viernes, 5 de julio de 2019

"La dama de blanco" obra de Marie Bracquemond

"La dama de blanco" obra de Marie Bracquemond (1840-1916), del año 1885 y con unas dimensiones de 180,5 x 105 cm. Actualmente se encuentra en Museo de Orsay en París _Francia.



Considerada por el crítico de arte Gustave Geffroy, como una de los tres grandes damas del Impresionismo, Marie Bracquemond cuyo verdadero nombre era Marie Anne Caroline Quivoron, estuvo relegada durante largo tiempo a la sombra de su marido, el también pintor Félix Bracquemond. En sus obras, la artista se centra principalmente en escenas domésticas con un estilo sencillo y espontáneo, que no carece de encanto. Expuso por primera vez en el Salón de París de 1859 y desde entonces comienza a tener un merecido reconocimiento, participando en otras tres exposiciones de los impresionistas, la cuarta, la quinta y la octava.


Nació Argenton-en-Landunvez, una pequeña localidad francesa cercana a Brest. De niña vivió una existencia nómada, en la que su familia se desplazaba una y otra vez al ritmo de los cambios de destino laboral de su padrastro, pero eso no evitó que en 1849 comenzara a recibir clases de pintura junto con su hermana. 


Pronto demostró suficiente talento como para que, en 1857, un retrato en el que tomó como modelos a su madre, a su hermana y a su profesor fuera aceptado en el Salón de París, la gran exposición organizada por la Academia de Bellas Artes que marcaba las tendencias y los nombres que verdaderamente importaban en el mundo artístico.


Allí, la obra de Marie llamó la atención del pintor Ingres, quien la tomó como discípula. Pronto se convirtió en una de las alumnas más destacadas del famoso artista, quien le consiguió un empleo para hacer copias de las obras maestras del Museo del Louvre. Fue precisamente en una de esas sesiones cuando el pintor y autor de aguafuertes Félix Bracquemond la descubrió. El enamoramiento fue inmediato; en 1869 se casaron, y un año después la pareja tuvo a su primer y único hijo, Pierre.



Bracquemond admiraba el talento de su esposa. En un principio, la apoyó para que perseverara, e incluso la introdujo en el círculo de sus amistades artísticas, que incluían al núcleo duro de los pintores impresionistas, no era nada habitual, ni era bien visto, que una mujer pintara al aire libre. 

Sin embargo, algo se rompió. Probablemente la admiración de Félix hacia la obra de su mujer derivase en envidia, pues su propia carrera artística estaba en ascenso y consideraba que el éxito de ella le restaba brillo. Sea como fuere, comenzó a ser tremendamente crítico con ella, y las discusiones se convirtieron en algo cada vez más frecuente. 

Finalmente, en aras a la paz familiar, y dado que al salirse del circuito artístico ya prácticamente nadie la tenía en cuenta, en 1890 optó por una solución drástica: dejó de lado definitivamente los pinceles. Ya sólo haría algunas escasas obras, nunca exhibidas públicamente, hasta su muerte en 1916.


Sólo el testimonio posterior de Pierre, el hijo de Marie y Félix, pervivió para recordar el talento desperdiciado de su madre, y cómo su carrera había sido cercenada por su marido. Hoy, apenas es posible encontrar cuadros de ella en las colecciones públicas, lo que dificulta su reconocimiento y su inserción en el panteón oficial del impresionismo. Las obras mayoritariamente repartidas por colecciones privadas permiten apreciar el camino sesgado que la habría reivindicado como una integrante más de la nómina reconocida.


Bibliografía : https://www.elespanol.com/

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