jueves, 16 de enero de 2025

El retrato de la Archiduquesa Isabel Clara Eugenia fue realizado por Jan Brueghel el Viejo (1568-1625) y con colaboración Peter Paul Rubens(1577-1640)

El retrato de la Archiduquesa Isabel Clara Eugenia fue realizado por Jan Brueghel el Viejo (1568-1625) y con colaboración Peter Paul Rubens (1577-1640) alrededor de 1615 y con unas dimensiones de 113 x 175 cm. Actualmente se encuentra en Museo del Prado ( No expuesto) en Madrid _ España.


Jan Brueghel el Viejo (1568-1625) fue un pintor flamenco conocido por sus detalladas obras que abarcan una amplia variedad de temas, incluyendo paisajes, naturalezas muertas, escenas religiosas y alegóricas. Era hijo de Pieter Brueghel el Viejo, otro famoso pintor flamenco, y hermano de Pieter Brueghel el Joven.



Jan Brueghel el Viejo era apodado “el Brueghel de Terciopelo” debido a su habilidad para crear texturas suaves y detalladas en sus pinturas. Colaboró con otros artistas famosos de su tiempo, como Peter Paul Rubens. Juntos, combinaron el talento de Brueghel para los paisajes y las naturalezas muertas con las figuras dramáticas y dinámicas de Rubens.




Este retrato muestra a la archiduquesa, hija del rey Felipe II de España, en una pose majestuosa y vestida con la moda de la época, destacando la habilidad de Rubens para capturar la personalidad y el estatus de sus retratados.


Es importante mencionar que Rubens colaboró estrechamente con Jan Brueghel el Viejo en varias obras, combinando sus talentos para crear composiciones que integran figuras humanas y paisajes detallados.



Mientras Rubens pintaba a la archiduquesa y otras figuras humanas, Brueghel añadía los fondos detallados de paisajes y naturaleza. Esta combinación de talentos no solo mostraba la habilidad artística de ambos, sino que también enriquecía el simbolismo de las pinturas, mezclando elementos humanos y divinos con la majestuosidad de la naturaleza.



Muchos de los retratos de Isabel Clara Eugenia fueron encargados para ser enviados a otras cortes europeas. Esto era una práctica común para reforzar alianzas políticas y matrimoniales. Los retratos servían como una “carta de presentación visual” de los monarcas y gobernantes, y era crucial que reflejaran el poder y la dignidad del sujeto retratado.




Rubens tenía una habilidad única para capturar no solo la apariencia física, sino también el carácter y la autoridad de sus sujetos. En el caso de Isabel Clara Eugenia, su representación no solo muestra a una figura noble, sino también a una mujer fuerte y piadosa, capaz de gobernar en tiempos de crisis. Esta percepción fue esencial para consolidar su imagen pública en los Países Bajos y más allá.



La Archiduquesa Isabel Clara Eugenia fue una figura importante en los Países Bajos españoles durante el siglo XVI, gobernó los Países Bajos junto con su esposo, el Archiduque Alberto de Austria.

En estas obras, la Archiduquesa es representada con un aire de serenidad y majestad, rodeada de un entorno natural minuciosamente detallado. El contraste entre la monumentalidad de las figuras de Rubens y la delicadeza de los paisajes de Brueghel es una característica destacada de su colaboración.











Bibliografía : El Poder del Arte



martes, 14 de enero de 2025

Sarah Bernhardt (1844-1923) en el papel de Juana de Arco, en el año 1890

Sarah Bernhardt (1844-1923) en el papel de Juana de Arco, en el año 1890. Aparte de su profesión de actriz, se interesó por la escultura y la pintura. Llegó a exponer varias veces en el Salón de París entre los años 1874 y 1896 y recibió premios y menciones honoríficas en ambas disciplinas. Escribió también tres libros: su autobiografía titulada Mi doble vida, Pequeño ídolo y El arte del teatro: voz, gesto, pronunciación.




El estilo de actuación de Bernhardt se basaba en la naturalidad. Detestaba profundamente las viejas normas del teatro francés, donde los actores declamaban histriónicamente y hacían gestos exagerados. Rompió con todo lo establecido, profundizando en la psicología de los personajes. Estudiaba cada gesto y cada entonación del texto que debía decir, buscando la perfección natural sin que se notara ningún tipo de artificio.



En 1879 realizó su primera salida de Francia, concretamente a Inglaterra, donde estuvo seis semanas haciendo dos representaciones diarias y obtuvo un éxito rotundo. Al llegar al país fue recibida espectacularmente, lo que indica que su fama había cruzado las fronteras de Francia. En esta primera visita conoció a un joven escritor llamado Oscar Wilde.


