lunes, 30 de junio de 2014

El Jorobado de Rialto en Venecia



Forma parte de la leyenda de Venecia o la Venecia más secreta, hablamos del Il Gobbo di Rialto, o lo que es lo mismo: El jorobado de Rialto.
Frente a la iglesia de San Giacomo di Rialto, rodeada de tiendas y puestos de mercado podemos encontrar una columna baja, de pórfido, traída a Venecia desde la ciudad de Acre en 1291 y llamada la columna de los bandos.



Il Gobbo di Rialto


Junto a ella, una escultura con figura de jorobado o Gobbo que arrodillado carga a su espalda los peldaños de una escalera, que servía a los heraldos venecianos como pulpito para leer las condenas y la lista de los ciudadanos mencionados en los bandos con cargos contra la República de Venecia.

En la Edad media El Jorobado de Rialto era la meta de una carrera donde los condenados pasaban, desde San Marco a Rialto, entre dos hileras de venecianos que les daban latigazos y los golpeaban, de tal modo que al llegar junto al jorobado los delincuentes lo abrazaban y besaban agradeciendo el fin de la tortura.
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A mediados del siglo XVI la columna junto al jorobado fué utilizada como “valla publicitaria” pues en ella se colgaban poesías satíricas contra la degeneración del clero y el estado. El Jorobado se convirtió en el tonto del pueblo o chivo expiatorio veneciano.



Obra de Pietro di Saló 


La fama que alcanzó Il Gobbo hizo que William Shakespeare se inspirara en él para crear el personaje del pícaro Launcelot Gobbo en su obra “El Mercader de Venecia”.

El llamado jorobado de Rialto tenía un lugar notable en la vida veneciana. Fue esculpida en granito por Pietro di Saló en 1541 y representa a un hombre muy agachado que sostiene una escalera sobre su espalda; de esta imagen deviene el nombre popular.





Se dice que representa un ladrón que realmente ha existido y que fue condenado a sujetar una escalera de mármol hasta que murió. Otros consideran que se trata de un hombre arrodillado que sujeta la escalera que permitía a los heraldos leer sus bandos. También podría ser la imagen de un hombre aplastado por el peso de la existencia, un Sisifo renacentista.




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