Caspar David Friedrich en su estudio del año 1819 obra del pintor Georg Friedrich Kersting (1785- 1847). Actualmente se encuentra en la Antigua Galería Nacional de Berlín.
Notablemente libre del desorden que normalmente se encuentra en un espacio de trabajo del artista. Representa el acto de la pintura como un proceso contemplativo y reflexivo y, por lo tanto, el estudio sirve como un lugar de pura concentración. Es intrigante que no veamos lo que el artista está mirando mientras la parte trasera del lienzo en el que está trabajando se vuelve hacia nosotros.
Georg Friedrich Kersting es uno de los pintores destacados en la primera generación del Romanticismo alemán. Nació en Güstrow, Mecklenburg, en octubre de 1785. Su formación, al igual que la de tantos otros destacados pintores alemanes de este periodo como Friedrich, tuvo lugar en la Academia de Copenhague entre 1805 y 1808. En este último año se trasladó a Dresde, en donde estableció una estrecha vinculación con Caspar David Friedrich y su círculo.
Con el maestro de Greifswald realizó un viaje a pie por las montañas del Riesengebirge en 1810, el cual habría de mostrarse decisivo para la producción artística de ambos. Asimismo, su relación se repartía por igual con el pintor Gerhard von Kügelgen, con el que pasaba buena parte de su tiempo. Precisamente, sobre estos dos pintores son los dos primeros retratos de interior que realizó, género que, a la larga, habría de convertirse en su especialidad.
Expuestas en la Academia de Dresde en 1811, estas dos obras le reportaron una merecida fama. Tras ellos, Kersting prosiguió realizando obras de este tipo, en las que confluyen una serie de conceptos románticos, tales como el interés por el espíritu del individuo, en su relación con el entorno en que desempeña su sagrada labor creativa. En 1812 pintó varias de sus más conocidas obras, 'La bordadora' y 'Hombre en el escritorio'.
Su estilo sería la iluminación, los sutiles efectos de luz de velas o lámparas que alumbran con suavidad los interiores que solía representar, otorgando a estas escenas una apariencia que trasciende la realidad para convertirse en imágenes solemnes y con cierto aire misterioso, como por ejemplo, Hombre leyendo a la luz de una lámpara del año 1814.
Estos retratos, en especial el dedicado a su mujer en 1832, 'Agnes Kersting', y las escenas de su familia muestran su capacidad para la detenida descripción del ambiente y los objetos, en la que juega con los efectos lumínicos para lograr una atmósfera silenciosa, plena de quietud. Kersting falleció en julio de 1847 en Meissen. Su obra cayó pronto en el olvido, y no sería apreciada de nuevo hasta la recuperación de la pintura romántica a comienzos de este siglo, al igual que le sucedería a Friedrich o Cornelius.
Bibliografía : https://www.artehistoria.com
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