jueves, 26 de noviembre de 2015

"Cristo en el Huerto de los Olivos", obra de Paul Gauguin


"Cristo en el Huerto de los Olivos", de 1889, obra de Paul Gauguin. con unas dimensiones de 28,5 x 36 cm en Norton Museum of Art, ubicado en West Palm Beach, Florida _ Estados Unidos 

Esta excepcional obra fue pintada en las últimas semanas de 1889, como consecuencia de dos meses de desastrosa relacion entre Gauguin y Vincent van Gogh en el sur de Francia. Van Gogh y Gauguin habían sido protagonistas de un breve y tumultuoso intento de realizar una especie de hermandad artística en Arles, en el sur de Francia. Un intento dramáticamente naufragado después de apenas 63 días, cuando, tras el enésimo y furioso enfrentamiento, el artista holandés se autolesionó, cortándose con una navaja de afeitar el lóbulo de la oreja izquierda. Era el 22 de diciembre de 1888: Gauguin volvió inmediatamente a París, Van Gogh, hospitalizado, acabó después de algunos meses de peregrinación en una casa de reposo a 25 km de Arles, en Saint-Rémy en Provence_ Francia.





En correspondencia escrita a Van Gogh, Gauguin se refirió a esta pintura como "Cristo en el Huerto de los Olivos", por lo que se refería al jardín identificado como Getsemaní, (prensa de aceite") que fue el jardín donde, según el Nuevo Testamento, Jesús oró la última noche antes de ser arrestado. Se encuentra al pie del Monte de los Olivos, y ahora dentro de la ciudad de Jerusalén.

Gauguin se representa a sí mismo como Jesucristo, abandonado por sus discípulos. Los rasgos faciales son los de Gauguin mientras que la señal del pelo rojo anaranjado de Van Gogh, evoca así la tragedia de su fracaso para forjar una alianza a su experiencia compartida de rechazo por parte de los críticos, marchantes y coleccionistas de arte moderno.




Esto no le había gustado para nada a Theo Van Gogh, hombre muy pragmático, marchante de arte de ambos artistas, quien, en una carta resentida a Gauguin, definió Bretaña como «una tierra demasiado de convento». Es decir, donde era fácil caer en lo místico, a lo que, por lo demás, los nuevos amigos de Gauguin se sentían especialmente llamados. El joven marchante de arte había acertado: en efecto, a finales de agosto del 89 recibió de Bretaña un nuevo grupo de telas, dos de las cuales confirmaban plenamente sus previsiones. Gauguin había pintado una Piedad y una Crucifixión, tituladas, respectivamente, El Cristo verde y El Cristo amarillo. La primera obra estaba inspirada en un Calvario bretón, la segunda en un Crucifijo policromo conservado en la iglesia de Trémole, cerca de Pont Aven. 

Vincent Van Gogh en una carta a su hermano Teo decía: «Este mes he trabajado entre los olivos, porque Gauguin y Bernard me han enfadado con sus Cristos en el huerto de los olivos, donde no había nada verdadero. Que quede claro, yo no pretendo hacer nada sacado de la Biblia; incluso les he escrito a Bernard y también a Gauguin que yo creía que nuestro deber era pensar y no soñar». «En el arte, lo verdadero es lo que un individuo siente en su estado de ánimo», le replicó en una carta del 1 de diciembre Gauguin. «Quien lo desee y sea capaz, puede soñar. Permitamos que quien lo quiere y pueda se abandone a sus propios sueños»




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