Salvador Dalí sentía una profunda admiración por Diego Velázquez, considerándolo uno de sus grandes referentes artísticos. Dalí valoraba especialmente la maestría técnica de Velázquez, su habilidad para captar la luz, la textura y los detalles en sus obras.
La admiración de Salvador Dalí hacia la figura y la obra de Velázquez es harto conocida. La costumbre de Velázquez de pintar en el mismo lugar en que tiene lugar la escena, lo que convertía sus cuadros en instantáneas fotográficas, probablemente logró seducir al artista. Esta admiración está presente desde muy pronto en Dalí, e incluso se pone de manifiesto en su vida privada.
Un ejemplo claro de esta admiración es la influencia que Velázquez tuvo en algunas de las obras de Dalí. Dalí realizó varias interpretaciones y homenajes a cuadros de Velázquez, como “Las Meninas”. Además, Dalí adoptó el característico bigote de Velázquez como una de sus señas de identidad, como una manera de rendir tributo al maestro español.
En la obra de Salvador Dalí hemos hallado siempre una u otra forma de descubrir cuáles fueron sus influencias, sus filias y sus fobias. En algunas ocasiones nos lo manifiesta de manera evidente.Dalí llegó a expresar su respeto por Velázquez no solo a través de sus obras, sino también en sus escritos y declaraciones, reconociendo al pintor barroco como una de las figuras más importantes en la historia del arte.
Una anécdota interesante que muestra la admiración de Salvador Dalí por Diego Velázquez ocurrió durante una visita de Dalí al Museo del Prado en Madrid. Dalí, fascinado por “Las Meninas”, se pasó largas horas observando y estudiando la obra. Se dice que Dalí se acercaba tanto al cuadro para examinar los detalles minuciosos que los guardias del museo tuvieron que pedirle que mantuviera una distancia adecuada para proteger la pintura.
Dalí llegó a expresar su respeto por Velázquez no solo a través de sus obras, sino también en sus escritos y declaraciones, reconociendo al pintor barroco como una de las figuras más importantes en la historia del arte.
Una anécdota interesante que muestra la admiración de Salvador Dalí por Diego Velázquez ocurrió durante una visita de Dalí al Museo del Prado en Madrid. Dalí, fascinado por “Las Meninas”, se pasó largas horas observando y estudiando la obra. Se dice que Dalí se acercaba tanto al cuadro para examinar los detalles minuciosos que los guardias del museo tuvieron que pedirle que mantuviera una distancia adecuada para proteger la pintura.
Además, en una ocasión, Dalí declaró que cuando visitaba el Prado, sentía que Velázquez le hablaba a través de sus obras. Esta profunda conexión llevó a Dalí a realizar su propia versión surrealista de “Las Meninas”, titulada “Dalí de espaldas pintando a Gala mirando en el espejo invisible de Velázquez”.
Otra anécdota conocida es la del famoso bigote de Dalí. Él adoptó este peculiar estilo de bigote en homenaje directo a Velázquez, quien también lucía un bigote distintivo. Dalí llegó a afirmar que su bigote era una “antena de telepatía” que lo conectaba con el espíritu de Velázquez, una expresión típica de su personalidad excéntrica y teatral.
Su biblioteca privada está llena de obras sobre distintos autores que lo influenciaron a lo largo de su carrera, entre ellos uno en particular al que Dalí procuró destacar muy especialmente: Velázquez
Bibliografía : El Poder del Arte
https://www.salvador-dali.org
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