jueves, 19 de octubre de 2023

Lithica: el lugar mágico de Menorca donde paisaje y arte se une


Si cerráramos los ojos dispuestos a desaparecer y viajar a un rincón mágico y auténtico, escondido en un lugar remoto y apartado, nos encontraríamos en Lithica (cuyo nombre proviene del término griego "lithos", que significa piedra) en Menorca, en las Islas Baleares _ España.


Gracias a su porosidad y su variable dureza, el marés (nombre con el que se conoce esta piedra en las Baleares) se deja pulir y tallar con facilidad. Una vez extraído de las canteras, este se mantiene de color blanco; con el paso del tiempo adquiere un tono dorado y, al estar ubicado junto al mar, tiende a oscurecerse.


Encabezada por la escultora y arquitecta francesa Laetitia Sauleau (1957), esta asociación limpió y rehabilitó la cantera después de un largo período de abandono en el que la naturaleza había vuelto a colonizar el lugar. S’Hostal fue entonces transformado y se convirtió en un marco privilegiado para la realización de actividades culturales. Laetitia cuenta a Traveler.es cómo "los amantes de las piedras" llegaron un día a la isla con la propuesta de un proyecto que dignificara la piedra y todo lo que la rodea.



Laetitia Sauleau Lara, nacida en París, estudió arquitectura en la misma ciudad, atraída por el mundo medieval y con un gran interés en la restauración de edificios monumentales. También se sintió atraída por la arquitectura rupestre, especialmente la del renombrado artista Antoni Gaudí. Más tarde, se trasladó a Barcelona para estudiar más a fondo la obra de Gaudí. Durante este período, visitaba ocasionalmente la isla de Menorca, donde descubrió el mundo de la piedra.



Durante su último año de arquitectura, una casualidad la llevó al estudio de una amiga, donde descubrió la escultura. Quedó cautivada por el trabajo con materiales y comenzó a asistir a clases de escultura mientras terminaba su carrera en arquitectura. Resulta sorprendente pensar que donde antes la tierra se abría con las manos y de cuyo núcleo se extraían bloques, hoy se alza un paisaje tan misterioso e inspirador.


Los trencadors, que tallaban a mano, fueron los primeros en generar una obra de arte espontánea, precisamente debido a su falta de intención artística. Posteriormente, las intervenciones en el terreno potenciaron su morfología de forma permanente, esta vez sí, con una intención artística.










Lithica con su trabajo nos permite, hoy, viajar al subsuelo de la tierra para observar la dureza del trabajo del hombre, la belleza paisajística y la memoria de la isla en forma naturaleza.

Este espacio de arquitectura en negativo, excavado y hundido por la extracción del marés es hoy un gran jardín, resultado de la interacción del hombre y la naturaleza. Un espacio lúdico y cultural salvado de la desaparición, que ha renacido respetando las pedreras, los jardines y los caminos laberínticos.








Adentrarse en las Pedreres de S’Hostal es sumergirse en un escenario de contrastes y geometrías inverosímiles. Inmensas paredes verticales separan la zona superior, expuesta a un clima duro de vegetación pobre, de la zona interior, idónea para el cultivo y preparada para ello. Ambos mundos, conectados por escalones irregulares, dan paso a espacios cúbicos y jardines naturales y artificiales. En ellos vemos la herencia y la actuación del hombre sobre el paisaje.








Este paraje se ha convertido en un museo al aire libre ideal para entusiastas de la geometría, de la arquitectura, la fotografía o el paisaje. El rincón idóneo para deleitarse observando la particular personalidad de la vegetación y las esculturas.

Menorca nos sigue sorprendiendo con sus paisajes fascinantes, abandonados y desconocidos. Y muchas veces, los rincones más insólitos se convierten en únicos a través de la historia y de nuestra mirada.











Bibliografía : https://www.traveler.es

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