Retrato De Giovanna Tornabuoni, obra de Domenico Ghirlandaio de 1488, con unas dimensiones de 77 cm × 49 cm, en el Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid_ España.
Esta excepcional obra es un ejemplo espléndido del retrato en el Quattrocento florentino. Los pintores, siguiendo modelos de la Antigüedad clásica, creaban cuerpos de proporciones idealizadas y rostros inexpresivos que a la vez debían reflejar los rasgos personales del individuo. La modelo, de estricto perfil y busto, está retratada con los brazos en reposo y las manos juntas.
La joven Giovanna ha sido retratada de perfil y de medio cuerpo, en un espacio interior, delante de una hornacina con una balda de madera. Sujeta un pañuelo con las manos que, sorprendentemente, quedan recortadas por el marco que remata la composición.
La luz es lateral, procede de la izquierda, de un foco exterior al cuadro, y baña el rostro y pecho de la joven, dibuja sus rizos y las ondas de su moño, de la misma manera proyecta sombra en el fondo oscuro de la hornacina. El profundo contraste con esa oscuridad realza la palidez de la piel de Giovanna y su nítido perfil, y agudiza la distancia entre el retrato y el fondo. Sin embargo, los cuatro elementos colocados en la hornacina, pese a su pequeño tamaño, destacan por su simbolismo y su lugar en la composición.
Un rosario de cuentas de coral, rematado con hilos dorados, cuelga de la balda de arriba tras el moño de la joven, interrumpiendo con ligereza el esquema piramidal de la composición y conduciendo nuestra mirada hacia abajo. Ahí encontramos un papel rectangular, medio en sombra, que atrae nuestra atención, con una inscripción latina en renglones horizontales para suavizar la intensa vertical marcada por el esbelto cuello iluminado de Giovanna.
Es un epigrama escrito por el poeta romano Marcial en el siglo I: “Ars utinam mores / animunque effingere / posses pulchrior in ter / ris nulla tabella foret / MCCCCLXXXVIII”. La traducción es: “¡Ojalá pudiera el arte reproducir el carácter y el espíritu! En toda la tierra se encontraría un cuadro más hermoso. 1488”.
El texto alude a la belleza del alma de la joven, cuya piedad expresan el rosario rojo y el libro de oraciones entreabierto, encuadernado en piel oscura y opaca, que hace resaltar los cierres finamente dibujados y el canto dorado. El libro sobresale y proyecta su sombra en el borde inferior de la alacena, interrumpiendo las líneas horizontales y sugiriendo el espacio, como el rosario colgado arriba, que proyecta el dibujo de sus cuentas trazando una curva en el fondo oscuro del mueble.
La joven lleva un broche colgado del cuello, tras él vemos otro similar colocado en el estante inferior de la hornacina, marcando una dirección de lectura hacia dentro del cuadro que interrumpe momentáneamente el recorrido por la silueta de perfil.
Ghirlandaio retrató dos veces a Giovanna, y es posible que utilizara para ambas un mismo dibujo hecho del natural antes de su muerte prematura. La figura de cuerpo entero de la joven, también de perfil y con el mismo vestido y el mismo pañuelo entre las manos, aparece en el fresco de La Visitación, en la capilla Tornabuoni de la iglesia de Santa María Novella, en Florencia.
Bibliografía: http://www.educathyssen.org/
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