Sarah Bernhardt, fue inmortalizada en numerosos retratos por algunos de los artistas más destacados de su tiempo. Uno de sus retratistas más reconocidos fue Georges Clairin, quien pintó a Bernhardt en múltiples ocasiones, a menudo en poses exóticas y teatrales que reflejaban su personalidad dramática. Antonio de La Gándara y Jean-Paul Laurens también contribuyeron a su legado visual, con retratos que subrayaban su sofisticación y su estatus como una de las grandes figuras del teatro. A través de estas obras, Bernhardt no solo se consolidó como una de las actrices más famosas de su época, sino también como una musa para los artistas de finales del siglo XIX y principios del XX.





Fue inmortalizada también por  Alphonse Mucha, con su estilo característico del Art Nouveau, creó varios pósteres teatrales icónicos que capturaban la elegancia y el carisma de Bernhardt. Jules Bastien-Lepage, un pintor del realismo, también la retrató, destacando su presencia magnética en un famoso cuadro de 1879. Estas obras no solo celebraban su talento, sino que también ayudaron a construir su imagen como un ícono cultural.



El rodaje se estaba realizando en su casa, en el Boulevard Péreire, puesto que la actriz estaba ya muy delicada de salud. El 15 de marzo de 1923, tras rodar una escena, quedó totalmente agotada y se desmayó. Nunca se recuperó. Once días más tarde, el 23 de marzo, falleció en brazos de su hijo Maurice.

Su entierro fue multitudinario. Unos 150 000 franceses acudieron a despedirla. Fue inhumada en el cementerio parisino del Père-Lachaise.

A pesar de ser llamada «la divina Sarah» por su carácter excéntrico y caprichoso, Sarah Bernhardt trabajó en innumerables proyectos teatrales demostrando un carácter perseverante, una gran profesionalidad y dedicación a su arte.






Bibliografía : El Poder del Arte

domingo, 5 de enero de 2025

"El belén napolitano del Museo Salzillo"

EL Museo Salzillo es uno de los museos más emblemáticos de la Región de Murcia_ España. Creado en la primera mitad del siglo XX, más concretamente en 1941 por Orden Ministerial.
El belén napolitano fue reunido por los hermanos Emilio y Carmelo García de Castro y un dato curioso que  no fue esculpido por Francisco Salzillo, como podría pensarse por el nombre del museo. Este belén es una obra única atribuida principalmente al taller de Giuseppe Sanmartino y a otros artistas napolitanos del siglo XVIII. Giuseppe Sanmartino es uno de los escultores más destacados del estilo napolitano, conocido también por su famosa obra, el Cristo Velado en la Capilla Sansevero en Nápoles.






El belén cuenta con más de 400 figuras y representa con gran detalle escenas típicas de la vida cotidiana y religiosa del Nápoles de esa época. Estas piezas fueron adquiridas por el Conde de Floridablanca y posteriormente donadas al museo, donde se han convertido en una de sus principales atracciones.




El estilo napolitano de los belenes surgió en la ciudad de Nápoles durante el siglo XVIII, consolidándose como una tradición artística de gran riqueza y detalle. Este estilo combina la representación religiosa del nacimiento de Jesús con escenas de la vida cotidiana del Nápoles de la época, integrando elementos sagrados y profanos en un mismo conjunto. Las figuras se caracterizan por su realismo extremo y la atención minuciosa a los detalles, desde las expresiones faciales hasta los pliegues de las vestimetas.






Los escultores utilizaban cabezas y extremidades de terracota pintada, cuerpos de madera o alambre, y telas reales ricamente adornadas para las ropas. Las composiciones incluían no solo el pesebre, sino también paisajes arquitectónicos y escenas de mercado, posadas, y vida rural. El resultado era una representación teatral que reflejaba tanto la devoción religiosa como la vida vibrante y colorida de la sociedad napolitana. Este enfoque hacía de los belenes algo más que simples representaciones del Nacimiento: eran verdaderas narrativas visuales donde lo cotidiano y lo divino coexistían.





El desarrollo de este estilo fue posible gracias al trabajo conjunto de escultores, pintores, bordadores y arquitectos, así como al apoyo de la aristocracia y la iglesia. Durante el reinado de Carlos III de Borbón, los belenes napolitanos alcanzaron su apogeo, convirtiéndose en símbolos de estatus para la nobleza, quienes competían por tener las composiciones más elaboradas en sus palacios.

