“La noble genovesa”, obra de Anton van Dyck (1599-1641), fue realizada entre 1622 y 1627, con unas dimensiones de 102.6 × 86.4 cm. Actualmente se encuentra en The Frick Collection, en Nueva York _ Estados Unidos.
Realizado por el artista flamenco Anton van Dyck, es una de las obras destacadas de la colección Frick. Van Dyck, conocido por su estilo refinado y su capacidad para capturar la elegancia y el estatus de la aristocracia europea, pintó este retrato durante su estancia en Génova, alrededor de 1625-1627. Esta época en Italia fue especialmente fructífera para el pintor, quien creó una serie de retratos de la nobleza genovesa, capturando con gran habilidad los detalles de la indumentaria, la textura de las telas y la dignidad de sus modelos.
Anton Van Dyck fue un destacado pintor flamenco del barroco, conocido principalmente por sus retratos de la nobleza europea, especialmente en la corte inglesa. Su estilo se caracteriza por la elegancia y refinamiento, con un uso de la luz y el color que aporta profundidad y suavidad a sus figuras. A diferencia de su maestro Rubens, Van Dyck optó por una paleta más sobria y por transiciones delicadas en la luz, logrando una atmósfera noble y majestuosa que resalta el estatus de sus modelos. Sus composiciones suelen mostrar a los personajes en poses naturalistas pero aristocráticas, dando una impresión de poder, confianza y gracia.
Van Dyck también se distinguió por su habilidad para capturar la psicología de sus modelos, dotando a sus retratos de una expresividad única. La riqueza de detalles en las vestimentas y accesorios acentúa el estatus de los retratados, mientras que la influencia veneciana, especialmente de Tiziano, aporta calidez y sensualidad a su obra. Su estilo de retrato marcó una pauta en Europa y especialmente en Inglaterra, donde su “pose aristocrática” se convirtió en un modelo a seguir, influyendo a generaciones de retratistas en su representación de la nobleza y el poder.
La principal actividad de Van Dyck en Italia, y en Génova en particular, fue la de retratista. La nobleza genovesa, que había conocido la habilidad de Rubens algunos años antes, no quiso dejar escapar la oportunidad de hacerse retratar por el mejor alumno del maestro flamenco. Así fue que a Van Dyck le encargaron numerosísimos retratos, individuales o de grupo. Fue en esta ocasión que Van Dyck demostró su habilidad para retratar también a los niños, a grupos familiares y a hombres a caballo. Entre los retratos de grupo del período genovés el más conocido es La familia Lomellini.
Van Dyck presenta a una mujer de la alta sociedad genovesa, vestida con ropajes elaborados que muestran su rango y posición social. El retrato refleja tanto la riqueza de la familia de la modelo como el estilo grandioso y elegante que caracterizó a Van Dyck. La composición, que muestra a la mujer en una pose elegante y segura, refuerza su estatus, mientras que el manejo de la luz y la sombra resalta la profundidad y la tridimensionalidad de la figura.
La noble Genovesa de Anton van Dyck tiene una interesante historia relacionada con la vida y la carrera del artista. Durante su estancia en Génova, Van Dyck logró ganarse el favor de la nobleza genovesa, una sociedad conocida por su riqueza y su gusto por el arte. La nobleza local estaba ansiosa por mostrar su estatus y sofisticación a través de retratos de gran calidad, y Van Dyck, con su estilo refinado y su influencia de Rubens, era perfecto para capturar su esplendor y elegancia.
Una de las anécdotas que rodea estos retratos es que, para pintar a la aristocracia genovesa, Van Dyck aplicó una táctica inteligente que aprendió de su maestro, Peter Paul Rubens: hacer que los modelos parecieran aún más nobles y majestuosos. Se sabe que Van Dyck mejoraba ligeramente los rasgos físicos de sus modelos y los presentaba con poses casi teatrales, que les daban una apariencia de gracia y serenidad. Esto le ganó fama rápidamente en Génova, ya que las familias ricas competían por tener su propio retrato pintado por él.
Tenía una habilidad especial para representar las texturas de las telas y las joyas, un aspecto que encantaba a las nobles genovesas. Cuentan que en algunas ocasiones, las damas posaban con sus mejores vestidos y joyas, solo para ser retratadas por él en sesiones que podían durar varios días, un proceso que se convertía en un evento social.
Estos retratos, incluidos el de la Genoese Noblewoman, no solo consolidaron la reputación de Van Dyck en Italia sino que también fueron clave para su éxito posterior en Inglaterra, donde se convirtió en el pintor de corte de Carlos I. La nobleza inglesa, al ver la elegancia de estos retratos italianos, buscó recrear el mismo estilo para sus propias familias, lo cual convirtió a Van Dyck en uno de los retratistas más demandados de su época.
Bibliografía : El Poder del Arte