El Teatro Nacional Iván Vazov de Sofía es uno de los principales centros culturales de la capital de Bulgaria. El nombre del teatro es un homenaje al poeta, novelista y dramaturgo búlgaro Iván Vazov, considerado como uno de los mejores escritores en lengua búlgara.
Modelo del arte neoclásico, este singular edificio presenta una columnata cuyos capiteles soportan un friso con motivos mitológicos. Es el más antiguo e importante teatro del país y una de las instituciones principales de Sofía. Está situado en el centro de la ciudad con la fachada principal orientada a los jardines de la ciudad.
Diseñado por los arquitectos vieneses Hermann Helmer y Ferdinand Fellner, siendo finalizado en 1906 e inaugurado el 3 de enero de 1907. Los dos arquitectos estaban especializado en la construcción de teatros, llegando a construir hasta 48 en toda Europa. En esta época hubo un boom en la construcción de teatros, ya que todas las ciudades deseaban tener un escenario propio. Además, las nuevas medidas de seguridad, más estrictas en lo referente a la protección contra incendios, hacían que las reformas fuesen también necesarias.
La diosa Nike doblemente presente en las esculturas que rematan los laterales y las dos torres que coronan el edificio son algunos de los rasgos distintivos del Teatro Nacional Iván Vazov, una de las joyas del arte búlgaro.
En la mitología griega, Nike es la diosa de la victoria. Se la representaba a menudo como una pequeña escultura alada en la mano de otro dios más importante, como Zeus o Atenea, su aliada. Presidía las competiciones atléticas y las disputas militares.
Su estilo arquitectónico introdujo una nueva época en la arquitectura del siglo XX. A través de su estilo se abrieron nuevos caminos en la construcción de edificios, con un redescubrimiento del barroco y con la llegada al Jugendstil o modernismo en las últimas construcciones que realizaron. En este estilo construyeron no sólo teatros, sino también, palacios y hoteles.
La posición casi monopolística de estos arquitectos en el Imperio austrohúngaro, se debía a la alta calidad de sus trabajos unida a reducidos costes, y a una rápida ejecución de las obras, así como a una gran seguridad y profesionalidad en las mismas.
En 1925 se estableció una escuela de teatro como parte del Teatro Nacional. Durante el bombardeo de Sofía en la Segunda Guerra Mundial el edificio sufrió grandes daños siendo reconstruido en 1945. En 2006 el edificio sufrió un proceso de restauración. El teatro tiene un aforo de 750 butacas en el patio, una planta con 120 y 70 más en la cuarta planta.
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