Estupefacto se quedó Fernando I de Médici al contemplar por primera vez este sobrecogedor lienzo de Michelangelo Amerighi (1571-1610), más conocido por Caravaggio. No es solo que el gran duque de la Toscana se sintiera abrumado, sino que la expresión que plasmó Caravaggio en la Medusa es, como la figura mitológica en la que se basó, capaz de dejar petrificado a cualquiera que osara mirarla.
La Medusa fue pintada con oleo sobre lienzo y montada sobre un escudo de madera de álamo, y, curiosamente, a pesar de que el soporte es convexo, el pintor consiguió crear la ilusión de concavidad. De tal manera que la agresividad de la expresión se acentúa en gran medida.
Por un lado se atribuye la elección de tan sórdida imagen a la afición e interés que la alquimia y la nigromancia (adivinación) despertaban en el cardenal Del Monte, y que, según algunos historiadores, compartía con Fernando de Médici.
Se baraja la posibilidad de que, al igual que hizo en muchos otros cuadros, este fuera un autorretro
La Cabeza de Medusa obra de Caravaggio de 1597, con unas dimensiones 60 x 55 cm en La Gaelria de Ufizzi, Florencia _ Italia |
Bibliografía : El Dr. Nami es Licenciado en Historia del Arte
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