La iglesia de San Jorge de Ledantes (Vega de Liébana), Santander, Cantabria _ España. Es de origen tardomedieval. Propiedad de los duques del Infantado, fue reedificada en su práctica totalidad en el siglo XVI, de modo que del edificio original tan sólo se conservan restos de muros, los accesos y los canecillos de la cabecera.
La relevancia de este templo viene dada por la existencia en su interior de unas pinturas murales de época renacentista que, al igual que en otras parroquias del interior de Cantabria (Escobedo de Camargo, Rubayo y Ojébar), imitan retablos pintados en el muro del presbiterio. Su descubrimiento puso de manifiesto que entre los siglos XII y XVI la pintura mural alcanzó un importante desarrollo en Cantabria hasta su paulatina desaparición a raíz de la aparición de los talleres retablistas. A la proliferación de retablos se unió la costumbre existente desde el siglo XVI de encalar los muros internos de las iglesias, ocultando las pinturas que otrora adornaba el muro frontal del presbiterio.
A la luz de esta inscripción parece evidente que la construcción del presbiterio se concluyó en 1553 y que años después, en 1568, se realizaron las pinturas, ejecutadas con la técnica del fresco seco. El hecho de que se cite el nombre del mayordomo de la iglesia y no del pintor pone en evidencia la escasa importancia que se daba a esos artistas en región en ese momento, a diferencia de lo que ocurría en otros puntos del país donde el Renacimiento tuvo mayor arraigo.
Entre ambas pilastras se desarrolla la lucha entre San Jorge y el dragón en presencia de la princesa, inspirada en la Leyenda Áurea que escribió Lacopo de la Vorágine en el siglo XIII. Se trata de la escena más importante de este conjunto.
En el año 2018 han salido a la luz pinturas hasta ahora desconocidas en la bóveda, además de descubrir un pequeño altar anterior al siglo XVI, en el cual se localizó un ara, así como varias supuestas reliquias, una vasija, o un relicario de madera con tejidos en su interior.
La doble policromía detectada nos hace pensar que estas nuevas muestras artísticas de la bóveda podrían ser del siglo XVI y las que las tapan se datarían en el XVIII, al igual que ocurre con las pinturas existentes en la capilla lateral de los Álvarez y Bedoya. Como en otras muchas iglesias, en Ledantes las pinturas cubrían todas las paredes, pero se perdieron muchas de ellas al sacar la piedra, aunque se han podido conservar las zonas donde había retablos o en las bóvedas.
Respecto a los trabajos que fue llevado a cabo en la iglesia, la restauradora Lydia Quevedo, ha indicado que «la última fase realizada ha consistido en sanear la pared y colocar los tubos de la iluminación, así como limpiar y recuperar las pinturas que se encuentran en la bóveda del techo de altar.
Todas las imágenes han sido previamente perfiladas con color negro y posteriormente modeladas con capas de policromía, al tiempo que las líneas principales se repasan con negro o blanco. Se aprecia una búsqueda del modelado en las figuras, si bien sus rostros carecen de expresión. Visten amplios ropajes de movidos pliegues en tonos azules, grises azulados, ocres, rojos, verdes, blancos y negros. En los fondos se advierte una búsqueda de la consecución de la perspectiva lineal renacentista. Asimismo, la profundidad se logra con una tenue perspectiva aérea, difuminando los tonos hacia el fondo y abriendo un fuerte foco de luz en el horizonte.
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