lunes, 10 de octubre de 2016

El Palacio del Té, obra de Giulio Romano

El Palacio del Té es una villa suburbana construida en el siglo XVI por el artista italiano Giulio Pippi, más conocido con el sobrenombre de Giulio Romano (1499 – 1546). El Palacio del Té es un palacio en las afueras de Mantua _ Italia, obra maestra reconocida de Giulio Romano. Es un edificio de planta cuadrada, construido para Federico II Gonzalga marqués de Mantua, quien decidió, en 1524, construir una villa suburbana. El lugar elegido fueron los establos de la familia de Isola del Te, a las afueras de las murallas de Mantua.


Éste fue un afamado pintor, decorador y arquitecto que comenzó su carrera como aprendiz en el taller de Rafael de Sanzio; junto con el de Urbino, un jovencísimo Giulio Romano trabajó en la decoración o construcción de importantísimas obras.
A la muerte de su maestro el artista concluyó algunos de los encargos que aún le quedaron inconclusos a Rafael, gestándose así su propia corte de comitentes y clientela dentro de las esferas más poderosas de Roma. 


Su obra maestra de arquitectura y pintura de frescos se halla en un suburbio de aquella ciudad llamado Tè: es la residencia de verano de los duques de Mantua, el Palazzo Tè (1525-1534), con sus famosos frescos ilusionistas, como el conjunto llamado "El Olimpo" caracterizado por su estilo extravagante y pleno de énfasis.


El arquitecto romano diseñó para el Palacio del Té un espacio de planta cuadrada con dos pisos de altura, de ellos y al contrario de lo que se venía haciendo hasta ahora la planta noble es la inferior, quizás como una proyección de la villa hacia los jardines del exterior. 



En el interior el palacio se distribuye en torno a un patio, cortile, y en él se combinan los motivos arquitectónicos clasicistas –como el almohadillado rústico– con decoraciones pictóricas de yesos y spezzato, un motivo decorativo que combinaba las manchas de pintura con pedazos de escayola.


El Palazzo Te es una construcción articulada en torno a un patio central siendo una de sus principales características la armonía entre los diversos motivos clasicistas que la adornan (metopas, frisos, bandas lombardas, almohadillados, columbarios etc.).


La arquitectura en sí estuvo terminada en un plazo de dieciocho meses pero los trabajos de decoración fueron más dilatados en el tiempo. Cada espacio y elemento constructivo fue decorado con frescos, yesos o frescos; la obra se realizó siempre bajo la supervisión de Giulio Romano.


En la decoración de la villa se entremezclaban distintas escenas mitológicas con grutescos y formas naturales y geométricas. Especial atención merece el fresco de "La caída de los gigantes" realizado por el propio Giulio Romano.


Como la Villa Farnesia en Roma, la ubicación suburbana permitía una mezcla de arquitectura de palacio y de villa. Las cuatro fachadas exteriores tienen pilastras planas contra paredes de carácter rústico, las ventanas indican que la planta noble (piso principal de una gran residencia, usualmente construido en uno de los estilos de la arquitectura renacentista clásica) es la baja, con una planta secundaria por encima.


Pocas ventanas dan al patio interior, las paredes con columnas están decoradas por todos lados con hondos nichos y ventanas ciegas y las superficies intermedias están salpicadas con spezzato (escayola rota y con manchas) que da vida y profundidad a las superficies. 

Una vez que estuvo terminada la estructura del edificio, durante diez años un equipo de encayolistas, tallistas y fresquistas trabajaron hasta que ninguna superficie de las galerías y de los salones quedaron sin decorar.


Bajo la dirección de Giulio Romano trabajaron pintores decorativos locales como Benedetto Pagni y Rinaldo Mantovano. Estos frescos permanecen actualmente y son el rasgo más destacado del palacio. Los temas van desde los banquetes del Olimpo en la Sala di Psiche y los estilizados caballos en la Sala di Cavalli, a los más inusuales de todos, gigantes y grotescos causando el caos, furia y ruina alrededor de las paredes de la Sala dei Giganti.


jueves, 6 de octubre de 2016

El Retrato del mercader Gisze de Hans Holbein el Joven

El Retrato del mercader Gisze, obra de Hans Holbein el Joven. Fue realizada en el año 1532 y con unas dimensiones de 96 x 86. se encuentra actualmente en la Gemäldegalerie de Berlín _ Alemania.

