atención hoy en día, es el extraordinario realismo cuasi fotográfico de la observación que hay debajo del ilusionismo. Cesto con frutas puede compararse con otra obra del mismo artista: Bodegón con fruta (h. 1603), una pintura que John Spike identifica como «la fuente de todas las pinturas de bodegón romanas posteriores.


Junto con el éxito, se manifiesta ahora en el pintor el carácter violento y pendenciero que le provocaría la ruina. El Merisi se rodea de un grupo de amigos, del que se convierte en líder, que le envolverá en juergas, riñas y excesos en los ambientes más bajos de la Urbe romana. 
De estos años datan algunas denuncias –incluso de sus amigos– por ataques con bastonazos, difusión de sonetos injuriosos, insultos, ataques con espada, rotura de mobiliario y ventanas de diferentes tabernas, etcétera. Gracias a diferentes protectores, Caravaggio pudo siempre seguir con su actividad artística, aunque nada podían hacer por evitar que siguiera creciendo el número de sus enemigos. Un amigo suyo, Floris Claes van Dijk, también pintor, lo describía como “una persona trabajadora, pero a la vez orgullosa, terca y siempre dispuesta a participar en una discusión o a enfrascarse en una pelea. Es difícil llevarse bien con él”.



lunes, 15 de octubre de 2018

El Palacio Garth en Bundi _ india


Bundi es una ciudad en la región de Hadoti del estado de Rajasthan en el noroeste de India. Es de particular importancia arquitectónica por sus fuertes ornamentales, palacios y depósitos escalonados conocidos como Baoris. 


El palacio Garth es una impresionante mole de piedra que se levanta en lo alto de una montaña. Al entrar tenemos los jardines de esta zona del palacio. Con unas vistas panorámicas de la ciudad y se respira una tranquilidad solo alterada por los monos que habitan dentro del jardín.



La entrada al palacio Garth anuncia la espectacularidad del lugar, ya que una inmensa puerta de madera de unos 10 metros de altura está coronada en la parte superior por 2 dos elefantes que entrelazan sus trompas.




El punto culminante de este palacio son los hermosos murales que llevan a los espectadores de nuevo en el momento de la realeza Bundi. Los murales cubren las paredes del palacio casi por completo, sin embargo, todas estas áreas no están abiertas al público, salvo el Chitrashala. 



Para visitar otras zonas, un permiso especial debe ser obtenido de la Secretaría de la Maharaja de Bundi, iluminado con luces durante la noche, presenta una belleza resplandeciente para ser capturado por la cámara.

El interior del Chitrashala está adornado con frescos de pared refinados. Cada pintura viene en tonos azules, con una gran cantidad de detalles que evocan escenas de la vida en la corte en el siglo XVIII.



Las paredes de Chitrashala cobran vida con las hazañas de los reyes y reinas de Bundi. Junto con la familia real, también se puede ver al Señor Krishna tocando la flauta, divagando prados. Es famoso por sus cientos de murales en las paredes de sus habitaciones. En las miniaturas se pueden ver motivos típicos indios como elefantes, dioses y combates entre diferentes ejércitos.



La mayoría de las pinturas que se ven aquí se realizaron entre los años 1773 a 1821. Los artistas de Chitrashala, y de Bundi, tenían su propio estándar de representar la belleza femenina. Las mujeres son retratadas con pequeñas caras redondas, y las damas reales de chitrashala se muestran vistiendo un Jama transparente sobre pijamas.

Los colores utilizados son el azul, el verde, el turquesa sobre blanco con toques de amarillo y terracota, todos con una gran armonía. Los murales del Chitrashala tienen más de 200 años.


Destacado en la mayoría de las pinturas es un fondo que comprende paisajes exuberantes pintados en colores vibrantes. Estas composiciones, agrupadas con una variedad de árboles y enredaderas florales, estanques con flores de loto en primer plano, peces y aves, forman una característica distintiva del estilo Bundi.



Se dice que la tradición existente de crear miniaturas recibió un impulso en 1605 por la repentina llegada de tres maestros pintores de Chunar, cerca de Varanasi. Estos pintores fueron un regalo del emperador Akbar, a cambio de la obediencia de Bundi. 


