La casa roja o Red House, es una propiedad que fue construida por Philip Webb en 1859, por encargo de William Morris. Toma su nombre del material con el que estaban construidos sus muros, ladrillo rojo. Se encuentra en Bexleyheath, una ciudad en el distrito londinense de Bexley en Londres _ Inglaterra.
Red House nos permite echar un vistazo a la vida de William y Janey Morris y su familia. Rodeado de huertos, era un refugio idílico rural de Morris, donde quería cumplir su sueño de "transformar el mundo en belleza". Poeta, escultor y artesano William Morris fue un inglés polifacético preocupado por el modo de producción en serie que sugería la Revolución Industrial, al que no estaba dispuesto a seguir. Él defendía los métodos clásicos para producir arte.
En el año 1861, dos años más tarde Morris organizó una asociación de artistas prerrafaelistas para crear un taller que diseñara y realizara por encargo cualquier trabajo artístico, desde murales hasta vidrieras y muebles, desde bordados hasta trabajos en metal y madera tallada.
La Casa Roja fue el primer proyecto arquitectónico construido bajo el estandarte de esta escuela artística, el movimiento Arts & Crafts. Uno de los aspectos que más preocupaba a Webb y a Morris era la funcionalidad de los espacios interiores, ya que uno de los objetivos era tener comodidad y libertad de movimiento dentro de la vivienda.
El interior de la Casa Roja está decorado con murales, muebles y vitrinas. Para Morris, la Casa Roja era su casa y un palacio de las artes donde disfrutar creando él solo o en compañía de sus amigos artistas.
Todo desde la admiración por los métodos constructivos medievales. De hecho, el mobiliario fue fabricado en su mayoría a mano por los mismos artesanos integrantes del movimiento. Se trata de piezas únicas que se encuentran construidas en una sola pieza, además dentro de la casa aún se pueden observar distintas obras de arte que incluyen pinturas, murales, esculturas y algunos textiles de la época.
Philip Webb trabajó en el estudio del arquitecto George Edmund Street, hasta que en 1858 se estableció por su cuenta, donde diseñó tanto el edificio como el mobiliario, en un estilo austero, primitivista, remarcando el carácter práctico y sencillo de las obras. Al año siguiente ingresó en la firma Morris, Marshall, Faulkner and Company, de la que fue diseñador de muebles, joyas, vidrios, bordados y metalistería.
La fachada que tanto caracteriza a esta construcción es de ladrillo rojo. El techo es de tejas. En el interior predominan la madera, los azulejos y el vidrio. El jardín también fue parte fundamental de la casa. Integraba de forma armoniosa los espacios naturales a la construcción.
El cálido edificio de ladrillo rojo de Red House está rodeado por sus jardines. Las plantas que trepan por la fachada podrían haber sido plantadas por el propio Morris y Philip Webb. Esta es la vista del jardín desde la fachada delantera.
William Morris (1834-1896), fue un británico que quiso contribuir a hacer más bella la vida de sus contemporáneos a través de los objetos que los rodeaban y al mismo tiempo preservar los sistemas de producción artesanales, aquellos que permitían creía crecer y reconocerse como personas en el trabajo.
William Morris nació en una familia adinerada; sin necesidad de ganarse la vida, pudo dedicarse libremente a escribir y pintar, a pensar, diseñar y confeccionar objetos hermosos, un interés que desarrolló desde muy joven, cuando con 16 años se negó a entrar en la Gran Exposición celebrada en Londres en 1851 a mayor gloria de las máquinas y las fábricas que anunciaban una era industrial que acabaría con el trabajo bien hecho con las manos y el alma.
En aquel ambiente de euforia y fe ciega en la ciencia y el progreso, el joven William Morris dio un paso al lado: en lugar de mirar al futuro en Oxford, se rodeó del núcleo de los que serían pintores prerrafaelitas, en especial Edward Burne-Jones, con quien compartió amistad toda su vida, para buscar inspiración en el pasado: las leyendas artúricas, el medievo.
A lo largo de estos años, en los que Morris simultaneó el diseño con la política y la escritura, creó al menos 32 modelos de telas estampadas y 23 tejidos. Pero el plato fuerte fueron los papeles pintados, unos 50 modelos diferentes. Morris era extremadamente riguroso con sus diseños, inspirados siempre en la naturaleza, con los cuidados jardines ingleses en el punto de mira.
Todos sus papeles se imprimían mediante planchas de madera cortadas a mano cargadas con colorantes naturales, de origen mineral. De nuevo el precio de su producción, junto con el carácter innovador de sus diseños, jugaron en su contra. Pero la semilla estaba sembrada, y a la muerte de Morris una nueva generación de diseñadores fuertemente influenciados por su obra y con nuevas técnicas los popularizaron entre el gran público.
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