Retrato de Doña Inés de Zúñiga, Condesa de Monterrey, obra de Juan Carreño de Miranda, entre los años 1660 a 1670 y con unas dimensiones de 199 x 155 cm. Actualmente se encuentra en Museo Lázaro Galdiano en Madrid _ España.
El pintor español Juan Carreño de Miranda fue una de las figuras principales del panorama pictórico cortesano de la segunda mitad del siglo XVII, al que aportó un estilo que mezcla solidez estructural con un notable gusto por el color, y que tiene como fuentes tanto las obras de las generaciones de artistas locales precedentes (desde Carducho hasta el propio Velázquez) como las de algunos de los pintores extranjeros que más influyeron en el desarrollo del barroco madrileño, con Tiziano, Rubens y Van Dyck a la cabeza.
Autorretrato del pintor |
Fue un más que discreto dibujante, cultivó el fresco y fue autor de una prolífica producción de pintura sobre lienzo, se especializó en escenas de carácter religioso y en retratos de personajes pertenecientes por lo general al medio cortesano. Aunque de origen hidalgo, su imbricación familiar con el medio artístico fue siempre fuerte, como demuestra el hecho de que fuera sobrino y yerno de sendos pintores.
La identificación del personaje de nuestro cuadro es sin duda uno de los más bellos de su autor y su tiempo, es tradicional, aunque no se apoya en ninguna información objetiva. La joven, si la identificación es correcta, sería doña Inés de Zúñiga, Condesa de Monterrey, casada con D. Domingo de Zúñiga y Fonseca, y representada a la edad de veinte años aproximadamente.
Sus rasgos son finos y su sonrisa inteligente, de aguda mirada, desenfadada y picante. Su tez clara y su blanco pecho contrastan con el tono negro intenso de su pelo, peinado en dos crenchas y sujeto a un lado, con un rico joyel de pedrería adornado con tres grandes plumas blancas moteadas de rojo.
El traje muestra armoniosísima combinación de blancos plateados en el ceñido jubón con grandes aldetas que cubren la parte superior de la enorme basquiña-guardainfante de denso tono negro, pero adornada con bandas de encaje plateado.
En el escote, guarnecido de encaje de Flandes, se advierte un lazo de pedrería y desde él, desciende hasta el borde de la aldeta una fila de delicados lacitos rojos que cierran el jubón (Prenda de vestir ajustada, con o sin mangas, que cubre el tronco del cuerpo hasta la cintura).
Magdalena penitente,1654 en Real Academia de Bellas Artes de San Fernando |
Fue un pintor muy activo en el medio madrileño, en el que ocupó una posición de privilegio refrendada no solo por la importancia y variedad de su clientela (la catedral de Toledo, destacadas órdenes religiosas y notables familias aristocráticas), sino también por el disfrute de importantes cargos oficiales. Así, en 1669 fue nombrado pintor del rey, y desde entonces hasta su muerte dedicó gran parte de sus esfuerzos a la representación de la familia real y de algunos miembros de la corte.
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