Artistas como Giuseppe Sanmartino, conocido también por su obra maestra el Cristo Velado, y Matteo Bottiglieri destacaron en la creación de estas figuras realistas, mientras que otros como Francesco Celebrano aportaron dinamismo y teatralidad a las escenas. La mezcla de materiales y técnicas, junto con la incorporación de elementos del entorno napolitano, dieron a estos belenes un carácter único. A día de hoy, el estilo napolitano sigue siendo un referente mundial en la tradición belenista, y su legado se mantiene vivo en talleres artesanales de Nápoles, que continúan reproduciendo la magia y el realismo de estas pequeñas obras de arte.



Bibliografía: El Poder del Arte




viernes, 13 de diciembre de 2024

Charles Joseph Grips (1825-1920)


Charles Joseph Grips (1825-1920) fue un pintor belga conocido por sus representaciones detalladas y realistas de interiores domésticos. Su obra se centra en escenas cotidianas de la vida burguesa del siglo XIX, con una especial atención a la calidez y la intimidad de los espacios hogareños. Sus composiciones reflejan una técnica meticulosa, donde cada elemento del entorno, desde los muebles hasta las telas, es recreado con un notable nivel de detalle. Grips pertenece a la tradición de los maestros flamencos y holandeses del siglo XVII, mostrando una habilidad excepcional para captar la luz, la atmósfera y el carácter de los espacios interiores, lo que lo convierte en un artista muy apreciado por coleccionistas y amantes del arte.





Uno de los elementos más característicos de sus pinturas es la inclusión de gatos, que aparecen frecuentemente en sus escenas. Estos animales domésticos no solo añaden calidez y vitalidad a sus composiciones, sino que también refuerzan el ambiente de tranquilidad y familiaridad que caracteriza su trabajo. Los gatos suelen estar representados descansando en alfombras, sillones o interactuando de manera sutil con los personajes, lo que añade un toque entrañable y accesible a sus obras. Esta elección temática también refleja el aprecio de las familias del siglo XIX por estos animales, subrayando la conexión emocional entre el espectador y las escenas que Grips representa.

 

El estilo de Grips recuerda al de Johannes Vermeer, el famoso maestro holandés del siglo XVII. Ambos artistas comparten un enfoque en la representación de interiores íntimos, donde la luz juega un papel fundamental para construir una atmósfera de serenidad. Como Vermeer, Grips destaca por su atención minuciosa a los detalles y su capacidad para captar la belleza de la vida cotidiana. Sin embargo, mientras Vermeer representaba escenas de la Holanda del siglo XVII, Grips adapta esa tradición a los gustos y sensibilidades de la burguesía del siglo XIX, modernizando el género con una visión más orientada a la comodidad y la domesticidad.



En las obras de Grips, los ambientes hogareños cobran vida a través de una composición cuidadosa y un uso magistral del color y la luz. Sus pinturas no solo documentan la estética de su época, sino que también invitan al espectador a adentrarse en un mundo de calma y orden, donde los detalles más simples de la vida cotidiana adquieren una importancia trascendental. Ya sea por la interacción entre los personajes, los animales o los objetos que llenan las habitaciones, Grips logra transmitir una sensación de armonía que lo vincula tanto con las tradiciones artísticas del pasado como con las sensibilidades modernas. Esto lo convierte en una figura única dentro del panorama artístico de su tiempo.


Charles Joseph Grips se enmarca dentro del realismo, un estilo artístico que busca representar la vida y el entorno tal como son, con atención al detalle y fidelidad visual. Su trabajo también muestra influencias de la pintura de género del siglo XVII, que floreció en los Países Bajos y Flandes. Este género se centraba en escenas domésticas y cotidianas, como las obras de artistas como Johannes Vermeer o Pieter de Hooch, a quienes Grips recuerda por sus composiciones íntimas y su tratamiento de la luz.



En el contexto del siglo XIX, Grips se alinea con el gusto burgués por las escenas tranquilas y ordenadas, lo que también lo conecta con la corriente del naturalismo doméstico, una vertiente del realismo que ponía énfasis en la vida privada y familiar. Aunque su estilo no era vanguardista ni rompía con las tradiciones, su atención meticulosa a los detalles y su habilidad para transmitir la atmósfera hogareña lo convierten en un representante destacado de esta sensibilidad artística.
Por tanto, aunque su obra no se aparta radicalmente de los cánones establecidos, sí refleja una mezcla de tradición y modernidad, lo que le otorga un lugar especial en la pintura de su tiempo. Su combinación de realismo, pintura de género y naturalismo lo convierte en un cronista visual de la vida burguesa del siglo XIX.










Bibliografía : El Poder del Arte