viernes, 20 de mayo de 2022

Henri Rousseau



Henri Julien Félix Rousseau en su estudio en Montparnasse en el año 1904 pintando la boda. Actualmente el lienzo se encuentra el lienzo en Musée de l’Orangerie, París.

Seis años después de esta obra, el día 2 de septiembre de 1910 moría en París Rousseau. Este pintor, famoso por sus paisajes oníricos, escapa a cualquier catalogación. Aunque en sus cuadros pintó paisajes exóticos con animales salvajes, apenas viajó fuera de Francia. Artista autodidacta, su trabajo destaca por el dominio de la composición de las escenas y el color, dotando a su pintura de una gran fuerza expresiva.


Rousseau empezó a pintar muy tarde, cuando tenía cuarenta años, y con casi cincuenta abandona su trabajo en la Administración para dedicarse de lleno a la pintura. Alterna sus dos pasiones, por el día la pintura y por las noches la música de violín.



Murió con sesenta y seis años, así que su vida como pintor fue muy corta pero intensa. A pesar de ser un personaje muy popular y una figura de referencia para los grandes protagonistas de la vanguardia histórica, intelectuales como Apollinaire y Jarry, los grandes coleccionistas como Wilhelm Uhde y Paul Guillaume y artistas como Cézanne, Gauguin, Redon Seurat, Morandi en Carra, Kandinsky o Picasso a su entierro solo acudieron siete personas entre las que se dice que estaban Paul Signac, Robert Delaunay y posiblemente dos de sus nueve hijos (los otros siete habían fallecido prematuramente).



Henri Rousseau nació el 21 de mayo de 1844 en Laval (Francia) en el seno de una familia humilde. Antes de dedicarse a la pintura ejerció varios oficios, desde pasante en un despacho de abogados en la ciudad de Angers(de donde fue despedido por robo), soldado de infantería durante cuatro años y, ya establecido en París, como empleado de la Oficina de Recaudación de Arbitrios de donde le viene el sobrenombre del Aduanero, un apodo que le puso el poeta y dramaturgo Alfred Jarry.




Famoso por sus paisajes oníricos y por sus bosques encantadores, su pintura es muy difícil de clasificar, siempre escapa a cualquier catalogación o etiqueta. Aunque admiraba las obras de Bouguereau y Gérôme, detestaba la pintura de su contemporáneo Matisse y decía que le encantaría algún día poder terminar las pinturas de Cézanne, los cuadros del Aduanero “no encajan con ninguno de estos vectores estilísticos.


Apenas viajó y, sin embargo, en sus obras reprodujo paisajes selváticos y exóticos que no había visto nunca al natural, pero que olió y sintió en el Jardin des Plantesde París. Para los animales salvajes tomaba apuntes en el zoológico o copiaba de álbunes infantiles como en el caso del felino de El sueño, como reconoció el propio Rousseau.



Bibliografía : https://www.descubrirelarte.es

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