Este sitio emplea cookies de Google para prestar sus servicios y para personalizar anuncios. Si utilizas este sitio web, se sobreentiende que aceptas el uso de cookies. Entendido Más información

jueves, 29 de octubre de 2015

Charlotte du Val d’Ognes





"Charlotte du Val d’Ognes", obra de Marie-Denise Villers (1774–1821) de 1801, con unas dimensiones de 161.3 × 128.6 cm en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York _ Estados Unidos.

Aunque en un principio esta obra fue atribuida a Jacques-Louis David, más tarde se constató por el Charles Sterling (un hito en el campo de los pintores de historia del arte) que su autora era Marie-Denise Villers. Se cree que podría tratarse de un autorretrato de la artista.

Charles Sterling busca en el catálogo del Salón de París, y nota que allí expuso una desconocida discipula de David llamada Constance Marie Charpentier. Sigue indagando y descubre un recorte de prensa de la época en donde se describe que un cuadro con “una joven mujer completamente en sombras” le valió a Charpentier una medalla de oro en la exposición. Y es por ello que concluye, sin lugar a dudas, que la obra no pertenece a David, sino a su discípula.




La pintura Madame Charlotte du Val d’Ognes posee una técnica inigualable. La escena interior, y la luz de la ventana, en combinación con los pliegues del vestido crean una atmosfera relajada y pura. Charlotte posee un nivel de detalles que sólo pueden ser producto de la escuela de David; y son éstos mismos los que contrastan con lo plano y monótono del muro de fondo y nos dan una obra soberbia.





Destaca la utilización de la luz que entra por la ventana y que “baña” su vaporoso vestido blanco, que contrasta con el paño rojo sobre el que está sentada la artista.

A través de la ventana rota vemos un edificio bajo un cielo neutro y una pareja de enamorados cortejándose en el borde de un puente. Algunos autores han querido ver en este cristal roto una alegoría de la fragilidad del amor.

Marie-Denise Villers ha omitido cualquier referencia decorativa y espacial interior que pueda desviar la mirada del espectador hacia cualquier otro lugar que no sea la muchacha, especialmente sus grandes ojos penetrantes y tristes.

Para algunos estudiosos este vacío sirve para expresar las ideas de la pintora sobre el papel social de la mujer, que para ella debía de estar alejado del sometimiento a los hombres -representado en la escena del cortejo tras la ventana- y ser las dueñas de su propio destino haciendo y experimentando cosas por su propia cuenta, como por ejemplo pintar, que es lo que está haciendo la artista en ese momento.





No hay comentarios:

Publicar un comentario