La basílica de Santa María es una destacada iglesia de estilo gótico, situada en la plaza del Mercado, de la antigua capital nacional de Cracovia _ Polonia. Cracovia fue capital del país y eso se nota en un centro histórico amplio y rico que pertenece al Patrimonio de la Humanidad.
La fachada de la basílica se encuentra flanqueada por dos torres de diferentes alturas. La torre más alta, decorada con una corona dorada, es conocida como “Hejnalica” y en el pasado funcionaba para informar sobre la apertura y cierre de las puertas de la ciudad además de los incendios y los ataques enemigos.
El templo es de tres naves con bóveda de crucería gótica y multitud de detalles artísticos que llaman la atención por lo que se agradece la visita pausada. La bóveda y las capillas se terminaron en el siglo XV y a lo largo de los siglos fueron añadiéndose obras de mayor o menor importancia, testimonio de los diferentes estilos artísticos.
En el interior de la basílica destaca especialmente un retablo de madera, obra del escultor alemán Veit Stoss del siglo XV con más de 200 figuras talladas que, con 12 metros de longitud, es el más grande de toda Europa, el estilo de Stoss se inclina hacía el decorativismo, fuerte caracterización de los personajes, gusto por la riqueza y el detalle.
Los cuadros barrocos que adornan las capillas tienen considerable valor, así como el púlpito y, sobre todo el Sagrario que, con forma de templo renacentista se sitúa en el lado derecho de la nave principal. Es obra del Giovanni Maria Padovano y fue realizado en torno a 1552.
La pintura polícroma de los muros, que tanto color aporta, es muy posterior y fue realizada por Jan Matejko a finales del siglo XIX en un estilo muy próximo a las "arts and crafts" inglesas.
El responsable de este regalo para la vista es Jan Matejko, considerado como el más ilustre pintor histórico polaco. Como no podría ser de otra forma, el entorno es luminoso, acrecentado por la altura propia del estilo gótico de las iglesias para colocar amplios ventanales. El matiz dorado está presente en todas partes de forma sutil, creando un nexo de unión entre los colores pastel de los pilares y el azul turquesa del techo.
En la basílica de Santa María de Cracovia hay cabida también para el art nouveau. Se puede apreciar en las vidrieras situadas encima de la tribuna del órgano, obras surgidas de la colaboración de los artistas polacos Józef Mehoffer y Stanislaw Wyspianski.
Desde la parte superior de esta torre cada hora un trompetista toca el Hejnał mariacki, una melodía tradicional polaca se transmite a mediodía a través de la radio, y en todo el país.
Dice la historia que, un día de 1241, cuando el trompetista tocaba el Hejnał mariacki para indicar que se acercaban los tártaros y que debían cerrarse las puertas, una flecha disparada por un arquero invasor atravesó la garganta del joven, que murió de inmediato. Desde ese momento, la melodía se siguió tocando diariamente, pero interrumpiendo el son en medio de una nota.
Esta basílica es una de las más bellas e imponentes de Europa y, sin duda, una de las más famosas de Polonia.
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