La Madonna Sixtina obra de Rafael Sanzio, aproximadamente entre 1513 y 1514, y con unas dimensiones de 265 cm × 196 cm. Se conserva en la Galería de Pinturas de los Maestros Antiguos de Dresde _ Alemania.
Considerado como un pintor del renacimiento clásico, Rafael personifica la breve y fascinante etapa de la llamada ” Ola del renacimiento”, cuando se logró un equilibrio entre la aplicación de las reglas de la perspectiva, la naturaleza, y una intensa expresión.
Rafael estaba en Florencia en un momento de gran creatividad, y él fue capaz de estudiar las obras de Giotto, Masaccio y Miguel Ángel. Se convirtió en el artista favorito del papa Julio II, que primero le llamó a Roma en 1508 para decorar los apartamentos papales. El proyecto lo inspiró para producir las obras de este genio, y los siguientes encargos del papado. Su estilo maduro estableció un estándar de perfección para el arte europeo hasta el final del siglo XIX, luego se convirtió en un ejemplo para todos los artistas que aspiraban a desarrollar un estilo clásico.
Esta obra de casi 9 pies de alto fue encargada por el Papa Julio II en honor a su difunto tío, el papa Sixto IV, como un retablo para la iglesia de la basílica del Monasterio benedictino de San Sisto en Piacenza, con la que la familia Rovere tenía una extensa relación. La Comisión requería que la pintura representara dos Santos Sixto y Barbara.
La tela de una simplicidad exquisita presenta en el centro a una virgen María joven que desciende hacia el mundo terrenal con el niño Jesús en brazos. El cielo está representado por una nube de cabezas de querubines difíciles de distinguir al primer momento. La tierra está representada en los pies descalzos de la Virgen y en el parapeto en el que se apoyan los dos angelitos y que separa el espacio divino del terrenal donde se encuentra el espectador.
El lienzo de la Virgen, el Niño Jesús, San Sixto y Santa Bárbara se caracteriza por el espacio imaginario creado por las propias figuras, que están de pie sobre una cama de nubes, circundadas por un gran telón abierto de color verde que separa lo terrenal de lo sagrado.
Lo curioso de esta obra, es la presencia de seis dedos en la mano de San Sixto, en la obra “La Madonna Sixtina” (Sixto en latín significa sexto o seis. San Sixto fue el Santo Patrón de la familia Della Rovere).
Los críticos de arte interpretaron durante años, estos dedos adicionales como un error artístico. Sin embargo, en el siglo XVI las personas con seis dedos en sus manos o pies, según la tradición, poseían capacidades especiales en la interpretación de sueños proféticos, algo así como un sexto sentido.
A su vez y esto es más llamativo, seis dedos en una mano izquierda, era también considerado un signo del diablo. Algunos historiadores atribuyen a Ana Bolena polidactilia, es decir la presencia de un sexto dedo. Las deformidades físicas solían ser interpretadas como un signo del mal, es difícil creer que Ana Bolena atrajera al rey Enrique, si realmente hubiera tenido alguna deformidad.
Los ángeles tienen la función de separar los espacios, dar una sensación de perspectiva y quizá restar un poco de dramatismo a la situación por medio de un recurso de alguna manera divertido.
La paleta de colores usada es de tonos fríos con unos detalles de rosado y dorado. La estructura es como de un rombo con el vértice superior en la cabeza de la figura principal, los laterales en los santos y el inferior en los ángeles.
El cuadro se inscribe plenamente en los cánones del renacimiento y reitera lo que dice Gombrich sobre el artista: su maestría para crear imágenes de extrema dulzura, gran sencillez pero profundamente estudiadas y llenas de vida además de ser parte de un equilibrio perfecto donde nada es demasiado y cualquier cosa de menos se sentiría.
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