"El retrato de joven dama", obra de Antonio di Jacopo Benci, del año 1465 y con una dimensiones de 52,2 x 36,2 cm. Actualmente se encuentra en Gemäldegalerie,Staatliche de Berlin _ Alemania.
Antonio di Jacopo Benci más conocido como Antonio del Pollaiulo fue un artista renacentista que investigó diferentes campos en la escultura del último cuarto del siglo siglo XV. Procedía de una familia de orfebres y quizás fue alumno de Donatello (del que muestra influencia en sus obras). Fue pintor, escultor, orfebre y grabador cuatrocentista italiano, que asimismo perfeccionó el arte del esmaltado.
El “Retrato de una jovén dama”, en el que la búsqueda del artista se centra en las tensiones aplicadas a la propia anatomía humana, la modelo aparece en la clásica postura de perfil, pero la presenta totalmente alerta, como respondiendo a la presencia del artista. Este movimiento lo ha captado el artista en el movimiento ascendente de su espalda, ligeramente curvada, que se continúa en la curva opuesta que supone su cuello.
La línea contornea después su perfil un tanto caprichoso, sobresaliente y dentado, en el que marca todos los detalles, desde el labio inferior metido hacia adentro, hasta la enérgica barbilla. Estos ángulos se repiten en el triángulo del velo que tiene sobre la oreja, que la estira hacia atrás y sostiene el sofisticado y decorativo peinado. Pollaiuolo penetra en los rasgos de la desconocida modelo, en una especie de análisis psicológico, como queriendo plasmar su espíritu.
Esta nueva manera de investigar los aspectos de la experiencia humana, de hallar modos cada vez más sutiles y afinados de expresar la transitoriedad, apunta hacia una nueva manera de entender el arte en la sociedad renacentista de finales del siglo XV que, tras haberlo aprendido todo del mundo físico, dirige su atención hacia el universo espiritual y sus manifestaciones, a través de un cambio de actitudes y de acciones.
Así la luces y las direcciones cambiantes, intentarán captar los estados de ánimo más imperceptibles a simple vista, que se traducen en un rostro sensible. Los tejidos más delicados apenas si peden disimular la palpitación de las venas en el cuello de una mujer o el latido de su corazón bajo el pecho. Todos estos recursos se van a convertir en nuevos medios de expresión para los artistas de finales del siglo XV, que sin duda pueden denominarse como “de lo imperceptible”.
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