"Mesa" obra de Clara Peeters del año 1611 y con unas dimensiones de 52 x 73 cm. procedente de la colección de la reina Isabel Farnesio. Actualmente se encuentra en el Museo del Prado de Madrid _ España.
Clara Peeters o Clara Lamberts (¿Amberes? 1580/1590-1621), pintora flamenca considerada una de las iniciadoras del bodegón o naturaleza muerta en los Países Bajos.
Toda la información que tenemos sobre Peeters procede de sus cuadros, por lo que debemos contentarnos con intentar unir las diversas piezas de su limitada biografía. Su primer cuadro está fechado en 1607. Su lugar de nacimiento no está documentado, pero hay razones para pensar que desarrolló su carrera en Amberes.
Maestra del bodegón, vivió en el siglo XVII y su obra creó escuela. Además, sus cuadros encerraban un gran secreto: ella misma aparecía retratada en ellos. fue una de las mujeres artistas colgada en las paredes del Museo del Prado, si bien eran pocos los que reparaban en este hecho nada frecuente. No obstante, el visitante atento podía descubrirla, destacada, en la entonces rebosante sala de bodegones.
Aquel lugar era casi un remedio de las mesas flamencas del XVII, donde alimentos y utensilios se agolpan en una peculiar construcción espacial, la que corresponde a este género pictórico, denostado por la historia del arte más conservadora al excluir la figura humana.
Destacaba sobre todo un cuadro –composición exquisita–, en el que las flores del jarrón, primorosamente pintadas, rivalizaban en destreza con la elegante copa de plata, la bandeja con los frutos secos y los dulces, el transparente vidrio al fondo y la jarra de peltre. El trabajo exhibía una habilidad poco común, minuciosa y precisa, subrayada en los pétalos de cada flor: el jarrón de Peeters tenía mucho de pericia botánica, aquella que cultivarían, pocos años después y también en los Países Bajos.
En seis de sus cuadros conocidos incluyen un mismo cuchillo de plata en el que aparece inscrito su nombre. En la hoja de, al menos, tres de esos cuchillos se puede ver una marca de la ciudad de Amberes. En aquella época, los comensales llevaban su propio cuchillo cuando eran invitados a cenar. Cuchillos de este tipo también se empleaban como regalo de bodas. El cuchillo en los cuadros de Peeters podría ser un recuerdo de su propio matrimonio que, en cualquier caso, no está documentado.
Quizá fue la atmósfera particular en los Países Bajos durante 1600 –en especial en Amberes, donde Peeters desarrolla su actividad– la que posibilitó la consolidación de esos bodegones planteados como la representación de una clase en ascenso, burguesa y moderna –los ricos comerciantes– que a ratos remedaba las costumbres de la aristocracia tradicional.
Alrededor de esta aparente paradoja (modernidad y tradición), se desarrollaba un género pictórico que traza un retrato social muy preciso. Entre las riquezas y rarezas importadas y atesoradas se delineaba además la fina frontera entre abundancia y exceso, y se apelaba, de alguna manera, a la caducidad del mundo y las cosas del mundo.
Pese a la atmósfera de modernidad que se vivía en los Países Bajos, ser mujer pintora en el siglo XVII, incluso en una sociedad cuya clase en ascenso retaba algunas viejas costumbres, no era fácil. No lo era, entre otras cosas, porque las artistas encontraban grandes trabas para su formación, a menos que aprendieran con el padre –ocurre con Artemisia Gentileschi–; o con un maestro particular, supervisada la estancia por su esposa –es el caso de Sofonisba Anguissola, también expuesta hoy en las salas del Prado.
Clara Peeters se formó y practicó su arte en un momento extraordinario en la historia de Amberes. Casi todos los cuadros de Peeters son bodegones. Su dedicación a este género fue resultado de las limitaciones impuestas por la cultura de entonces a las mujeres artistas. Pero también demuestra su espíritu emprendedor. Cuando Clara Peeters comenzó a trabajar en la primera década del siglo XVII, solo unas cuantas obras de este tipo formaban parte de las colecciones de pintura de los Países Bajos tanto del norte como del sur. El gusto por los bodegones crecería sustancialmente en las siguientes décadas.
Bibliografía : https://elpais.com
https://www.museodelprado.es/
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