Los pintores que anteriormente habían trabajado solo en manuscritos de hojas de palma cambiaron su forma de pintar por los frescos como los de Badal Mahal y Chitrashala. 



jueves, 11 de octubre de 2018

Josefa Manzanedo obra Raimundo de Madrazo y Garreta

Josefa Manzanedo e Intentas de Mitjans, II marquesa de Manzanedo, obra de Raimundo de Madrazo y Garreta, fue realizada en el año 1875 y con unas dimensiones de 227 x 127 cm. Actualmente se encuentra en Museo del Prado en Madrid _ España.


Raimundo de Madrazo y Garreta(Roma, 1841-Versalles, 1920), formado junto a su abuelo y su padre, los retratistas de Corte José y Federico de Madrazo, Raimundo de Madrazo y Carreta acudió a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde fue condiscípulo de Martín Rico, Rosales y Palmaroli, entre otros artistas. 


Tras afianzarse en París como retratista de la alta sociedad elegante y cosmopolita de su tiempo, Raimundo de Madrazo tendría especial éxito con sus retratos femeninos, conquistando primero una nutrida clientela entre las grandes damas que residían en la capital francesa, que ampliaría tras su primera estancia en América con las principales familias de Nueva York. Todavía en la década de los setenta, en que Raimundo empezaba a consolidar su prestigio entre los retratistas afamados establecidos en París, el pintor encontró principalmente sus comitentes entre distinguidos personajes de raíz española residentes en la capital, pertenecientes la mayoría de ellos a un círculo social erudito y de grandes fortunas, relacionados a su vez con los artistas españoles de mayor renombre internacional, en torno a la figura de Ramón de Errazu.


La dama posa en pie, en un interior, sin otro ornamento decorativo que la espléndida tela azul adamascada que cubre el muro que le sirve de fondo, ante el que destaca su elegante figura. Viste un espléndido traje de raso, de corpiño malva y falda blanca a listas, rematado por ricos encajes de blonda y rodeado por un gran fajín de terciopelo negro a modo de delantal que le cae por la espalda.

 De gesto amable y lánguidamente risueño, se coge las manos en el regazo, adornándose con unos sencillos pendientes de brillantes, un pequeño tocado de plumas en el cabello y dos rosas de té amarillas prendidas al escote para sujetar la manteleta de encaje que se recoge en las caderas.


Este deslumbrante retrato es, una de las obras cumbre de la producción de Raimundo de Madrazo, mostrando en él la esencia más depurada de sus excepcionales dotes para este género, heredadas y aprendidas de su padre, Federico de Madrazo, y refinadas en el gusto y la estética de la retratística francesa del Segundo Imperio.

A pesar de la aparente suntuosidad del retrato, el artista emplea una notable contención decorativa que le hace prescindir de cualquier ornamento de mobiliario o atrezo para concentrar exclusivamente la atención del espectador en la modelo. Así, por encima de la riqueza de su vestido y el rameado de la pared, Madrazo logra imponer con toda su intensidad la sensación de presencia vital de la dama, que se muestra en la simplicidad de su propia persona, con una naturalidad en su gesto y en su atuendo que permite intuir la cotidianidad mundana y elegante de la lujosa residencia parisina de esta aristócrata cubana para la que encargó este retrato.

La marquesa de Manzanedo,obra de Jean-Louis-Ernest Meissonier
en Museo del Prado 


La marquesa de Manzanedo, que posó para los pinceles de Raimundo de Madrazo en este espectacular retrato, sin duda una de las más exquisitas efigies femeninas de cuerpo entero pintadas por el artista en toda su vida. La dama había nacido en La Habana el 24 de mayo de 1835. Hija legitimada de Juan Manuel de Manzanedo y González (1803-1882), I marqués de Manzanedo y I duque de Santoña, y de Luisa Intentas Senra, casó el 27 de agosto de 1857 en la Iglesia de San Lorenzo de París con otro cubano, Francisco de Paula Mitjans y Colinó (1828-1904). Tras enviudar trasladó su residencia a Madrid, donde falleció el 1 de enero de 1925.





Bibliografía : Archivos del Museo del Prado