jueves, 12 de septiembre de 2013

La Cúpula de la catedral de Santa María de la

Flor



Es una de las obras maestras del arte gótico y del primer Renacimiento italiano. Símbolo de la riqueza y del poder de la capital toscana durante los siglos XIII y siglo XIV.

Destaca, de forma singular, la grandiosa cúpula de Brunelleschi, una estructura isostática de 100 metros de altura interior; 114,5 metros de altura exterior; 45,5 metros de diámetro exterior y 41 metros de luz (diámetro interior) con la particularidad de que esta cúpula, en sí misma, anula los empujes horizontales para no transmitir al tambor que la sustenta prácticamente más cargas que las verticales correspondientes a su propio peso.



Cúpula de la Catedral de Santa María de la Flor

El interior de la cúpula de la catedral florentina reserva nuevos motivos de admiración: el mayor fresco del mundo, una inmensa pintura de 1.096 metros cuadrados, comenzada por Giorgio Vasari (1511-1574), con escenas religiosas donde lo más visible a los fieles y visitantes son las alusiones truculentas y pavorosas al tormento y la muerte, elementos fundamentales a través de los siglos para imponer al pueblo la religión desde el miedo.



Detalle de la Cúpula




La cúpula tendrá un enorme éxito y será muy imitada durante el Renacimiento, dentro y fuera de Italia. Así, podemos considerar como consecuentes: Miguel Ángel se inspiró en ella para su cúpula del Vaticano. Posteriormente, tanto en Europa como en América, se realizarán otras cúpulas siguiendo el modelo de Brunelleschi como la cúpula de la catedral de San Pablo en Londres (siglo XVII) y la del Capitolio de Washington (comienzos del XIX). 

Detalle de la Cúpula

El Gran Duque de Toscana Cosme I de Médicieligió como tema el Juicio Universal, un tema muy recurrente durante la época de la Contrarreforma: este movimiento surgió como respuesta de la Iglesia Católica ante la reforma de Martín Lutero, y estipulaba claramente la forma y modo en que debían ser representadas todas las imágenes religiosas. Este hecho dejaba muy poca libertad creativa a los artistas, que se dedicaron sobre todo a perfeccionar su técnica. 



Detalle de la Cúpula

Las figuras se distribuyen en distintos anillos entre los que se distribuyen el mundo terrestre, los castigos del averno y la corte celestial en torno a la figura de Cristo en majestad. La parte superior, en la que se encuentran los 24 ancianos del Apocalipsis, fue realizada por Vasari, mientras que más abajo, los grupos de Cristo y la Virgen, las virtudes teologales, los dones del Espíritu Santo, los pecados y el infierno fueron obra de Zuccari y algún colaborador, como Cresti. Se trata de la mayor superficie pintada al fresco, con un área de 36.000 metros cuadrados.


miércoles, 4 de septiembre de 2013

El Studiolo de Gubbio

Federico da Montefeltro



Federico da Montefeltro, también conocido como Federico III da Montefeltro (7 de junio de 1422 – † 10 de septiembre de 1482), fue uno de los más exitosos condottieri del Renacimiento italiano, y Duque de Urbino desde 1444 hasta su muerte. En Urbino encargó la construcción de una gran biblioteca, quizá la mayor de Italia después de la del Vaticano, con su propio equipo de escribientes, y organizó alrededor de él una corte humanística en una de las grandes joyas arquitectónicas del renacimiento temprano, el Palacio ducal de Urbino, diseñado por el teórico y arquitecto Francesco di Giorgio Martini. Los dos, tanto el Conde Guidantonio, Señor de Urbino' 'Conde Federico da Montefeltro' como Francesca de Rimini estan nombrados en el Infierno de Dante.

Federico da Montefeltro y su hijo Guidobaldo, cuadro de Pedro Berruguete

Los Montefeltro y los Malastesta eran eternos adversarios, competían en armas y en prestigio, inteligencia, cultura y dinero, e inclusive en las mujeres con las que se casaban. 

