"Volviendo del campo” es una obra de Joan Llimona, realizada en el año 1896, con unas dimensiones de 248 x 174 cm. Actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, en Barcelona_ Cataluña _ España.
Joan Llimona i Bruguera (1860–1926) fue un pintor catalán nacido en Barcelona y hermano del escultor modernista Josep Llimona. A diferencia de otros artistas modernistas, Joan Llimona adoptó un estilo más contenido, espiritual y religioso. Fue cofundador del Cercle Artístic de Sant Lluc, un grupo que promovía un arte moralmente puro, alejado del decadentismo y con un fuerte contenido cristiano.
El estilo pictórico de Llimona se caracteriza por un fuerte intimismo y una profunda espiritualidad. Utilizaba una paleta de colores suaves y apagados —ocres, marrones, grises y blancos—, y prefería composiciones equilibradas y limpias que destacaban por la quietud y la sobriedad. Las figuras humanas en sus obras aparecen a menudo inmersas en un estado de recogimiento o reflexión, casi como si estuvieran en oración. Estas características responden no solo a influencias estéticas, sino también a convicciones morales y religiosas profundas, compartidas con otros miembros del Cercle de Sant Lluc. Así, Llimona se desmarca de las corrientes modernistas más sensuales o provocadoras, apostando por una pintura serena, digna y profundamente ética.
La obra Returning from the Plot (título original en catalán Tornant del tros, 1896) representa a un grupo de mujeres campesinas regresando del campo. Pintada al óleo sobre lienzo, fue presentada en la Tercera Exposición General de Bellas Artes de Barcelona ese mismo año. La escena muestra a estas figuras avanzando lentamente por un sendero, envueltas en un ambiente melancólico, con rostros graves, vestidas con ropas sencillas y tonos terrosos.
Aunque se trata de una escena rural cotidiana, Llimona logra elevarla a una dimensión simbólica y casi religiosa, aludiendo al sacrificio silencioso, la humildad y la redención. El paisaje es despojado y sin distracciones, con el objetivo de resaltar la dignidad y el carácter casi sacro de las mujeres retratadas, que recuerdan a figuras procesionales o incluso a iconos de santas laicas.
No se tiene certeza de que los personajes representados fueran familiares directos de Joan Llimona, pero su tratamiento emocional y la atmósfera íntima sugieren que pudo haberse inspirado en mujeres reales de su entorno.
Era común en la época usar modelos conocidos o familiares para retratos simbólicos. Sin embargo, más allá de su identidad concreta, lo importante es la carga espiritual que el artista otorga a la escena. Estas mujeres podrían representar el ideal cristiano de vida sencilla, trabajo humilde y fe serena, encarnado en el mundo rural catalán que tanto inspiró a Llimona. La obra no es solo un homenaje al trabajo del campo, sino una representación moral del retorno, ya sea a casa, a la tierra o incluso a lo divino, reflejando así las convicciones religiosas y el compromiso espíritu.
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