La Biblioteca del Vaticano se encuentra en la Santa Sede de la Ciudad del Vaticano y tiene su origen en 1448, constituyéndose como la mayor biblioteca de la cultura occidental. La construcción del magnífico edificio en el que todavía se ubica fue encargada en 1587 al arquitecto Domenico Fontana.
Domenico Fontana (1543-1607), arquitecto italiano del Renacimiento tardío, que trabajo en Roma y en Nápoles, recordado por haber colaborado con Sixto V en las reformas urbanas de Roma, con la erección de los obeliscos egipcios encontrados entre las ruinas y la apertura de nuevas vías.
Los expertos dividen en cinco etapas la historia de la biblioteca:
Pre-Laterana: los inicios de la biblioteca, correspondientes a la primera etapa de la historia de la Iglesia, antes de que se instalase en el Palacio de Letrán. Muy pocos libros corresponden a esta etapa.
Laterana. Se inicia cuando libros y manuscritos se guardaron en el Palacio de Letrán, y se prolonga hasta finales del siglo XIII, durante el papado de Bonifacio VIII.
Aviñón. Durante este período tuvo lugar un importante crecimiento de las colecciones de libros y archivos de los papas que residieron en Aviñón, entre la muerte de Bonifacio VIII y 1370, cuando retornó a Roma la sede papal.
Pre-Vaticana. Entre 1370 y 1447 la biblioteca se dispersó, quedando partes en Roma, en Aviñón y en otros lugares; y por ultimo la Vaticana (Etapa actual), iniciada en 1448, cuando la biblioteca se trasladó al Vaticano.
Durante el siglo XVIII, la biblioteca se enriqueció también con nuevas adquisiciones y surgió el primer proyecto de publicar un catálogo completo de los manuscritos de la biblioteca. Sin embargo, sólo llegaron a publicarse tres de los veinte volúmenes proyectados. A finales del siglo algunos libros debieron ser entregados como tributo de guerra a la Francia napoleónica, si bien la mayoría fueron restituidos con la derrota de Napoleón, en 1815.
Con una colección de aproximadamente 350 códices que el papa Nicolás V logró concentrar. Los códices eran de origen griego, latino y hebreo y algunos de ellos procedían de la biblioteca imperial de Constantinopla. Oficialmente, la Biblioteca del Vaticano se fundó en 1475 por el papa Sixto IV y, en aquel entonces, ya reunía más de 3.500 manuscritos, constituyéndose como la mayor biblioteca de la cultura occidental.
El Vaticano se ha aliado con la tecnología para proteger y preservar un patrimonio literario de tal envergadura y darlo a conocer. Con este objetivo se están realizando importantes actuaciones encaminadas a incrementar la seguridad en la biblioteca y se ha tomado la decisión de empezar a digitalizar el fondo documental.
Una tarea realmente trabajosa si tenemos en cuenta que posee más de 1.600.000 libros. A día de hoy ya es posible consultar vía internet una parte de los archivos, algunos de ellos pertenecientes al Archivo Secreto.
El denominado Archivo Secreto Vaticano se separó del resto de la biblioteca a principios del siglo XVII. Se trata del archivo personal del Papa, al cual sólo él y sus personas más allegadas tenían acceso, y contiene documentación expedida por la Santa Sede durante siglos.
Actualmente se permite la consulta de una pequeña parte de su fondo a investigadores con autorización previa, el acceso al resto de textos está restringido. Es uno de los principales centros de investigación histórica que existen, con unos 150.000 volúmenes almacenados en 65 kilómetros lineales de estanterías.
Con el tiempo, el sentido de la palabra secreto fue cambiando y se fue asociando a lo oculto o que no debe ser conocido, perdiendo así el significado original con el que se nombraba al archivo. Es por eso que en octubre de 2019 el papa Francisco renombró la institución con el nombre de Archivo Apostólico Vaticano, que se emplea en la actualidad.
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