Jason de Caires Taylor (nacido el 12 de agosto de 1974) es un escultor inglés especializado en la creación de esculturas contemporáneas bajo el agua que con el tiempo se convierten en arrecifes de coral artificiales. Taylor integra sus habilidades como conservacionista, fotógrafo submarino y el buceo como instructor para crear instalaciones únicas que fomentan la vivienda y el crecimiento de los corales y la vida marina.
En el año 2006 su proyecto más ambicioso hasta la fecha fue la creación del mayor museo de escultura bajo el agua del mundo, MUSA, situadas frente a las costas de Cancún y la costa occidental de Isla Mujeres.las obras en el museo incluyen Hombre en llamas, El Jardinero de la Esperanza, El colecionista de los Sueños y La Evolución silenciosa.
Vivió en Europa y Asia en donde exploró las aguas submarinas desde niño, actividad que acompañó a su instrucción en escultura en London Institute of Arts. Jason deCaires decidió unir los dos mundos en los que se desarrolló, de forma personal y profesional con el fin de incidir de manera positiva en el entorno submarino y crear experiencias estéticas y que causen consciencia sobre el ambiente para los espectadores de su arte. El primer parque escultórico submarino, en las Antillas, se catalogó por National Geographic como una de las 25 maravillas del mundo.
Cabe destacar que la idea de crear figuras submarinas llegó después de que los fondos marinos de esta bahía fueran gravemente dañados por tormentas, quedando los fondos de coral en un peligroso estado de conservación. Taylor vio en su arte la posibilidad de devolver al ecosistema todo aquello que el hombre le había arrebatado: en sus tallas podría regenerarse la vida marina adhiriéndose a las paredes de sus obras. Además, los recovecos que quedarían entre los bloques de hormigón de pH neutro –para no contaminar el agua– serían una excelente morada para cangrejos y otra fauna acuática.
Con sus obras, Jason intenta reflejar cómo la intervención humana o su interacción con la naturaleza no tiene por qué ser siempre negativa. Como añadido a la moraleja que el artista traslada al espectador está el aliciente de que sus creaciones no son obras de arte al uso, puede leerse en la página web underwatersculptures.com. Como dice el propio artista, «descolgar el arte de las paredes blancas de una galería ofrece al espectador un sentido distinto de participación».
Como si de un mundo distópico se tratara, que nos hace recordar a aquella escena del filme Inteligencia Artificial, la exhibición de Underwater Sculptures de Jason de Caires Taylor es entre trágica y paradisíaca. Utilizando la mismísima naturaleza como aliada, resaltando el proceso ecológico natural, "Jason explora las relaciones intrínsecas que existen entre arte y medioambiente.
Sus trabajos se convierten en arrecifes artificiales, atraen vida marina, a la vez que ofrece al visitante un encuentro temporal privilegiado, mientras la arena del fondo del océano y los trabajos cambian de un momento a otro."
El arte de Taylor no solo es bellísimo y asombroso por sí mismo, sino que integra mensajes políticos y ecológicos, sin que eso vaya en detrimento de la pureza de la puesta. A diferencia de muchos artistas modernos, y esto es lo que más me ha asombrado, Jason ha logrado mantener "el mensaje" fuera de sus esculturas. El interés por la ecología que despiertan las obras no es mérito del autor solamente. Lo "único" que ha hecho Taylor es dejar que la naturaleza se exprese, que sea una coautora.
Una obra de arte bajo el agua no es lo mismo que hacerlo en tierra. Hay consideraciones ópticas y físicas a tener en cuenta. En el agua los objetos parecen un 25% más grandes y en consecuencia, parecen más próximos. Los colores son alterados cuando la luz es absorbida y reflejada en diferentes proporciones, con la profundidad del agua afectándola aún más.
El agua es un medio maleable en el cual el visitante puede tener una participación activa con el trabajo. La gran cantidad de ángulos y perspectivas desde las cuales las esculturas se pueden ver, incrementa dramáticamente la experiencia de disfrutar la obra.
El océano está rodeado de misterio. Bajo el agua y alejado de las paredes blancas, el visitante puede interactuar sin restricciones con la obra. El Principio de Arquímedes, unido a la sensación de falta de peso, permite una experiencia física desasociada, fomentando encuentros perceptivos y personales. Mientras el tiempo pasa y la obra cambia, esta se reforma y redefine el paisaje submarino de maneras impredecibles.
Bibliografía :
underwatersculptures.com.
Underwater Wonderland-The-Deep-Sea-Art″ ″Mutual Art″, 3 de noviembre de 2010.
Volver arriba↑ ″Circle Of Life″ ″Diver Magazine″, January 2008.
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