jueves, 10 de diciembre de 2015

"Inés Moitessier", obra de Jean-Auguste-Dominique Ingres



Retrato de Inés Moitessier, realizado por Jean-Auguste-Dominique Ingres, en 1856, óleo sobre lienzo de 120 x 92 cms., Galería Nacional, Londres _ Inglaterra


Ingres retrató en esta obra a Inés Moitessier, quien se nos aparece como un diseño decorativo entre los estampados coloridos de las sedas. Ingres se demoró mucho tiempo en realizarlo, por lo que la Madame Moitessier tuvo que esperar doce años antes de conseguirlo. En su obra destacan la armonía y el tratamiento cuidadoso de la superficie. Para Ingres lo bello no reside en el objeto en sí, sino en la relación entre las cosas; por ejemplo, entre el cuerpo de la mujer, la posición de su mano, el vestido, los accesorios decorativos tales como pulseras, abanico y el espejo del fondo que refleja su perfil.




Este pulido y detallista retrato es casi una fotografía y, de hecho, las fotografías usadas como retratos fueron incrementándose en aquella época. Ingres, sin embargo, era enemigo de la fotografía porque no era selectiva y como puede observarse, él compuso el retrato de Madame Moitessier más bien de acuerdo con la visión ideal que tenía de ella.

La especialidad de Ingres será este tipo de retratos, muy del gusto de la sociedad francesa del Neoclasicismo. Los detalles que consigue el artista con su exquisito dibujo se convierten en el elemento de mayor atracción para sus clientes. En este caso sobresale el estampado del vestido de la dama y la elegancia de la pose. Incluso la figura se refleja en el espejo situado en el fondo, creando un atractivo juego de perspectiva.




Las joyas, los bordados, la textura de la piel, la madera, todos los detalles están realizados a la perfección, resultando un conjunto sumamente equilibrado en el que los colores tienen un papel protagonista. El blanco del vestido contrasta con el rojo del sillón y ambos con las tonalidades oscuras de los muebles. La expresión de la modelo no ha sido olvidada, centrando el artista la atención en el bello rostro de Madame Moitessier, en el que apreciamos cierta influencia de las Madonnas de Rafael, el gran maestro para el pintor francés.




Ingres retrató a Inés Moitessier en otra ocasión. Si comparamos ambos lienzos, podemos observar la diferencia en el tratamiento de la figura. Si en Madame Moitessier sentada se nos aparece como un diseño decorativo casi perdido entre los estampados coloridos de las sedas, aquí la sencillez reconcentrada del vestido y el fondo nos ofrecen una visión mucho más elegante y pendiente de la modelo. El resultado es una figura de aspecto majestuoso, imponente, realizado en mucho menor tiempo que el anterior retrato, para el que la señora tuvo que esperar siete años antes de conseguirlo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario