jueves, 21 de enero de 2016

Los paseos de Euclides, obra de René Magritte


Los paseos de Euclides, obra de René Magritte de 1955,  con unas dimensiones de 162.88 x 129.86 cm) en el Minneapolis Institute of Arts en Minnesota _ Estados Unidos


Magritte muestra un caballete con un cuadro frente a una ventana, a través de la cual se ve un paisaje. La escena pintada corresponde exactamente al fragmento de paisaje sobre el que se sitúa el cuadro.

Magritte hace referencia a Euclides,  un matemático y geómetra griego (ca. 325 a. C.-ca. 265 a. C.). Se le conoce como "El Padre de la Geometría", fue el líder de un equipo de matemáticos que trabajaba en Alejandría. Todos ellos contribuyeron a escribir las obras completas de Euclides, incluso firmando los libros con el nombre de Euclides después de su muerte.

El cuadro no representa al matemático paseando  pero utiliza extrañas ilusiones provocadas por formas geométricas y efectos de la perspectiva que evocan las matemáticas.
Uno de los métodos utilizados en esta pintura consiste en superponer exactamente el cuadro situado en la habitación sobre el paisaje real que se puede apreciar a través de la ventana. Debido a este solapamiento, la imagen del cuadro se ​​prolonga en el paisaje que se encuentra a su alrededor.




A la izquierda del lienzo, una línea blanca marca un tenue corte que separa la imagen del cuadro de su extensión a la imagen real. En la parte superior derecha del cuadro, una ligera diferencia de brillo actúa también como parte separadora.

Aunque el caballete puede pensarse como una forma de diferenciar el cuadro del paisaje exterior, también puede verse como un elemento integrador: se apoya en el suelo de la habitación, y por lo tanto lo extiende, se pone en contacto con él, después se eleva verticalmente, se conecta en continuidad con el cuadro que soporta, y como el cuadro se prolonga en el paisaje exterior, podemos enlazar con el paisaje.




El cuadro con su caballete tiene una ligera inclinación, como lo muestra el ángulo entre el alféizar de la ventana y la tabla inferior del caballete: el paisaje visto por la ventana se ve de frente y el del cuadro se observa de manera oblicua… aunque los dos ángulos de visión no tienen nada que ver entre sí y deben corresponder a imágenes diferentes, sincronizan con exactitud.

En sus cuadros es muy habitual ver juegos de duplicaciones, ausencias y representaciones dentro de representaciones; además, Magritte manipulaba imágenes cotidianas como un juego con el que explorar los límites de la percepción. Más que las disquisiciones teóricas y el automatismo de los surrealistas del grupo de París, a Magritte le interesan la ironía, la subversión de los valores ópticos de la pintura tradicional y los juegos de palabras. 

Sus cuadros, por lo general, carecen de la complejidad, el dramatismo o la apariencia convulsa de otras obras surrealistas, y presentan a menudo guiños o referencias a la pintura tradicional. Le son comunes a los otros surrealistas, sin embargo, la apariencia onírica de sus cuadros, el gusto por la "imagen doble" o la imagen fragmentada, y la ironía iconoclasta.






1 comentario:

  1. HERMOSA, SUGESTIVA NOTA SOBRE LA PINTURA DE MAGRITTE, Y LA BÑUSQUEDA DE LOS MISTERIOS DEL ESPACIO A TRAVÉS DEL OJO INQUISIDOR DEL ARTISTA.

    ResponderEliminar