Holbein alcanzó una gran fama gracias a sus retratos realistas de personas y grupos, el detallismo de la piel, el pelo, los ropajes y la ornamentación, así como el talento para representar con exactitud cada una de las diferentes texturas, que no disminuían ni iban en detrimento de las características esenciales y de dignidad de sus retratados. Tal fue el realismo de su obra que su influencia sobrepasó los límites de la pintura.


El arte de Holbein fue apreciado desde el principio de su carrera. Holbein también ha sido descrito como un gran "fuera de serie" de la historia del arte, puesto que no fundó ninguna escuela. Holbein es reconocido entre los grandes maestros retratistas. El arte de Holbein ha veces se ha llamado realista, puesto que dibujó y pintó con excepcional precisión.


Sus retratos eran famosos en su época por el parecido que lograba; y ahora "se ven" a grandes figuras de la época. Holbein nunca quedaba satisfecho, sin embargo, con la apariencia externa. Incrustaba capas de simbolismo, alusiones y paradojas en su arte. Su retratística "permanece insuperada por la seguridad y la economía de medios, penetración en el personaje y un combinación de riqueza y pureza de estilo".

El cristal represtan, la fragilidad de la vida 
La persona retratada es el mercader alemán Georg Gisze (1497-1562), uno de los Giese, familia oriunda de Colonia que se trasladó en 1497 a Danzig (Gdansk). Pertenecía a la Liga hanseática. Desde el año 1522 trabajaba en el Stalhof, puesto de la Liga en Londres.


El comerciante, Georg Gisze se muestra entre la parafernalia de su comercio: dinero, pluma, sello, tintero, balanzas, cajas, tijeras, llaves. Sobre una mesa cubierta con un paño - alfombra representa un jarrón de claveles, simbolizando quizás sus esponsales ( Gisze casado con Christine Krüger en Danzig en 1535 ). Hay en este cuadro la monumentalidad del colorido italiano con el realismo en los detalles de la escuela flamenca


Los objetos forman un auténtico bodegón, inspirado por la pintura alemana del siglo XV y la holandesa (Jan van Eyck o Hugo van der Goes) aunque sin su cálida luminosidad. la tabla, como se muestra en la parte inferior derecha de la pintura, donde hay objetos que sobresalen su borde, no es rectangular. Ciertos objetos sobre la mesa no están pintados planos a la superficie, y el vaso y la lata de dinero están colocados precariamente.


También puede leerse la carta que tiene en la mano: «engelant the Erszamen/Jorgen gisze ton lunden/in mynem/broder tons handen». La pintura tiene una composición muy estudiada, con la mesa oblicua al espacio y la figura ligeramente vuelta al interior del cuadro, donde se amontonan una serie de objetos de manera aparentemente al azar.

El reloj representa el paso de tiempo

Las balanzas inestables cuelgan del estante; y junto a él es el lema del Gisze inscrito: "Nulla sine merore voluptas" (no hay placer sin lamento), lo que implica una conexión simbólica con los valores morales. "El mundo aparentemente espléndido del comerciante rico Gisze es así de ninguna manera sólido y estable como parece a simple vista" 


Se aprecia una soltura en el dibujo y una riqueza cromática características de las obras de los maestros del norte de Italia. La escasez de encargos le obligó a intentar otra incursión en Inglaterra. En 1532 volvió a instalarse en Londres, donde finalmente consiguió cimentar su carrera como maestro retratista.
En sus últimos años, Holbein trabajó tanto en Basilea como en Londres. En una de sus estancias en Londres pintó el Retrato del mercader Gisze protagonizado por el mercader alemán Georg Gisze.



lunes, 3 de octubre de 2016

La gruta de Shell en condado de Kent

En los alrededores de la localidad de Margate, en el condado de Kent _ Inglaterra, se encuentra una misteriosa cueva decorada con más de 4 millones de conchas marinas. Su nombre es The Shell Grotto y es una atracción turística envuelta de enigmas.


