Somerset House es un gran edificio de estilo Neocláscio, que fue anteriormente un palacio Tudor. Con extensiones victorianas, hoy cumple un importante rol en la escena cultural inglesa, aparte de alojar en la parte este al King’s College London. Hoy os contamos un poco más de este interesante icono inglés, así como de su historia y relevancia cultural en el presente.
El actual edificio se alza sobre las ruinas de la antigua Somerset House, un palacio de estilo renacentista que estuvo abandonado desde el siglo XVII y que pertenecía al Duque de Somerset, ejecutado en Tower Hill por traición al rey, y que desde entonces pasó a pertenecer a la corona y fue residencia de importantes figuras históricas como Isabel I, Jaime I y Oliver Cromwell, que murió aquí.
Durante el siglo XVIII se llevaron a cabo grandes renovaciones en Somerset House para que pudiera ser utilizado como edificio público. Se sabe que hasta el año 1819 se estaban llevando a cabo trabajos para terminar la casa.
Varias oficinas gubernamentales operaban hasta el siglo XX en este edificio, entre ellas el registro civil de Londres, y también el Government School of Design, que más tarde sería el Royal College of Art. A partir del 2000 el edificio fue convirtiéndose progresivamente en un centro de artes y aprendizaje.
Somerset House fue utilizado en varias ocasiones como escenario para películas, especialmente por la bonita pista de patinaje que se prepara en el centro del patio frontal durante el invierno. Seguro que la han visto en Love Actually.
Somerset House también ha aparecido en varias películas de James Bond y Sherlock Holmes, entre otras.
A finales del siglo XX comenzó a ser utilizado como centro de artes visuales y fue hogar de varias colecciones de pinturas impresionistas y de antiguos maestros, además de la Gilbert Collection, las Hermitage Rooms, con objetos procedentes del museo Hermitage de San Petersburgo, el Departamento de Música del King´s College de Londres y la Real Sociedad de Literatura, entre otras.
Cuentan que a los británicos les agradan los baños fríos, y posiblemente eso sea en gran parte una herencia dejada por los romanos: la costumbre del baño diario en agua fría, de la que queda testimonio en los antiguos baños romanos de Londres.
En efecto, en el sótano de Somerset House, que es tan interesante como el palacio en si, podemos visitar los Baños Romanos de la Strand Lane, especialmente si eres admirador de la historia romana, ya que, a diferencia de las reliquias que uno puede ver en los museos, aquí te encuentras con una obra aún viviente, de dos mil años de antigüedad.
Aunque esto quizá sea relativo; porque, si bien la tradición es romana, y la construcción primitiva pudieron haber sido unas cisternas hechas sobre la fuente natural de donde procede el agua (el llamado Holy Wellof St. Clement que se encuentra en las cercanías), parece ser que con el tiempo esos primitivos baños desaparecieron y fueron reconstruidos durante el siglo XVII.
Aseguran los entendidos que las medidas de los baños son más típicas de la época Tudor que de la romana, y que poseen azulejos holandeses de dicha época con el famoso diseño tradicional de Delft. Sea. Como fuere, lo cierto es que en el siglo XIX fueron totalmente renovados y abiertos al público.
Los Baños Romanos del Strand también entran en la ficción, cuando Charles Dickens ubica a David Copperfield, el protagonista de una de sus más famosas novelas, escrita hacia 1849-1850, tomando regularmente baños fríos en el antiguo baño romano “al fondo de una de las calles del Strand”.
La dirección exacta es: 5 Strand Lane. Strand Lane está a pocos pasos de la estación del metro Strand; siguiendo cuesta arriba hasta la calle Arundel y girando a la izquierda: allí está Strand Lane. A media cuadra, un letrero anuncia: “The Old Roman Bath” (Antiguo baño romano).
La administración y el mantenimiento de los baños corre por cuenta del Distrito de Westminster, en nombre del National Trust. La entrada es gratuita con una visita guiada desde Somerset House, porque el baño está semioculto por los edificios circundantes, y si uno no se guía por el letrero, puede pasar de largo sin verlo. Para más datos, está en una recova edificada con ladrillos rojos.
Maravillosa información, un saludo desde México!
ResponderEliminar