El monasterio de Santa María de Montserrat, es una abadía benedictina situada en la montaña de Montserrat, perteneciente a la comarca del Bages, provincia de Barcelona _ España. A una altura de 720 metros sobre el nivel del mar.
El origen del monasterio es incierto: se sabe que, alrededor de 1011, un monje procedente del monasterio de Santa María de Ripoll llegó a la montaña para encargarse del monasterio de Santa Cecilia, quedando así el cenobio bajo las órdenes del abad Oliba de Ripoll. Santa Cecilia no aceptó esta nueva situación, por lo que Oliba decidió fundar el monasterio de Santa María en el lugar donde se encontraba una antigua ermita del mismo nombre (1025). A partir del 1082, Santa María pasó a tener abad propio y dejó de depender del abad de Ripoll.
Esta ermita se había convertido en la más importante de todas las que existían en la montaña gracias a la imagen de la Virgen que en ella se veneraba desde el 880. Alrededor de estos hechos se concibió la leyenda del ermitaño Juan Garín, que inspiró el poema épico culto El Monserrate, de Cristóbal de Virués, y otras obras literarias y artísticas.
Entre los siglos Xll y Xlll se construyó la iglesia románica, y de esa época procede la talla de la Virgen que se venera actualmente. A finales del siglo Xll, el abad regente solicitó que se permitiera ampliar la comunidad de monjes a 12, mínimo requerido para que se considerara abadía. El siguiente siglo fue el del inicio de la lucha de Montserrat para conseguir su independencia del monasterio de Ripoll. Esta independencia no llegó hasta el 10 de marzo de 1410 y fue concedida por el papa Benedicto XIII. En 1476 se construyó el claustro gótico
En 1493 el rey Fernando el Católico envió al monasterio 14 monjes procedentes de Valladolid y Montserrat pasó a depender de la congregación de esta ciudad castellana. Durante los siglos siguientes se sucedieron los abades tanto de la Corona de Aragón como de otras zonas de España.
El siglo XlX fue especialmente trágico para Montserrat: a primeros de siglo fue incendiado dos veces por las tropas napoleónicas, en 1811 y en 1812. El monasterio fue saqueado e incendiado, y se perdieron muchos de sus tesoros.
El conjunto del monasterio está formado por dos bloques de edificios con funciones distintas: por un lado la basílica con las dependencias monacales; y por otro los edificios destinados a atender a peregrinos y visitantes. Estos últimos incluyen diversos restaurantes, tiendas y una zona de alojamiento.
Esta fachada da paso a la basílica propiamente dicha, a la que se accede a través de un atrio construido en siglo XVIII, aunque ampliamente reformado durante el siglo XX. Este espacio se encuentra flanqueado por los sepulcros de nobles de Aragón (Juan II de Ribagorza y Bernat II de Vilamarí), por diversas esculturas representativas de Santos de la Iglesia católica, y por pinturas que recogen las visitas a Montserrat de los Reyes Católicos y de Don Juan de Austria, respectivamente.
Pasado el atrio, se entra en la plaza porticada del Abat Argerich, decorada en sus laterales con pinturas y grabados que representan cronológicamente la historia de la Abadía de Montserrat y con mosaicos en el suelo. Al final de esta plaza se abre la gran puerta que da entrada a la Basílica.
Ya en el interior del recinto, nuestra visita sigue en la iglesia propiamente dicha, construida en planta de una sola nave y de medidas grandiosas (68 metros de largo por 21 de ancho y 33 metros de altura). Está sostenida por unas columnas centrales, con tallas del artista Josep Llimona, que representan a los profetas Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel.
Justo encima del altar mayor se sitúa el camarín de la Virgen, al que se accede después de atravesar una portalada de alabastro (Puerta Angélica) en la que aparecen representadas diversas escenas bíblicas. El Trono de la Virgen es de plata repujada, con dos relieves que representan la Natividad y la Visitación, y una imagen de San Miguel.
La Abadía de Montserrat está regida por una comunidad de monjes de la orden Benedictina. Actualmente, la comunidad está formada por alrededor de setenta monjes que, como en cualquier monasterio de dicha orden, dedican su vida monacal a la oración, el acogimiento y el trabajo, siguiendo el lema de “Ora et Labora”.
El llamado Camino del Ave María, donde es habitual realizar ofrendas en forma de cirios, y que vuelve a dar a la plaza interior de la que antes hemos hablado; aquí destaca una impresionante estatua del Ángel de la Anunciación y una imagen en cerámica mayólica de la Virgen María. Vale la pena indicar que el camino está adaptado para personas con movilidad reducida.
Bibliografía : https://www.visitarmontserrat.com
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