jueves, 7 de abril de 2022

Los trampantojos de Romangordo, donde nada es lo que parece

Las calles de Romangordo, en Cáceres _ España, se han convertido en un museo al aire libre. Hasta cien murales, puertas y frases cuentan la historia de un pueblo que mantiene viva su identidad a través de la pintura.



'Trampantojo'o 'Trampa o ilusión con que se engaña a alguien haciéndole ver lo que no es'. Así define la Real Academia Española lo que vamos a encontrar a nuestro paso por las calles de Romangordo, una pequeña localidad cacereña de poco más de 260 habitantes que se ha convertido en todo un referente turístico.

Todo empezó en un rincón algo feo donde terminaban varias viviendas, un espacio que necesitaba ser adecentado y la oportunidad de crear un mural en el que se representaran escenas cotidianas del pueblo de 40 y 50 años atrás. Así nació 'El rincón del burro', la primera de muchas pinturas que comenzarían a decorar las calles de Romangordo.


La iniciativa que puso en marcha el Ayuntamiento a finales de 2016 ha hecho que nada parezca lo que es, o más bien, que todo parezca lo que un día fue. Las paredes y las puertas de sus vecinos se han convertido en un lienzo donde artistas extremeños han plasmado las costumbres, los oficios y la cultura de sus antepasados para que sigan tan vivas como entonces. Y así, de paso, mostrar a los visitantes las raíces más auténticas de este municipio de las entrañas de Cáceres.


Poco a poco, se decidió hacer nuevas pinturas en las que se fueran representando el pasado del pueblo. Así los de allí lo recordarían, serviría de homenaje a sus antepasados, y los de fuera conocerían su historia con solo darse un paseo por el pueblo.



Los artistas Jonathan Sojo y Jesús Brea fueron los encargados de comenzar a plasmar la vida de Romangordo en sus paredes y ellos mismos, entre otras muchas colaboraciones, son los principales responsables de este arte documental que cuenta con la inestimable ayuda de los mayores del lugar.


Puerta a puerta, pintaron la vida y la historia del pueblo. No hay más que darse un paseo por sus calles para descubrir oficios y tradiciones que un día marcaron el día a día del pueblo.

La imágenes que marcan la identidad de un pueblo no faltan tampoco escenas del propio pueblo, como por ejemplo, se dibujan calles donde no las hay para que los niños jueguen con canicas. 


Dar un paseo por Romangordo es adentrarse en su pasado pero sin perder de vista tampoco al presente. También los pintores del pueblo tienen un reconocimiento en sus propias calles. Álvaro Quintana, romangordeño que estudió bellas artes en Madrid, es el autor junto a amigos de la universidad de un conjunto de seis obras que recuerdan a los artistas que vio nacer Romangordo.





Bibliografía: https://www.eldiario.es





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