viernes, 31 de octubre de 2025

El traslado del David de Miguel Ángel en 1873

El traslado del David de Miguel Ángel en 1873 marcó un momento crucial en la historia del arte y la conservación del patrimonio. Durante casi 370 años, la célebre escultura había permanecido expuesta al aire libre en la Piazza della Signoria, frente al Palazzo Vecchio de Florencia, donde se erigió en 1504 como símbolo de la libertad y la fortaleza de la República florentina. Sin embargo, el paso del tiempo, la lluvia, la contaminación y los daños sufridos por actos vandálicos deterioraron progresivamente el mármol. A mediados del siglo XIX, los expertos y artistas de la época comenzaron a expresar su preocupación por el estado de la obra, y finalmente las autoridades decidieron trasladarla a un lugar cerrado donde pudiera preservarse mejor. Esta decisión se enmarcó en un creciente interés europeo por la conservación del arte clásico y renacentista, impulsado por los avances científicos y museológicos del siglo XIX.




El traslado comenzó el 31 de julio de 1873 y fue una operación de ingeniería y precisión sin precedentes en su época. Se construyó una compleja estructura de madera con soportes cruzados y rieles para mover la escultura, que mide más de cinco metros y pesa alrededor de seis toneladas. Decenas de obreros y técnicos participaron bajo la supervisión de ingenieros y funcionarios florentinos, mientras una multitud observaba el proceso con expectación. La monumental figura de David avanzó lentamente por las calles, protegida por armazones, hasta llegar el 4 de agosto a la Galleria dell’Accademia, donde se había preparado un espacio especialmente diseñado para ella. Fotografías históricas, como las tomadas por los hermanos Alinari, documentan cada etapa de este delicado traslado, convirtiéndose en uno de los primeros registros visuales de una gran operación de conservación artística.



Tras su llegada a la Galería de la Academia, el David se convirtió en el corazón del museo y en una de las esculturas más admiradas del mundo. La copia colocada en la Piazza della Signoria permitió mantener el espíritu cívico y simbólico de la obra en su emplazamiento original, mientras el original quedaba resguardado de los elementos naturales. Con el tiempo, su nueva ubicación permitió también estudiar y restaurar la escultura con mayor detalle, reafirmando el papel de Florencia como cuna del Renacimiento y guardiana del legado de Miguel Ángel. El traslado de 1873 no solo salvó al David de una posible degradación irreversible, sino que sentó las bases de la moderna conservación museística, uniendo arte, ciencia e historia en una misma empresa para proteger una de las mayores creaciones de la humanidad.





Bibliografía : El Poder del Arte


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