"El balcón" obra de Édouard Manet, fue realizada entre los años de 1868 a1869 y con unas dimensiones de 170 x 124,5. Actualmente se conserva en el Museo de Orsay de París _ Francia.
Cuando Manet pinta este cuadro, las escenas de la vida burguesa son un género de moda. Sin embargo, El balcón no responde a ninguna de las expectativas del público de la época. Todos los personajes son íntimos amigos de Manet. Berthe Morisot, en particular, sentada en primer plano, hace su primera aparición en la obra del pintor de quien se convertirá en modelo privilegiada. Pero los personajes están representados en actitud fija, como perdidos en una ensoñación interior.
Aunque Manet siempre había sentido admiración por la pintura española, que conocía por medio de grabados, el momento de su verdadera admiración coincidió con la presencia de una compañía de baile español que estaba de gira por Europa y que visitó París en los años 60 del siglo XIX.
Parte de su experiencia en el viaje lo encontramos en su correspondencia; en concreto una carta, que envió a su amigo el pintor Henri Fantin-Latour :
Querido amigo, cuánto me gustaría que estuviera aquí; qué alegría hubiera experimentado al ver a Velázquez, que por si solo vale todo el viaje. Es el pintor de los pintores. No me ha sorprendido: me ha encantado. La pieza más sorprendente de este espléndido conjunto, y tal vez de toda la pintura que se haya hecho hasta ahora, en el cuadro indicado en el catálogo como Retrato de un actor célebre en tiempo de Felipe IV.
Majas en el balcón de francisco de Goya |
"Madrid es una ciudad agradable, llena de distracciones. El Prado, una paseo delicioso, con muchas hermosas mujeres con mantilla, cosa que constituye un espectáculo originalísimo. En las calles aun muchos trajes típicos. Los toreros, que también llevan un curioso vestido para la ciudad".
El hecho es que la presencia de Manet en España se acortó extraordinariamente, pero todo lo corta que fue, lo compensó con la intensidad.
Regresó a Francia a finales de septiembre de 1865, Velázquez y Goya también regresaron con él, en su pintura. Su visita al Museo del Prado afianzó su orientación hacia la pintura española. De Velázquez derivan el espacio indefinido de sus mendigos-filósofos parisinos y sus retratos de actores.
De hecho, cuando se presenta El balcón en el Salón de 1869, domina la incomprensión. "¡Cerrad las persianas!" ironiza el caricaturista Cham, mientras que un crítico ataca a Manet por hacer "la competencia a los pintores de brocha gorda". La vivacidad de los colores, el verde de la balaustrada y de las persianas, el azul de la corbata del hombre, así como el contraste súbito entre los vestidos blancos y la penumbra del segundo plano tienen el efecto de una provocación. La jerarquía entre las figuras y los objetos no es respetada: las flores están más trabajadas que algunos rostros.
Existe una obra de Édouard Manet en Reino Unido, que es el Retrato de Mademoiselle Claus, pintado en 1868. Es un óleo inacabado que el pintor utilizó como boceto para el "El balcón".
El retrato representa a Fanny Claus (1846–77), la mejor amiga de la mujer de Manet, Suzanne Leenhoff. Concertista de violín e integrante del primer cuarteto femenino de violinistas de la historia, Claus se casó con otro gran amigo de Manet, el también artista Pierre Prins (1838–1913), y murió de tuberculosis a los 30 años.
Portrait of Mademoiselle Claus, 1868, by Edouard Manet |
El Retrato de Mademoiselle Claus fue comprado en 1884 por el pintor John Singer Sargent y Actualmente se encuentra en Ashmolean Museum en Oxford _ United Kingdom.
Ningún pintor del grupo impresionista ha sido tan discutido como Manet. Para algunos fue el pintor más puro que haya habido jamás, completamente indiferente ante los objetos que pintaba salvo como excusas neutras para situar un contraste de líneas y sombras.
Para otros, construyó simbólicos criptogramas en los que todo puede ser descifrado según una clave secreta pero inteligible. Para algunos, Manet fue el primer pintor genuinamente moderno que liberó al arte de sus miméticas tareas. Para otros, fue el último gran pintor de los viejos maestros, demasiado enraizado en una multitud de referencias histórico-artísticas.
Para otros, construyó simbólicos criptogramas en los que todo puede ser descifrado según una clave secreta pero inteligible. Para algunos, Manet fue el primer pintor genuinamente moderno que liberó al arte de sus miméticas tareas. Para otros, fue el último gran pintor de los viejos maestros, demasiado enraizado en una multitud de referencias histórico-artísticas.
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