jueves, 15 de septiembre de 2016

"El almuerzo en el estudio", obra de Edouard Manet,




"El almuerzo en el estudio", obra de Edouard Manet, del año 1868. Con unas dimensiones de 118 x 154 cm. Se encuentra en el museo de Neue Pinakothek en Munich _ Alemania 


El 26 de octubre de 1863 contrajo matrimonio con la pianista holandesa Suzanne Leenhoff, (la semana pasada la hemos dedicado a sobre su profesora de música y su musa), con la que mantenía relaciones desde 1850. A pesar de la boda, el que casi con seguridad era su hijo, León, nacido en 1852, siguió llevando el apellido de la madre.

El almuerzo en el estudio,1868, Neue Pinakothek, Munich

Léon Köella, el hijo de Édouard Manet, posó para muchas de las obras del artista desde muy temperana edad. Leon Manet, considerado hasta ahora hijo del genial pintor francés Edouard Manet, pudo ser en realidad supuestamente su hermano, según un estudio del crítico de arte Waldemar Januszcak que recoge hoy el diario británico The Independent.


Niño con espada,1861, Metropolitan Museum _ Nueva York
El crítico sostiene que en pleno siglo XIX alguien de la posición social de Auguste Manet nunca habría avalado, sustentado y promovido la dedicación a la pintura de su hijo, y si lo hizo, fue a cambio de que Edouard accediera a adoptar a Leon. Diez años después, el pintor se casó con Leenhoff y la sociedad asumió que Leon, quien sale retratado en numerosos cuadros, era hijo del artista. 

Interior en Arcachon. Suzanne y Léon Leenhoff,1871,
Clark Art Institute, Williamstown

Ningún pintor del grupo impresionista ha sido tan discutido como Manet. Para algunos, fue el pintor más puro que haya habido jamás, por completo indiferente ante los objetos que pintaba, salvo como excusas neutras para situar un contraste de líneas y sombras.

Chico haciendo pompas de jabón, 1867, Fundación Calouste Gulbenkian, Lisboa

Para otros, construyó simbólicos criptogramas en los que todo puede ser descifrado según una clave secreta, pero inteligible. Para algunos, Manet fue el primer pintor genuinamente moderno, que liberó al arte de sus miméticas tareas. Para otros, fue el último gran pintor de los viejos maestros, demasiado enraizado en una multitud de referencias histórico-artísticas.

Algunos creen todavía que fue un pintor de deficiente técnica, incapaz completamente de conseguir una coherencia espacial o compositiva. Y yo afirmo, que por fin, fueron precisamente estos "defectos" los que constituyeron su deliberada contribución a las drásticas y enormemente fructíferas transformaciones que introdujo en la estructura pictórica.




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