lunes, 19 de febrero de 2018

La Biblioteca Medicea Laurenciana _ Florencia

La Biblioteca Medicea Laurenciana es una de las bibliotecas más importantes de Florencia _ Italia. En realidad se encuentra en el claustro de la medicea basílica de San Lorenzo. Es famosa por conservar aproximadamente 11.000 manuscritos


Obra del maestro Filippo Bruneleschi,(construida entre 1422 a1470 bajo el mecenazgo de Cosme de Medici). Durante la década de 1520, Miguel Ángel Buonarroti diseñó la Biblioteca Laurenciana la sala de lectura y vestíbulo con la escalinata de acceso, anexa a la citada iglesia, aunque los trabajos no finalizaron hasta varias décadas después y ya no bajo la dirección del maestro toscano.



Miguel Ángel tomó como punto de referencia el tipo de articulación de muros desarrollado por sus predecesores florentinos, pero en lugar de seguir con fidelidad los cánones clásicos estipulados por griegos y romanos, utilizó estos motivos —columnas, frontones, ménsulas de manera más personal y expresiva.


En realidad se trata de un vestíbulo para comunicar el claustro con la galería de la biblioteca. Para su realización, alargada en el tiempo por cuestiones personales y políticas, Miguel Ángel cambió por completo el concepto de arquitectura, borrando de un solo plumazo el clasicismo del Cinquecento. 


El edificio acabaría siendo conocido como la Biblioteca Laurenciana, ya que había tenido una gran ampliación de su fondo bibliográfico por parte de Lorenzo el Magnífico a fines del siglo XV.


Hacía falta organizar espacios diferentes para separar los libros latinos de los griegos, y también se querían repartir los libros raros en pequeñas salas, pero al final se acabó optando para organizarlo todo en una gran sala.


Se centraron los esfuerzos en resolver el soporte de la nueva estructura sobre los muros antiguos: en la biblioteca se bajó el nivel del techo y se situaron ventanas muy próximas las unas a las otras, con lo que se conseguía ampliar la luminosidad; el vestíbulo se diseñó como lugar de circulación, con una altura superior, y se añadieron ventanas de iluminación.




Los códices se almacenaban, acostados, en la parte inferior, y sujetados por cadenas, los famosos catenati, cuya extensión tan sólo alcanzaba para colocarlos en el atril. No sólo los manuscritos medievales de la colección medicea, sino los que fueron imprimidos tras la invención de la imprenta, magníficamente ilustrados, y los que se fueron añadiendo en las sucesivas ampliaciones, mediante una intelgente política de adquisiciones


Delante de cada fila de asientos, llamados plúteos (Cada uno de los cajones o tablas de un estante o armario de libros), se encuentra una tablilla colgada de un cáncamo, en la que se indica el contenido de los libros que se guardan en ese reducto.



Escaleras arriba, la sala de lectura es con reiterada contraposición de vanos ciegos rectangulares y cuadrados, una individualizada y recoleta insistencia al estudio y la meditación.


Bajo el actual suelo de taracea de madera de la sala de lectura de la biblioteca existe un enlosado de 15 paneles blancos y rojos de terracota. Este suelo se descubrió por casualidad en 1774 cuando una balda de la escritorio 74 cedió por sobrepeso y se rompió. 


En la obra de reparación se descubrió este suelo oculto. Existen en la actualidad trampillas para que los visitantes admiren este inusual pavimento. Conforman, con losas cuadradas de 2,6 metros de lado, una secuencia basada en los principios básicos de la Geometría. Se cree que las baldosas fueron colocadas siguiendo el diseño del mobiliario original que posteriormente se cambió para aumentar el número de escritorios de la sala.























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