El 27 de abril de 1652 se colocó la primera piedra de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, en Valencia _ España, adecuada al creciente culto tributado a la imagen de la cofradía de "Nostra Dona Sancta Maria dels Ignocents", proyecto que fue encargado al arquitecto requenense Diego Martínez Ponce de Urrana. La misma quedó acabada en el 1667.
La Basílica de la Virgen de los Desamparados |
En la construcción de la capilla intervinieron los maestros José Artigues y José Montero, bajo la dirección del ya citado Diego Martínez. Las obras finalizaron en 1666 y el 15 de mayo de este mismo año pudo trasladarse la imagen desde la Catedral. Entre 1652 y 1660 se realizaron las fachadas exteriores y fue hacia finales de 1660 o principios de 1661 cuando comenzó la construcción de la bóveda elíptica. El 27 de noviembre de 1659 se acordó la construcción de un paso elevado que comunicara la Basílica con la Catedral, es el conocido como "arco novo".
Detalle del interior de La Basílica, obra de Diego Martínez Ponce de Urrana. |
La decoración interior fue realizada entre 1763 y 1767 por el arquitecto academicista Vicente Gascó Masot, según diseños de 1762 del maestro de obras José Herrero. Es de corte clasicista: pilares, capiteles, frontones, ventanas. Toda la ornamentación forma una sola unidad estilística al más puro estilo neoclásico. El interior del templo se articula alrededor de un ovalo central sostenido por ocho pilares adosados de mármol rojo de orden gigante.
Salidas adinteladas obra de José Vergara |
Las cuatro salidas las forman portadas adinteladas en cuyas sobrepuertas encontramos lienzos ovalados salidos de la mano de José Vergara y dos alegorías escultóricas en escayola dorada y policromada a cada lado del óvalo. Las alegorías son obra de Luis Domingo y están fechadas entre 1763 y 1767. Las alegorías representan la más cercana al Altar Mayor a mano derecha: La Prudencia (mirándose en un espejo y con una serpiente enrollada en un remo) y la Justicia (con una espada desenvainada y una balanza).
Le siguen en el sentido de las agujas del reloj: la alegoría del Antiguo Testamento (con un cetro y un libro) y el Nuevo Testamento (con un brazo señalando al cielo y con la paloma del Espíritu Santo). Le sigue La Piedad (con un cuerno de la abundancia) y La Caridad (que lleva un niño en brazos). El cuarto conjunto alegórico más cercano al Altar Mayor representa a La Templanza (lleva un pluma y un freno de caballería) y La Fortaleza (con una columna y hojas de roble). Los lienzos obra del citado José Vergara representan escenas bíblicas relativas a Esther desmayada ante el rey Asuero, Abigail ante el rey David, Deborah y Moisés rescatado de las aguas.
Escena a a los reos condenados a muerte |
Sobre un espacio de planta trapezoidal, casi rectangular, se elevó una Capilla Santuario, cuyo componente más destacado es la inserción de un gran espacio elíptico rematado por una bóveda de sección también elíptica.
El planteamiento interior de estricta simetría respecto a los dos ejes ortogonales de la planta elíptica, se trasladaba a la imagen exterior, mediante la definición de tres fachadas claramente simétricas respecto al eje vertical-central. La disposición de los accesos, doble en las fachadas a la plaza y a la calle de la Leña (según las capitulaciones originales) y centrado en la fachada a la Catedral, junto con la disposición vertical de la bíoveda y linterna, reforzaban la centralidad y simetría de la composición.
La razón de esta multiplicidad de accesos se debía fundamentalmente a plantear la Real Capilla como un templo de peregrinación que debía acoger a un elevado número de fieles.
La cúpula de La Basílica, obra de Antonio Palomino |
Lo más destacable desde el punto de vista arquitectónico de la Basílica es su monumental cúpula de planta ovalada de 18,75 metros de anchura, la articulación entre el recinto oval y el camarín, y como no los frescos de Antonio Palomino de la bóveda.
La bóveda pintada al fresco por Palomino en realidad es una falsa bóveda de ladrillo que fue construida ex-profeso para albergar las citadas pinturas. Entre esta falsa bóveda y el techo de la bóveda original existe un espacio libre bien conocido por los restauradores que recientemente se han hecho cargo de la restauración de las pinturas de Palomino.
La cúpula de planta ovalada de 18,75 metros de anchura |
En sus obras se aprecia la evolución de la pintura barroca de fines del siglo XVII hacia el Rococó y, en último término, el Neoclasicismo que se impondrá en el siglo XVIII. Su estilo muestra la influencia del Barroco cortesano o escuela madrileña de pintura, que conoció durante sus estancias en la capital. Palomino cuida siempre la adecuación de sus pinturas a la temática, al encargo y al lugar al que van destinadas, suprimiendo elementos anecdóticos o secundarios en aras de la claridad, pecando a veces sus obras de cierta rigidez y envaramiento; sin embargo supo dotar a sus obras al fresco de movimiento, color y el característico decorativismo y ampulosidad del Barroco.
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