Esta cocina valenciana perteneció a una casa-palacio de Valencia de finales del siglo XVIII y fue elaborada en alguna de las fábricas de azulejos de la ciudad. Está instalada en la ultima planta del Museo Nacional de Artes decorativos de Madrid _ España.
Además de su valor estético, los paramentos de azulejos como éste, que cubrían las cocinas de algunos palacios, se han convertido en una valiosa fuente para conocer la moda, usos y costumbres de las clases acomodadas levantinas.
La cocina, que perteneció a una casa palacio de Valencia de finales del siglo XVlll situasa en la calle del Mar n 1, fue realizada en alguna de las fábricas de azulejos de la ciudad. Derribada tras la Guerra Civil, fue adquirida en 1941 por el Estado e instalada en el Museo.
Las 1604 piezas de azulejos se trajeron al museo y hoy en día podemos ver su distribución fiel a la primitiva representación. En el paramento de azulejos ubicado en el lateral izquierdo según se accede al conjunto. En ella se puede ver a la señora de la casa acompañada de su perro supervisando el refresco que han preparado dos mujeres que aparecen en el extremo derecho del panel.
El conjunto se cierra con un paramento que muestra en sus azulejos una escena narrativa vinculada al ya descrito servicio de refresco. En el siglo XVlll los alfares valencianos fabricaron azulejos, placas y panales con decoraciones seriadas de temas religiosos, domésticos, animales reales, marinos, domésticos, de oficios y animentos.
En el siglo XlX se añadieron escenas de costumbres, de tipos populares con trajes típicos, y representaciones evocadoras de temas reales y literarios como figuras alegóricas de personajes caracterizados según la moda de épocas pasadas.
Los principales centros de producción azulejara en España fueron Cataluña, Valencia, Sevilla, Talavera y Teruel. Su éxito y difusión radicaba en su función arquitectónica y aislante. Sus variados repertorios pictóricos que facilitan un amplio mercado, usándose para pavimentos, zócalos, pasos de escalera, balcones, cocinas, retablos, o vía crucis privados o callejeros.
Todas estas escenas decorativas descritas se completan en los cuatro paramentos con otros motivos en trampantojo: colgados de clavos y ganchos aparecen todo tipo objetos (cazos, sartenes, calderos, cucharas, almireces, aceiteras, anafres, parrillas, trébedes, etc) y alimentos como aves (gallos, pavos, patos, perdices, codornices y becadas), mamíferos (conejos y corderos, vivos y muertos), pescados (frescos y en salazón), frutas, hortalizas y embutidos (jamones morcones, salchichones, butifarras, etc).
Por último, es preciso remarcar que este conjunto decorativo se completa con añadidos que pretenden recrear el aspecto original de la cocina tales como una boca de pozo, un fogón y una encimera y una campana de extracción.
En definitiva, un amplio repertorio decorativo plasmado sobre cuatro paneles de azulejos de un palacio valenciano del siglo XVIII gracias al cual podemos conocer “de primera mano” qué es lo que sucedía dentro de estancias como ésta.
Bibliografía : www.culturaydeporte.gob.es
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