jueves, 23 de mayo de 2019

El Tríptico de las Tentaciones de san Antonio obra Jheronimus Bosch

El Tríptico de las Tentaciones de san Antonio es un tríptico del pintor flamenco Jheronimus Bosch, fue realizada entre los año 1520 a 1530 y con unas dimensiones de 118 x 33.5 cm. Actualmente se encuentra en Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica.


El tema de las tentaciones de san Antonio es repetido a menudo en la historia del arte. Fue presentado por vez primera en el siglo X en pinturas al fresco italianas. En la Europa medieval, puede verse una auténtica acumulación del tema en libros iluminados y más tarde en grabados alemanes. Es un tema que interesaba por reflejar la lucha entre el Bien y el Mal, entre Cristo y Satanás.


Estos tres paneles interiores describen escenas de vida de san Antonio . A través del simbolismo se narran los tormentos mentales y espirituales por los que pasó el santo.



En el panel de la izquierda está el Vuelo y caída de san Antonio: en lo alto del cielo, el santo con las manos juntas, es llevado por una nube de demonios. Más abajo una gruta, probablemente un burdel más que el antro del santo, bajo una colina formada por un árbol con forma de hombre sobre sus manos y rodillas. 


Su parte posterior forma la entrada hacia la que se dirige una procesión sacrílega guiada por un demonio que lleva vestimentas sagradas y un ciervo, normalmente figura cristológica pero usado aquí en sentido sacrílego. En primer plano, el santo, exhausto, es sostenido por dos monjes antes de la caída y atraviesan un puente sobre un lago helado; otra de las posibles lecturas es que el demonio lo ha dejado caer y estos monjes caritativos lo ayudan.

​Debajo del santo se ven tres figuras, una de las cuales está vestida de monje y lee una carta. Sobre el lago un demonio pájaro con patines que lleva en el pico un rollo de pergamino con la escritura «graso». Puede que con esto se aludiera al escándalo de la venta de las indulgencias, la figura patinadora podría derivar de los grylloi del arte de época alejandrina.


El panel central, sin embargo, ejemplifica la atracción del Bosco por la habilidad santa de rechazar la tentación. Contiene escenas con todas las posibilidades de perversión ofrecidas al ermitaño. Antonio se arrodilla ante un altar, con su mano en el gesto de bendecir, y al tiempo señalando un Cristo en miniatura, y devuelve la mirada al espectador.


Sobre el fondo, a la izquierda, hay una ciudad en llamas mientras que a la derecha en el cielo un pájaro nave y otra navecilla volante. En primer plano extrañas embarcaciones navegan en una laguna, pudiéndose interpretar el grupo que está en el agua, a la derecha, como una parodia diabólica de la Huida a Egipto y de la Adoración de los Magos


.A la izquierda, siempre en primer plano, de un fruto (parece una calabaza) rojo salen demonios, uno de ellos toca el arpa y está sobre un pollo desplumado (el pájaro es símbolo masculino) y en los pies dos zuecos.


En el panel de la derecha está la Meditación de San Antonio y la reina de los diablos: San Antonio intenta mirar al espectador, pero su vista queda fijada en una tabla rodeada con curiosas criaturas que están pecando. En el cielo dos figuras vuelan sobre un pez, según la creencia, el diablo concedía la facultad de volar a las brujas. En el fondo hay una ciudad con torres, en primer plano una mujer desnuda, esto es, el demonio en forma de reina. 


La reina-diablesa, otras tentaciones variadas, y la agresión física no pueden igualarse a su devoción, el tema más optimista del Bosco.​ Se vuelve hacia un tronco horadado a través de una tienda ladeada por un sapo, junto a él un enano con una capa roja con un molinillo y un aro andador, símbolo de la inconsciencia de la humanidad, en primer plano una tabla con los panes y la jarra de vino, última tentación del santo, está sostenida por demonios desnudos.


La pintura del Bosco se inscribe ambiguamente en la tradición flamenca de la que al mismo tiempo se aparta sutilmente en imaginería y técnica. Ya Karel van Mander, fascinado con su pintura, observó que utilizaba capas de pintura tan finas que a menudo dejaba que se viesen los fondos. En algunos aspectos su técnica carecía del refinamiento propio de los primitivos holandeses. Pero esa nueva técnica, que por otra parte no era exclusiva del Bosco, permitía al pintor trabajar más rápido, al secarse antes las finas capas de color, y con menor coste.​ Sobre una preparación a base de blanco de creta aplicada sobre el soporte, el Bosco dibujaba a pincel y con un material oscuro, con algo de carbón en su composición.

El tema de las tentaciones de san Antonio fue tratado por el Bosco y sus seguidores en diversas ocasiones, destacando el Tríptico de las Tentaciones de san Antonio del Museo Nacional de Arte Antigua de Lisboa. Otras dos versiones del mismo asunto, puertas de un tríptico procedentes del monasterio de El Escorial, se conservan también en el Museo del Prado, donde se catalogan como copias de el Bosco, así como una tercera versión de formato horizontal, de la que se conoce al menos otra copia en el Rijksmuseum de Ámsterdam.




Bibliografía : P. F. R. Carrassat, Maestros de la pintura, Spes Editorial
                    José Pijoán, «Jerónimo Bosch» en Summa Artis, Antología V,







1 comentario:

  1. Caray! Cuánto me alegra que este vídeo que monté hace tanto tiempo con el tríptico de las Tentaciones de San Antonio te haya servido. Un saludo.

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