A ciencia cierta, nadie sabe cuántos años atrás se remonta la fundación de esta misteriosa gruta. Poco más se sabe acerca de su autor y absolutamente nada del motivo, lo que añade a esta cueva ese bello aura que rodea lo desconocido y que nos invita a teorizar e imaginar historias acerca de ella. La gruta se encuentra debajo de casas con jardines en no más de dos metros de profundidad. Cuevas o de gruta puede ser formado artificialmente o naturalmente. En formación natural, piedra caliza (calcita) resuelve en agua carbonatada.



Fue descubierta hace más de 180 años en este localidad inglesa. El autor de tal descubrimiento fue un vecino de la localidad, quien en plena construcción de un estanque de patos clavó su pala en la tierra y contempló atónito como la arena se la tragaba. Días después y lámpara en mano, se dispuso a bajar. Lo que encontró es todo un tesoro bajo la arena. Una gruta cubierta por más de cuatro millones y medio de conchas formando poliédricos dibujos y lienzos que convertían aquel subterráneo en todo un mágico templo de cuento.


Sofisticados mosaicos compuestos por mejillones, berberechos o conchas de ostras constituyen todo lo que podemos encontrar en este espacio subterráneo de más de 600 metros cuadrados.

Los pasillos oscuros fueron iluminados por lámparas de gas. La gruta es de propiedad privada pero está en la lista de edificios de interés histórico o arquitectónico por English Heritage.


La incapacidad de explicar su nacimiento o motivo de creación da lugar a mil y una teorías en las que ni siquiera coinciden el año de su construcción. Algunos expertos apuntan a la época de los fenicios, motivados por la similitud entre los diseños de las paredes.



Otras teorías algo más disparatadas hablan incluso de sectas paganas que establecieron en Shell Grotto su lugar de reunión o de historias de contrabandistas, que rápidamente son descartadas por carecer de sentido ¿qué contrabandista escondería su botín en un lugar a kilómetros de distancia de la costa y dedicaría meses a decorarlo de esta manera?


Un último estudio en 2006 basado en la proyección de la luz solar en el interior de este antiguo descubrimiento apuntan que la gruta fue levantada (o enterrada) por los Caballeros Templarios en el siglo XII, toda una teoría que añade ese toque de literatura fantástica.



Y es que aunque su datación con Carbono14 esclarecería algo más la fecha de construcción, el coste asociado a esta y, por qué no, la evaporación de la magia que rodea este rincón, ha dilatado hasta el momento su realización. La inversión en conocer su fecha de origen no es una prioridad para sus dueños, que luchan actualmente contra el vandalismo y el deterioro propio de un lugar así. Después de todo, podremos conocer la fecha, pero probablemente nunca conozcamos el quién y el por qué.


Este corredor mide 2,5 metros de altura y más de 1 metro de ancho y sale en dos túneles que conducen a la rotonda. Donde los dos túneles se unen para estar juntos hay una cúpula de un metro de diámetro, que contiene una apertura hacia el exterior de 40 centímetros. Este es el agujero original en la que James Newlove dejó caer su pala. Desde la cúpula, un sinuoso pasillo conduce a la sala del altar. Inmediatamente al entrar verás el altar.


El muro oriental y el techo fueron severamente dañados en 1940 durante un bombardeo. Las paredes de la gruta se dividen en sectores y cada uno tiene un tema específico. Muchos de los diseños se pueden interpretar de varias maneras. A veces, el diseño es una reminiscencia de diseños indios o egipcios. Con un poco de imaginación puede crear una tortuga, un cocodrilo, árboles, flores, dioses, diosas, un sol, luna, árbol de la vida, trompetas o una estrella de tres puntas. Sin embargo, no encontrará símbolos refiriéndose al cristianismo.