martes, 21 de septiembre de 2021

La danza de la vida humana

"Una danza por la música del tiempo" obra del pintor frances Nicolas Poussin (1594- 1665). Fue realizada entre los años 1638 a 1640 y con las dimensiones de 82,5 x 104 cm. Actualmente se encuentra en la Colección Wallace, en Londres_ Inglaterra.


Es el pintor más importante del siglo XVII francés y el maestro fundamental del clasicismo. Se formó en su región de nacimiento con un autor tardo-manierista y más tarde en París. Gracias a la amistad que le unía con el poeta Giambattista Marino viajó a la península Itálica y se introdujo en los medios romanos intelectuales más avanzados, conociendo al tiempo a los mecenas y protectores de las artes en la Ciudad Eterna, donde se estableció. 




El éxito de Poussin radica en el rechazo del caravaggismo, que comenzaba a pasar de moda, y en la adopción de los grandes ejemplos del Renacimiento, modernizados en un sentido clasicista barroco templado. Durante sus años en París, Poussin vio obras y grabados de Rafael y Giulio Romano, artistas del Alto Renacimiento, que continuarían inspirándolo a lo largo de su carrera.



Poussin hizo dos intentos infructuosos de visitar Roma, en 1617 y en 1622. En París conoció al poeta Giovanni Battista Marino en 1622, quien probablemente facilitó el viaje del pintor a Roma en 1624. Excepto por un breve retorno a Francia en 1641-1642, Poussin permaneció en Roma por el resto de su vida.


En un escenario natural de aspecto bucólico, como era habitual en las obras de Poussin, aparecen cuatro figuras (un chico y tres chicas) danzando en corro con las manos unidas unas a otras. Son cuatro figuras alegóricas, de izquierda a derecha: el Placer, ataviada con una túnica roja y una capa azul en la parte superior, con una corona de rosas en la cabeza, mira hacia el espectador como invitándole a bailar con ella; el Trabajo, la figura masculina, vestido con túnica verde y descalzo, con una corona de laurel en la cabeza, mira hacia la figura de al lado; la Riqueza, vestida de blanco y naranja, con una guirnalda de perlas y sandalias doradas, mira hacia un costado; y la Pobreza, de ropas sencillas y tocada con un simple pañuelo, va descalza como el Trabajo y mira de reojo a la Riqueza, que parece dudar en darle la mano. El conjunto representa la rueda de la fortuna, los diversos estadios por los que puede transitar el ser humano durante su vida.



En el lado derecho aparece un viejo desnudo, medio calvo y barbudo, de pelo blanco, con alas y tocando una lira; es el Padre Tiempo, y las otras figuras bailan al son de su música. El simbolismo es claro: la danza de la vida termina inexorablemente en la muerte.



A sus pies, en la esquina inferior derecha, aparece un amorcillo con un reloj de arena, simbolizando de nuevo el tiempo. En la esquina contraria hay otro amorcillo, que representa el homo bulla («hombre burbuja»), un niño haciendo burbujas de jabón que simboliza igualmente la brevedad de la vida.


En el cielo, en la parte central superior del cuadro, aparece el carro de Apolo, dios de la razón, las artes, la belleza, la curación y la naturaleza, que reinaba en los cielos y traía el día al mundo le precede Aurora, la diosa del amanecer, esparciendo flores con las manos, y le siguen las Horas, las diosas de las estaciones, que danzan en corro de forma simétrica a la danza de primer plano. Apolo aparece desnudo, rodeado de un círculo que simboliza la eternidad.


En el lado izquierdo de la imagen hay un pedestal con dos bustos que miran en direcciones opuestas, uno joven y otro maduro y con barba. Se trata de Jano, el dios bifronte, que mira a la vez al pasado y al futuro. Del pedestal cuelgan unas guirnaldas de flores, que simbolizan la fugacidad de la belleza.




​A lo largo de su vida, Poussin se mantuvo alejado de la tendencia popular hacia lo decorativo tan propia del artes francés de la época. En las obras de Poussin se unen la supervivencia de los impulsos del Renacimiento y una referencia consciente al arte de la antigüedad clásica como el estándar de excelencia. Su propósito era la claridad de expresión que se lograba a través del disegno o "nobleza de diseño" preferido al colore o color.​ Quizá su preocupación con el disegno se puede ver mejor en las copias grabadas de sus obras; entre los muchos que reproducían sus cuadros, algunos de los más exitosos son Audran, Claudine Stella, Picart y Pesne.










Bibliografía : https://www.biografias.es
                     Azcárate Ristori, Pérez Sánchez y Ramírez Domínguez, 1983,

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