Josefa Manzanedo e Intentas de Mitjans, II marquesa de Manzanedo, obra de Raimundo de Madrazo y Garreta, fue realizada en el año 1875 y con unas dimensiones de 227 x 127 cm. Actualmente se encuentra en Museo del Prado en Madrid _ España.
Raimundo de Madrazo y Garreta(Roma, 1841-Versalles, 1920), formado junto a su abuelo y su padre, los retratistas de Corte José y Federico de Madrazo, Raimundo de Madrazo y Carreta acudió a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde fue condiscípulo de Martín Rico, Rosales y Palmaroli, entre otros artistas.
Tras afianzarse en París como retratista de la alta sociedad elegante y cosmopolita de su tiempo, Raimundo de Madrazo tendría especial éxito con sus retratos femeninos, conquistando primero una nutrida clientela entre las grandes damas que residían en la capital francesa, que ampliaría tras su primera estancia en América con las principales familias de Nueva York. Todavía en la década de los setenta, en que Raimundo empezaba a consolidar su prestigio entre los retratistas afamados establecidos en París, el pintor encontró principalmente sus comitentes entre distinguidos personajes de raíz española residentes en la capital, pertenecientes la mayoría de ellos a un círculo social erudito y de grandes fortunas, relacionados a su vez con los artistas españoles de mayor renombre internacional, en torno a la figura de Ramón de Errazu.
La dama posa en pie, en un interior, sin otro ornamento decorativo que la espléndida tela azul adamascada que cubre el muro que le sirve de fondo, ante el que destaca su elegante figura. Viste un espléndido traje de raso, de corpiño malva y falda blanca a listas, rematado por ricos encajes de blonda y rodeado por un gran fajín de terciopelo negro a modo de delantal que le cae por la espalda.
De gesto amable y lánguidamente risueño, se coge las manos en el regazo, adornándose con unos sencillos pendientes de brillantes, un pequeño tocado de plumas en el cabello y dos rosas de té amarillas prendidas al escote para sujetar la manteleta de encaje que se recoge en las caderas.
Este deslumbrante retrato es, una de las obras cumbre de la producción de Raimundo de Madrazo, mostrando en él la esencia más depurada de sus excepcionales dotes para este género, heredadas y aprendidas de su padre, Federico de Madrazo, y refinadas en el gusto y la estética de la retratística francesa del Segundo Imperio.
A pesar de la aparente suntuosidad del retrato, el artista emplea una notable contención decorativa que le hace prescindir de cualquier ornamento de mobiliario o atrezo para concentrar exclusivamente la atención del espectador en la modelo. Así, por encima de la riqueza de su vestido y el rameado de la pared, Madrazo logra imponer con toda su intensidad la sensación de presencia vital de la dama, que se muestra en la simplicidad de su propia persona, con una naturalidad en su gesto y en su atuendo que permite intuir la cotidianidad mundana y elegante de la lujosa residencia parisina de esta aristócrata cubana para la que encargó este retrato.
La marquesa de Manzanedo,obra de Jean-Louis-Ernest Meissonier en Museo del Prado |
La marquesa de Manzanedo, que posó para los pinceles de Raimundo de Madrazo en este espectacular retrato, sin duda una de las más exquisitas efigies femeninas de cuerpo entero pintadas por el artista en toda su vida. La dama había nacido en La Habana el 24 de mayo de 1835. Hija legitimada de Juan Manuel de Manzanedo y González (1803-1882), I marqués de Manzanedo y I duque de Santoña, y de Luisa Intentas Senra, casó el 27 de agosto de 1857 en la Iglesia de San Lorenzo de París con otro cubano, Francisco de Paula Mitjans y Colinó (1828-1904). Tras enviudar trasladó su residencia a Madrid, donde falleció el 1 de enero de 1925.
Bibliografía : Archivos del Museo del Prado
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