lunes, 26 de junio de 2017

Farallones de Bandiagara y las mascaras danzantes

Algunas zonas de África son especialmente emblemáticas. El Pueblo dogón supone uno de los ejemplos del enorme abanico etnográfico existente en África, y que hace que sea el descubrimiento de nuevas culturas y uno de los reclamos más evidentes en la visita a la mayoría de países del continente negro. Para todos aquellos a los que los que gusta ver “algo diferente”, investigar “lo auténtico”, incluso, quien pretende buscar los “orígenes de la especie”, que se pierde en la noche de los tiempos, África es un referente.


Los dogones son un grupo étnico que vive en la región central de Malí, al sudoeste de la curva del río Níger, cerca de la ciudad de Bandiagara, en la región de Mopti. Su población está estimada entre 400 000 y 800 000 personas.


Los dogones son especialmente conocidos por sus tradiciones religiosas, sus bailes con máscaras, su escultura de madera y su arquitectura. El último siglo ha visto sucederse importantes cambios en su organización social, en su cultura material así como en sus creencias, en buena medida como consecuencia del atractivo turístico del país dogón.


Los Acantilados de Bandiagara, en Malí, es una fractura geológica de aproximadamente 200 km de extensión. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en la año 1989.

Servía como refugio natural para los dogón, sus paredes escarpadas de roca ofrecían protección y abrigo, por camuflar perfectamente las casas de los dogón. Construidas de mezcla de arcilla, paja y excremento de bovino, eran y todavía lo son casi indistinguibles en la distancia. 


Los dogón llegaron a la escarpe hacia el siglo XV, el período de expansión del Imperio de Malí, pero el lugar estaba habitado por otros pueblos. Hay registros de habitantes en el acantilado desde 3000 años a. C. 

El pueblo Dogón es uno de los pueblos más emblemáticos del Oeste de África. Viven en los alrededores de lo que conocemos como la falla de Bandiágara, una enorme fractura geológica, que presenta unos desfiladero de entre 150 y 300 metros de altura. La falla está habitada desde la antigüedad, primero por el pueblo Telem.


Actualmente la mayoría de dogones practican el animismo, aunque algunos se han convertido al Islam o al Catolicismo. Cada poblado tiene su brujo, que es una de las figuras más importantes del pueblo.

El arte dogón consiste principalmente en la escultura y pinturas murales. Sus motivos giran en torno a valores religiosos, ideales y libertades. Las esculturas dogonas no se realizan para mostrarse en público, y suelen guardarse en las casas, santuarios o mantenerse con el hogón. La importancia del secretismo es debida a la significación simbólica que reside detrás de las piezas y el proceso a través del que son realizadas.


Las temáticas que se pueden encontrar en la escultura dogona son personas con armas levantadas, personas barbudas superimpuestas, caballeros, taburetes con cariátides, mujeres con niños, personas cubriendo sus rostros, mujeres moliendo mujo perla, mujeres portando cuencos en sus manos, burros llevando cargas, músicos, perros, pancos o abrevaderos de cuatro patas, personas inclinándose a partir de la cintura, imágenes espejo, personas con mandil, y personas de pie. 


Uno de los ritos más sagrados de los dogones es el de la ceremonia del Sigui, que se hace cada 60 años. Cada poblado tiene su propio Sigui, que dura 10 días. Esta ceremonia se realiza para conmemorar el paso de su cultura y de su lengua, generación tras generación y el último data de 1967.


En el poblado de Songo encontramos la zona donde se hacen los ritos de iniciación cada 7 años. La zona está llena de vistosos grafitis y supone el espacio donde los jóvenes dogon pasarán a la etapa adulta. Según los dogones, todo ser humano nace con una parte femenina y con una parte masculina. La parte femenina de los hombres reside en el prepucio, mientras que la parte masculina de la mujer, está situada en el clítoris. Es por ello, que durante la iniciación, los hombres son circuncidados, perdiendo su alma femenina, y las mujeres reciben la ablación, perdiendo su alma masculina. Aunque la ablación femenina está prohibida y penada, parece que en algunos puntos podría ser que se continuara realizando desgraciadamente.


En adición, el pintor español Miquel Barceló, quien en 1992 se instala en su casa-estudio de la localidad de Gogoli, en el País Dogón. Un año antes este artista balear había descubierto aquellos parajes recorriendo en piragua con su amigo maliense Amahigueré Dolo los 1.500 kilómetros que separan Ségou de Gao por el legendario río Níger. En enero le visitan en Mali el director de cine Agustín Villaronga y Enrique Juncosa para escribir un guión de una película basada en los libros de Hervé Guibert y Paul Bowles.

Obra de gran Miguel Barceló

En 1993, Jean-Marie del Moral realiza una película documental sobre la obra y las distintas etapas creativas de Barceló, filmada en Mali, París y Mallorca y presentada por el Instituto Cervantes en París. En 1995 Barceló realiza las primeras terracotas en Mali: Pinocchio mort, Two torsos, Têt d’Amo. Como resultado de una nueva estancia en Mali en 1996 realiza retratos sobre papel de gran formato de sus amigos dogones. Un año mas tarde, influenciado por la esencia del arte dogón, pinta por primera vez telas de tamaño medio mezclando tierra, barro y pigmentos naturales con pintura. 














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