"El Retrato de Galeazzo Sanvitale" obra de Girolamo Francesco Maria Mazzola (1503 - 1540), llamado el Parmigianino, del año 1524 y con unas dimensiones de 109 cm x 81 cm. Actualmente se conserva en el Museo Nacional de Capodimonte de Nápoles_ Italia.
Considerado uno de los máximos exponentes del manierismo, se formó en Parma con sus tíos Pier Ilario Filippo y Michele Mazzola, modestos pintores de provincia. El nombre del pintor coincide con el del lugar de su nacimiento, así como por su reducida estatura.
Se trata de un "retrato de parada", destinado a realzar la imagen del conde ante sus invitados, y no de una representación privada: esto se deduce de la riqueza de los objetos que muestran sus nobles intereses y el refinamiento de su atuendo.
Uno de los más celebres retratos de Parmigianino es aquel en el que el conde aparece con medio cuerpo, sentado sobre una silla, pero con el rostro de frente, mirando directamente al espectador.
Viste un jubón negro, de mangas cortas abullonadas, según la moda de la época, bajo las que siguen otras largas rojas y acuchilladas, descubriendo estos cortes la fina camisa blanca, con bordados negros en los puños. El sombrero es del mismo color rojo que las mangas largas, con tajos elegantes a lo largo del borde, adornado con perlitas doradas, una pluma negra y un camafeo grabado. Este traje a la francesa, es además una alusión a la lealtad política del protagonista en ese momento.
La mano izquierda descansa sobre el reposabrazos de la silla: tiene un anillo de oro con una piedra preciosa en el meñique, y sostiene un guante, cerca de la empuñadura de la espada. La otra en cambio permanece enguantada y muestra al espectador una medalla de bronce, con dos símbolos. Estos últimos se han interpretado como una "C" y una "F", alusivas al título de "Comes Fontanellati", o, también, como un "72". Sobre el significado del número 72, son varias las hipótesis, ligadas, sobre todo, a la alquimia que ven en los dos números las alusiones a la Luna y a Júpiter; o a la conjunción entre el Sol y la Luna, que aludiría al enlace entre Galeazzo y su esposa Paola Gonzaga.
Sobre una mesa, detrás de este, se encuentran las piezas de una armadura brillante y una maza, símbolos alusivos a su naturaleza guerrera. Más allá de un muro liso, a la derecha, se abre una vista de un árbol frondoso, elemento placentero y decorativo, con las hojas perfiladas con gran habilidad. Esta vegetación es tan frondosa que cubre el espacio, asumiendo una función de variación de color del ambiente cerrado.
La pintura, de refinadísima factura, sigue sólo aparentemente los cánones de la retratística del siglo XVI; en realidad, presenta un elaborado juego de planos y efectos. La silla está puesta de lado, mientras el busto se encuentra en posición frontal, y el muro del fondo en oblicuo. Este último se presenta sobrio, en neto contraste con la abundante vegetación que se ve desde la ventana.
Su obra y su personalidad se afirman en contacto con el primer manierismo toscano y, a través de las obras de los grandes maestros Rafael y Miguel Ángel, consiguiendo traducir en términos originales los modelos del Renacimiento con una orientación ya plenamente manierista. Para él la función del arte era transmitir sensaciones exquisitas y excitantes, para lo cual tuvo que crear una necesaria artificiosidad. De Correggio asimilará el clasicismo, convirtiéndolo en manierismo, manteniendo el ilusionismo del primero pero traduciéndolo a modelos más decorativos y a una mayor vitalidad de las formas.
Bibliografía : Biografía de Francesco Mazzola En las Vidas de G. Vasari edic. Torrentina 1550
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