Posiblemente estas hisitorias no serían recordadas hoy si no fuera porque esa competencia desencadenó la construcción de fuertes, palacios, mausoleos, iglesias y oficinas que debían decorarse con el máximo esplendor posible para superar al oponente. Ese fue el caso de los palacios de Urbino y de Gubbio, donde Federico de Montefeltro era Señor y Dueño. En los dos palacios hizo construir un pequeño estudio, separado de las áreas públicas pero muy cercano a sus cuartos privados, donde el conde podía leer, estudiar, meditar y tener reuniones políticas con importantísimos dignatarios. Federico quiso que sus Studioli tuvieran las paredes cubiertas con paneles en intarsia, siguiendo las más exquisitas tendencias en diseño y hechura; los motivos debían reflejar su filosofía y su religión. Toda la compleja imaginería estaba basada en el concepto filosófico del gobernante platónico, que Federico consideraba el fundamento de un buen gobierno. (Olga Raggio, Federico da Montefeltro's Palace at Gubbio and Its Studiolo, pag 79, 1999 ,The Metropolitan Museum of Art, NY)


Studiolo di Federico III da Montefeltro


Las técnicas, diseños y estilos en intarsia perspectiva que se usaron para componer los paneles sobre las paredes norteñas de la Sacristía de la Catedral de Florencia, fueron usadas más tarde en Urbino y Gubbio. Una de las paredes de la Sacristía Florentina fue producida en el taller de Giuliano da Maiano y su hermano Benedetto, quienes, bajo diseño del arquitecto Francesco Di Giorgio, parece que ejecutaron algunas partes de Urbino y, con seguridad, los paneles de Gubbio, entre los años 1480 y 1483. El Studiolo de Urbino –hoy un Monumento Nacional Italiano- está todavía en su sitio original, en exhibición en el Palacio Ducal convertido en museo. Pero el studiolo de Gubbio fue desmantelado y vendido en 1874 al Príncipe Filippo Massimo Lancellotti y enviado en tren a Roma, más tarde a Venecia y vendido en 1938 a Adolfo Loewi, quien milagrosamente pudo enviarlo desde Italia a USA antes de la 2da Guerra, arribando en Nueva York en abril de 1939. El Museo Metropolitano adquirió el famoso cuarto renacentista y lo mostrò hasta 1966, cuando pasò a restauración –varias veces pospuesta- finalmente terminada en 1996; desde entonces en exhibición hasta hoy. Bajo la dirección de Philippe de Montebello (Director del MMA hasta 2010) se realizò una de las màs completas, exhaustivas y serias investigaciones a fin de obtener el conocmiento completo de la historia del cuarto y del arte de la intarsia italiana renacentista, que fue concluida y publicada en ¨The Gubbio Studiolo and its Conservation, 1999, incluyendo referencias bibliográficas, mapas, fotografías e índices; constituye un must para consulta y estudio.



Detalle explicado a continuación

Cada detalle de los paneles exalta la importancia de tener vida intelectual. En este caso, un par de libros, harpa, candelero, campanilla, diapasón, parecen descansar en el estante detrás de las persianas entreabiertas. Todo es representado con rigurosa exactitud. 


Detalle explicado a continuación


Un lute invertido, divisores, reloj de arena, plomada y un juego de escuadras están -otra vez- descansando sobre un libro. Los extraordinarios detalles y la perspectiva no pasarían inadvertidos. El uso de tarsia a toppo para hacer la decoración del estante también es remarcable.


Detalle explicado a continuación


La jaula con un loro y semillas puede representar el amor de Federico por la naturaleza. Pero, en ese tiempo los loros eran raros y muy caros, solamente en posesión de papas, reyes, príncipes y comerciantes ricos que podían costearlos. Por eso, su inclusión parece màs una forma de mostrar la importancia de los Montefeltros.



Detalle explicado a continuación

El mazzochio se apoya en el banco del centro. Era una forma de madera para guardar el sombrero masculino de tela. Su uso como ejercicio de dibujo en perspectiva estaba de moda en los siglos XV y XVI.





El prólogo de Philippe de Montebello, por carencia de una síntesis mejor: “El trabajo de intarsia floreció en Italia desde 1330 hasta 1530. En el siglo catorce y principios del quince, extraordinarios trabajos de incrustación (inlays) figurativa se hicieron en Siena. Alrededor de 1435, sin embargo, Florencia emergiò como el centro del trabajo de intarsia. Inspirados por los arquitectos Alberti y Brunelleschi, los intarsiatori florentinos adoptaron la perspectiva linear en sus composiciones. Con esta innovación extraordinaria, los artesanos madereros del renacimiento ganaron reconocimiento igual al de los pintores. El estilo florentino, notable por el juego intrincado entre luces y sombras al servicio de la perspectiva, dominó la intarsia hasta el fin del siglo quince”.