lunes, 14 de abril de 2014

El Jardín Majorelle: un remanso de paz en medio del caos de Marrakech



El Jardín de Majorelle es un jardín botánico y sede del Museo de Arte Islámico que fue regalado a la ciudad de Marrakech por el modisto francés Yves Saint Laurent. Fue diseñado por el pintor francés Jacques Majorelle (1886-1962) en 1924 en torno a su casa y su estudio, pero lo abrió al público en 1947. En 1980 fue adquirido por Yves Saint Laurent y su amigo Pierre Bergé que lo restauraron, no sólo conservando el espíritu del pintor sino, también, aumentando el número de especies vegetales.



La Casa  Majorelle





En 1919 el pintor francés Jacques Majorelle se instala en la Marrakech del que cae enamorado de las luces, de los colores, de los olores, de los ruidos, de la arquitectura, de los habitantes...
En 1922 compra una finca de palmeras en el borde del palmeral de Marrakech donde en 1931, hace construir por el arquitecto Paul Sinoir, su casa estilo Art déco de una asombrosa modernidad, inspirada en Le Corbusier y en el Palacio de la Bahía de Marrakech. Consta de su vivienda principal en el primer piso y el gran taller del artista en el bajo para pintar sus inmensos decorados.




 El pintor francés Jacques Majorelle



Enamorado de botánica, crea su jardín botánico en torno a su casa estructurado alrededor de una larga cuenca central, con varios ambientes, establecida de una vegetación exuberante donde anidan cientos de pájaros. Este jardín es una obra de arte viva en movimiento, compuesto de plantas exóticas y especies raras de las que trajo de sus viajes por todo el mundo: cactus, yuccas, nenúfares, nympheas, jazmines, bougainvilleas, palmeras, cocoteros,bananeros, bambús... y adornado con fuentes, cuencas, chorros de agua, jarras en cerámica, alamedas, pérgolas..... 




El Jardín de Majorelle



El jardín no es muy grande, pero a mí me cautivaron sus colores, azul, amarillo, naranja y verde, que brillaban intensos a pesar del calor. Además, se trata de un reducto íntimo y alegre, donde el agua y las plantas son protagonistas: macetas de diversos tamaños, estanques, nenúfares, bambúes, cactus, plantas colgantes y palmeras conviven armoniosamente en un mismo espacio.



La Fachada principa 




Por otro lado, llama la atención la bellísima reinterpretación de la arquitectura oriental que suponen cada uno de sus elementos. Un ejemplo de ello es el Museo, que mezcla arte contemporáneo con yeserías árabes en su exterior. También son representativas en este sentido sus fuentes, que recuerdan a las de los palacios árabes.



La fuente de La Casa Majorelle




Así, el Jardín Majorelle es el lugar perfecto para disfrutar de un agradable paseo, de los juegos de luces y sombras y de ese color tan particular presente por todo el jardín, que tiene su origen precisamente aquí.



Decoración de una de las ventanas 




Es en 1937 el artista crea un color azul, azul de ultramar a la vez intenso y claro: el azul Majorelle, con el que pinta las paredes de su casa, luego todo el jardín para hacer un cuadro vivo que abre al público en 1947.
A raíz de un accidente de coche, Majorelle se repatría a París dónde desaparece en 1962. El jardín se deja entonces en abandono.








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