Un baño en Asnieres, obra de Georges Pierre Seurat. Fue realizada en el año 1884 y con unas dimensiones de 201 x 3 m. Se encuentra en National Gallery de Londres _ Reino Unido
Seurat tenía 24 años cuando pintó "Un baño en Asnieres". La obra tras ser rechazada en el Salón oficial de 1884, fue presentada en aquel mismo año a la exposición de artistas independientes.
De hecho esta tela nos presenta un tema claramente impresionista, sin embargo el tratamiento pictórico para ejecutarlo es bien distinto. En realidad, lo que está haciendo Seurat con esta obra es inventarse un nuevo estilo artístico: el Puntillismo.
Toda la escena la construye a partir de infinitos puntos de luz, sombras y colores, cada uno de ellos aplicado por una única pincelada. De alguna forma está rompiendo las figuras ya que no las dibuja, sino que las construye por puntos, aplicados uno a uno por cada pincelada.
El puntillismo es un estilo de pintura que consiste en hacer un dibujo mediante puntos. Aparece por primera vez en 1884, encabezado por el pintor neoimpresionista Georges Seurat. El procedimiento de su pintura, consiste en poner puntos de colores puros en vez de pinceladas sobre la tela.
Este fue el resultado de los estudios cromáticos llevados a cabo por Seurat (1859-1891), quien llegó a la división de tonos por la posición de toques de color que, mirados a cierta distancia, crean en la retina las combinaciones deseadas.
La escena en sí nos presenta a simples personajes bañándose a la orilla del río, siempre envueltos en una atmósfera ordenada y equilibrada, un orden y equilibrio que surge en medio del caos de la realidad cotidiana, una interpretación que se deduce de las anotaciones preliminares que el propio Seurat dejó por escrito.
En realidad, Georges Seurat invertía un gran periodo de tiempo en la realización de cada una de sus obras, comenzando por esa fase preliminar en la que meditaba y estudiaba tranquilamente las composiciones a realizar, trabajando siempre a partir de modelos geométricos.
La repentina muerte de Seurat en 1891 provocó una gran consternación entre sus amigos y partidarios. Se consideraba al artista como un gran renovador de la pintura cuya muerte temprana daba al traste con todas las ideas y planes que había confiado a unos pocos de sus amigos.
Seurat creía que un pintor podía usar el color para crear armonía y emoción en el arte de la misma forma que los músicos usan variaciones del sonido y el tiempo para crear armonía en la música. Seurat teorizó que la aplicación científica del color era como cualquier otra ley natural, y se condujo a probar esta conjetura.
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