El Palacio Real o Palazzo Stefano Balbi es uno de los edificios históricos más importantes de la ciudad de Génova _ Italia. En julio de 2006 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO junto con otros cuarenta y un palacios de los Rolli de Génova.
Actualmente es un museo constituido por la residencia histórica, el jardín anexo y la pinacoteca, la Galleria di Palazzo Reale, que constituye una de las principales colecciones de arte de la ciudad.
Representa el primer ejemplo en Europa de un proyecto de desarrollo urbano lotizado por las autoridades y con un proyecto unitario, asociado a un sistema especial de “alojamientos públicos” en residencias privadas pertenecientes a las familias aristocráticas más ricas y potentes de la República de Génova, decretado por el Senado en 1576.
Diseñado por el arquitecto Pier Francesco Cantone. En 1677 fue heredado por Eugenio Durazzo, que lo transformó en un imponente edificio de estilo barroco, parecido a los palacios romanos. En 1824 entra en posesión de los Saboia, que lo adoptan como propia residencia genovesa: por eso hoy lo conocemos simplemente como Palazzo Reale.
Diseñado por el arquitecto Pier Francesco Cantone. En 1677 fue heredado por Eugenio Durazzo, que lo transformó en un imponente edificio de estilo barroco, parecido a los palacios romanos. En 1824 entra en posesión de los Saboia, que lo adoptan como propia residencia genovesa: por eso hoy lo conocemos simplemente como Palazzo Reale.
El suntuoso palacio del siglo XVII, conserva todavía el mobiliario, las obras de arte, objetos de uso cotidiano desde siglos XVII hasta el siglo XIX. Sus salas hospedan una rica colección de cuadros que comprenden obras de muchos artistas italianos y extranjeros (Van Dyck, Tintoretto, Strozzi) y de la escuela genovesa (Piola, Grechetto, Schiaffino), además de esculturas de Filippo Parodi. Cabe destacar la colección de muebles de los siglos XVII-XVIII.
El palacio genovés, concebido para tener dos apartamentos nobles, iguales por el tamaño y la altura de sus aposentos. La fama de tan peculiar morada aristocrática pronto se difunde, atrayendo a visitantes de toda Europa. Desde la planta a nivel del portal, con un espacio común para el quehacer comercial de los Balbi, arranca la imponente escalera que conduce a los pisos superiores. Los frescos del interior, realizados a partir de mediados del s. XVII, se deben a los mejores artistas de la Génova de entonces: Valerio Castello, Domenico Piola y Gregorio De Ferrari.
Los frescos de las dos plantas nobles son de algunos de los principales artistas de la gran época decorativa genovesa: Domenico Parodi, Lorenzo De Ferrari, Valerio Castello, Giovanni Battista y Giovanni Andrea Carlone; a Parodi se debe la sugestiva Galería de los Espejos. En el Museo se exponen más de cien obras maestras y entre ellas: Retrato de Caterina Durazzo de Anton van Dyck, la Limosna de San Lorenzo de Bernardo Strozzi, el Rapto de Proserpina de Valerio Castello y la Sibila Samia del Guercino.
En 1823 los herederos lo vendieron al rey de la Casa de Saboya, como he mencionado antes, que lo dedicó a residencia oficial y en 1842 la familia real encargó al escenógrafo genovés Michele Canzio que renovara algunas estancias, como las salas del Trono y de las Audienzas y el salón de baile, para adaptarlas a las nuevas necesidades de representación. Es a partir de 1919 cuando se convirtió en propiedad del Estado.
El palacio tenía un anexo en el lado hacia el mar, que los genoveses llamaban "Ponte Reale". Este anexo pasaba por encima del camino de acceso (actual Via Gramsci) y unía directamente el palacio con el embarcadero del puerto. Esta parte del edificio fue demolida en 1964 con ocasión de la construcción de la strada sopraelevata.
El jardín que rodea el Palacio Real es una maravillosa terraza que se asoma al casco antiguo y al puerto; destaca su lago artificial de forma octagonal, rodeado por el tipico pavimento ligur, hecho con gorrones de mar blancos y negros, llamado “Risseau”.
Además de ser un lugar de culto y de gran importancia, se han enfocado en dar en este museo a los estudiantes la oportunidad de aprender más acerca de la historia y el arte por medio del contacto directo con las obras presentadas. De esta manera, se busca estimular el poder de observación y deducción de los estudiantes, permitiendo que creen sus propios métodos de interpretación.
El objetivo del Museo Nacional del Palazzo Reale es dar la oportunidad de un mejor aprendizaje en uno de los lugares más relevantes y culturales de Italia.
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