Figura femenina, obra de Santiago Rusiñol (1861-1931), fue realizada en el 1894 y con unas dimensiones de 810 x 1000 cm. Actualmente se encuentra en Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona _ España.
Santiago Rusiñol i Prats fue un pintor, escritor y dramaturgo catalán que provenía del seno de una familia acomodada de industriales del textil. Santiago Rusiñol estudió en el Centro de acuarelistas de Barcelona del cual fue unos de los fundadores y fue discípulo de Tomás Moragas. Al principio de su carrera incluyó la figura humana pero después influido por los impresionistas, la temática de su obra se centró en paisajes, retratos y composiciones simbólicas de inspiración modernista.
Huérfano muy joven, fue criado por su abuelo que después, Rusiñol reflejó en (L´Auca del Sr, Esteve). El abuelo intentó inculcarle los valores del respeto, la disciplina, la actitud bien-pensante y los valores burgueses pero Santiago Rusiñol fue siempre un bohemio.
Rusiñol, como muchos artistas figurativos que ponen a prueba sus habilidades como retratistas en París en el año 1894. Es un cuadro al óleo, representa un interior del piso que Rusiñol ocupó el número 53 del Quai d’Orsay de París. En primer término encontramos a Stéphanie Nantas, que era una amiga del compositor Erik Satie, y posó como modelo para Rusiñol en otros cuadros de esta época. Aquí va vestida de riguroso color negro, sentada de perfil ante una chimenea sobre la que hay un gran espejo donde la modelo se ve reflejada, así como Rusiñol, que la está pintando.
En este caso Rusiñol no es el protagonista principal del cuadro, sino sólo un reflejo, una mera anécdota del mismo. El tema no era nuevo, y parece que Rusiñol se inspiró en dos cuadros de los pintores que admiraba. Por un lado la obra del americano James McNeil Whistler Arreglo en gris y negro o el Retrato de la madre del artista que el Estado francés había adquirido en 1891 para el Museo de Luxemburgo (París) donde Rusiñol posiblemente lo vio.
El otro nos remite a Las Meninas de Velázquez, donde se reflejan al fondo de este cuadro las figuras del rey Felipe IV y su esposa Mariana de Austria. En Retrato de mujer o Figura femenina, títulos con los que se conoce esta obra de Rusiñol, lo que vemos no es el autorretrato de Rusiñol sino su reflejo en el espejo que nosotros vemos como observadores y espectadores de su oficio de pintor mientras realiza el retrato de la modelo.
No fue un pintor genial una vez encontrada la fórmula de sus jardines la explotó sin interrupción hasta su muerte, ni un gran escritor; su formación cultural fue sumaria y todo lo aprendió de la vida, para lo cual poseyó grandes dotes de observador y de asimilador, pero nunca experimentó problemas estéticos o estilísticos, ni mostró inquietud por abrir nuevos horizontes literarios. Con todo, fue siempre artista, tanto si manejaba el pincel como la pluma y supo servir honrada y puntualmente las aficiones y los gustos de su público.
Rusiñol sufre un fuerte ataque de uremia, se recupera y marcha hacia Aranjuez. Pasa los días pintando frenéticamente, hasta que muero el 13 de junio de 1931. Su entierro será multitudinario. El mismo día, el Museo de Arte de Barcelona organiza una exposición antológica del artista. Hacía unos cuantos años que su imagen, denostada por los intelectuales noucentistas, había sido reivindicada y convertida en uno de los referentes de la modernización y de la normalización cultural de la Catalunya de los años treinta.
Acabó su vida pintando, la misma actividad artística con la cual empezó su trayectoria creativa cuando tenía veinte años. Rubén Darío escribió: "Gloria al buen catalán -jardinero de ideas, jardinero de sol-, y al pincel y a la pluma y a la barba y a la risa, con que nos hace alegre la vida Rusiñol".
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