jueves, 2 de julio de 2020

Eduardo Zamacois y Zabala

Bufones jugando al Cochonnet obra de Eduardo Zamacois y Zabala del año 1868 y con unas de dimensiones de 46 x 35.6 cm. Actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Bilbao _ Eapaña



Eduardo Zamacois (1841–1871), fue formado inicialmente en su Bilbao natal, en 1855 se instaló con su familia en Madrid, donde completó sus estudios artísticos en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1860 se trasladó a París, que por entonces era el centro artístico más importante de Europa. Allí estudió con el conocido pintor de género Ernest Messonier, de quien acabaría siendo amigo y ocasional marchante.

En París pudo relacionarse con algunos de los más importantes pintores, escritores e intelectuales de su tiempo, como los pintores Alexander Cabanel, Jean-Léon Gérôme, Léon Bonnat o el escritor Alejandro Dumas hijo, y convertirse en un destacado representante de la nutrida colonia de artistas españoles.




El padre del artista, de origen francés y extracción humilde, había trabajado de marraguero -fabricante de colchones- en Atxuri. Ejerció de profesor en un piso de la calle Jardines, donde vivía la familia, y fundó el Colegio de Humanidades de Bizkaia, en el que cursaban sus estudios unos ochenta alumnos. El pintor se crió dentro de una familia que apostaba muy fuerte por la cultura. Tanto es así que la familia se fue a vivir a Madrid cuando su hermana Elsa empezó a despuntar como cantante lírica.


El traslado posibilitó que Zamacois se matriculase en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Compaginaba las clases con sus prácticas de copista en el Prado, donde desarrolló un gusto muy próximo al de los clásicos flamencos.


Enseguida comenzó a triunfar en los salones oficiales, organizados por la Academia francesa, y este éxito le llevó a fichar en 1866 por el marchante que mejor meneaba el negocio, Adolphe Goupil, que también representaba a Fortuny y al propio Meissonier.


El autor del libro Javier Novo presenta al pintor bilbaíno como un exponente de los gustos de su tiempo. «Le gustaba pintar bufones. Pero es que el ‘Rigoletto’ de Verdi era un bufón de la corte del ducado de Mantua, que se basa en ‘El rey se divierte’ de Victor Hugo». 


Su arte se desarrolló en la pintura de género, en un estilo preciosista, y en general, de pequeño formato. Al recoger en sus pequeñas obras escenas cotidianas de tiempos pasados, a menudo presentadas en clave de humor, consiguió distanciarse de la pintura de historia que rememoraba grandes acontecimientos. La admiración y curiosidad internacional que despertaron sus obras a mediados del siglo XIX, se debió fundamentalmente a la mezcla entre lo novedoso de sus temas y al refinamiento de su factura, que le hicieron sobresalir entre los numerosos pintores de género de la época.


Murió a los 29 años, a causa de una angina de pecho. A los meses del fallecimiento toda su obra estaba comercializada. Pero hacia 1915, cuando las vanguardias barrían todo lo que se les ponía por delante, muy pocos se acordaban de él.


Actualmente, y a falta de una catalogación completa de su obra, se estima que el corpus artístico de Zamacois se reduce a un centenar de piezas, entre obras de pequeño formato sobre tabla y acuarelas.




Bibliografía : https://www.museobilbao.com
                     https://www.elcorreo.com

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