lunes, 29 de agosto de 2016

El Castillo de Colomares se encuentra en Benalmádena _ España. Un monumento de 1.500 metros cuadrados, lo que lo convierte en el mayor monumento dedicado a Cristóbal Colón y un homenaje a las figuras de los Reyes Católicos. También alberga simbólicamente un mausoleo vacío en espera de que algún día puedan descansar allí los restos de Colón. La memoria es una gran artista, hace de la propia vida una obra de arte.


El Castillo de Colomares fue construido a finales del siglo pasado por el doctor Esteban Beltrán y dos albañiles. La obra es un conjunto arquitectónico que mezcla el mudéjar, el gótico y el románico, y que se presenta como un "libro en piedra" del viaje del descubridor.


El doctor Esteban Martín y dos albañiles levantaron con sus manos un extraño castillo. Dejó su carrera de cirujano en Estados Unidos, estudió, diseñó y levantó un abigarrado monumento que reproduce en piedra lo que tanto se ha contado en libros. Entregado a una causa, inspirado por no se sabe qué, dedicó 15 años de su vida y todo su patrimonio a la tarea. Acabó casi arruinado y hoy en Benalmádena resiste algo que no es ni un castillo ni una escultura, sino algo a medias para recordar a Cristóbal Colón y su viaje a las Indias. El resultado es desconcertante y merece una visita.


Desde 1987 hasta 1994, cuando se quedó sin dinero para continuar, el doctor Martín y dos obreros levantaron un inclasificable monumento sobre una parcela con unas formidables vistas al mar. 


Sobre ladrillo, piedra y cemento, Martín y sus dos maestros canteros levantaron torres de 33 metros y perfilaron una reproducción de cada una de las tres carabelas. "No era un trabajo con un horario, si tenían que quedarse hasta la una de la mañana porque a esa hora fraguaba, se quedaban", recuerda hoy Carlos, su hijo. Sobre la piedra hay inscripciones sobre los Reyes Católicos, la Hispanidad y Andalucía.


La idea era hacer un libro en piedra: "Hay que tener la imaginación para tallar esto. ¿Cómo abres el edificio de forma que pueda ser leído? Esto parece anárquico pero si juegas con la historia empieza a tener sentido, fluye la obra".


La idea del doctor Martín era que el castillo se convirtiera en un instrumento de divulgación histórica. El cirujano sufría cuando el 12 de octubre salía a las calles de Estados Unidos y observaba una celebración basada en una especie de fusión histórica.


El Castillo de Colomares te permitirá descubrir diversos elementos de la simbología de los Reyes Católicos, de las tres culturas presentes en la España medieval (cristianismo, judaísmo e islamismo) y de otros elementos del viaje de Colón hacia el nuevo mundo.



Cada una de las tres naves que se usaron para la travesía del Atlántico están representadas en la construcción: La Pinta en la fachada principal, La Niña en la parte más alta del castillo y la Santa María. El complejo arquitectónico de Colomares simboliza este viaje, así como la historia y la cultura de la España de aquella época. Cada fragmento de la composición tiene su propio significado.


Esteban Martín nunca acabó de comprender que lo que a él le supuso desvelos, callos y dinero, en otros sólo provocase encogimiento de hombros. "Cuando vio que no se estaba por la labor, o que en el día a día sobraba, le chocó mucho." 


"No se entendió su pasión". De esta historia tan repetida en la que alguien lucha contra molinos quedó, como otras veces, la obra. Un extraño y desconocido monumento que es un libro y un castillo. "Los diferentes son las que aportan las mejores sorpresas. Hay que dejar a las personas que ejecuten su locura, porque puede resultar algo extraordinario".


El castillo se dedicó durante un tiempo a la cetrería y el significado de la obra quedó olvidado hasta que su hijo lo recuperó y lo dotó de contenido. No es un elemento de exaltación patriótica ni un instrumento para herir a nadie, sino un "libro de historia aséptico", dice su hijo Carlos.


En 1994, primero desconcertado y luego hastiado, colgó la paleta y se refugió en los libros para buscar, recuerda su hijo, palabras de castellano antiguo y los sinónimos más extravagantes, hasta el día en que falleció. 

He visitado muchos castillos y mansiones a las que sus creadores han dedicado todo su esfuerzo, recursos e incluso su vida, acabando muchos de ellos arruinados. No obstante, sus obras, después de pasar varios años de la muerte de su autor, terminan teniendo un valor importante para el Estado o la comunidad en la que se encuentran, quizás demasiado tarde para quien no pudo disfrutar de todo el esfuerzo que realizó.







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