El día 21 de mayo del año 1972, La Piedad de Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564), en el Vaticano fue mutilado y atacada por un loco iconoclasta, se llamaba Laszlo Toth, nacido en Hungría, de profesión geólogo. “Si me matan, mejor, porque así iré directamente al paraíso”, dijo el perturbado a los gendarmes que lo habían llevado al puesto policial de San Pedro.
Toth afirmó en un interrogatorio que en una vida pasada fue Miguel Ángel Buonarroti y que “tenía derecho a hacer pedazos la obra”. Además señaló que las iras divinas se desencadenarían si se restaura la escultura.
“No hay duda de que soy el hijo de Dios. Su voz me ha dicho: eres mi hijo, tu nombre es Cristo y te ordeno destruir La Piedad que está en San Pedro”, afirmó Toth en su declaración.
Días después trascendió que el desequilibrado pretendía arrancar la cabeza de la Virgen, al no conseguirlo golpeó el brazo derecho que al caerse se quebró en varios fragmentos.
El daño fue en el párpado izquierdo, el cuello, la cabeza y el velo de la Virgen María. Él también le arrancó el antebrazo izquierdo; sus dedos se cayeron por completo al tocar el suelo. Los funcionarios del Vaticano recuperaron más de 50 fragmentos de mármol después del alboroto, pero los turistas se llevaron muchos más. La escultura reparada ahora está protegida por vidrio a prueba de balas.
La restauración de la escultura tardó casi un año, concretamente hasta junio de 1973. Fue realizada por un equipo de expertos en unas dependencias de los Museos Vaticanos. Al finalizar la intervención fue colocada nuevamente en su capilla enmarcada por vidrios anti balas para protegerla del vandalismo.
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